Aquella tarde en aquella terraza de la que sería nuestra casa ella me ha dado el sí más importante que podría recibir en mi vida. Aquel 9 de septiembre ha aceptado casarse conmigo, algo que pensé que ella no aceptaría por sus dudas, pero afortunadamente me equivoque. Pareciera que han pasado meses de aquel día, pero en realidad han pasado tan solo siete días. El problema, es que he pasado la mayoría de esos días lejos de ella a causa de los viajes que tenía pactados y como cada vez que estoy lejos de ella, las horas se me hacen eternas.
Afortunadamente, el papeleo para comprar la casa marcha de maravilla y es tan solo cuestión de unos días más para no tener que separarme de su lado nunca más. Cada día me enamoro más de Aria, si es que eso es posible. Cada conversación que hemos tenido en
