Capítulo 3 (Dannya Menchaca)

2324 Words
Van pasando los días y Kenneth y yo nos llevamos muy bien, la verdad es un gran inquilino, me ayuda en todo y siempre está al pendiente de cualquier cosa que haga falta en el apartamento. Es extraño pero parece que no le gusta estar solo, cada vez que me pongo a escribir se sienta a mi lado y se entretiene leyendo mis libros, no tardó mucho en terminarlos todos, y claro, me hace críticas porque según él, los protagonistas son demasiado perfectos y no pueden ser normales. Hoy como todos los sábados me pongo a hacer la limpieza y Kenneth me ayuda, por lo que terminamos mucho más rápido los dos juntos. —Bueno, ya está todo limpio ¿qué haremos ahora? —me pregunta Kenneth dejándose caer en el sofá. —Pensaba ir a ver a mi madre ¿quieres acompañarme?  —¿Te quedarás allá? —Si. —¿Y cuándo regresas?  —Mañana, sólo me quedaré una noche. —Está bien, te acompaño, ya tengo ganas de ver al viejo. —Perfecto, le va a dar mucho gusto verte. Nos vamos a nuestras habitaciones a cambiarnos, preparo una pequeña bolsa y cuando salgo Kenneth ya me espera listo. Toma mi bolsa y salimos del apartamento. —Kenneth yo podía cargarla, recuerda que tú estás en recuperación. —No te preocupes, no pesa, además soy un caballero. —¿Quiere conducir caballero? —le pregunto haciendo una reverencia. Sonríe y niega con la cabeza. —Es mejor que lo hagas tú, la pierna aún me lastima para poder conducir. Asiento, nos subimos al coche y salimos rumbo a la carretera, nuestros padres viven en Columbus, por lo que tenemos que viajar por una hora y media para llegar. Después de casi una hora de camino lo noto un poco serio. —¿Qué pasa Kenneth por qué estás tan serio? —Tengo un poco de dolor en la pierna, olvidé tomar las pastillas de hoy. —¿Quieres que lleguemos a comprar algún analgésico? —No, no es necesario, ya que lleguemos tomaré algo en casa de mi padre. Recarga la cabeza en el asiento y se queda dormido. No sé porqué, pero Kenneth siempre ha tenido eso que atrae a las mujeres, puedo contarme entre ellas, a mis 15 años era mi amor platónico, aunque lo veía en mi casa a diario, siempre andaba con una chica nueva y por supuesto muy hermosa; para mi mala suerte tiene muy buen gusto, en todo, volteo a verlo de vez en cuando y está profundamente dormido. Estamos por llegar a casa de mi madre y se despierta. —Amber, me puedes dejar en casa de mi padre, por favor. —Claro. —¿A qué hora volvemos mañana?  —¿Te parece bien a las 5? —Por supuesto, te estaré esperando —se baja y toma su mochila—. Nos vemos después. —Si, adiós —contesto mientras se aleja para entrar a casa de su padre. Llego a casa de mi madre y me encuentro al señor Colton en la cocina. —Hola mamá.  —Hola hija ¿cómo estás? —se acerca emocionada a abrazarme. —Muy bien, no me puedo quejar —contesto sonriendo y la abrazo. —No tardes tanto en venir a verme, se me hacen muy largas las semanas. Me quedo viéndola y me sonríe. —Señor Colton ¿cómo está? —pregunto acercándome a saludarlo.  —Hola Amber, muy bien ¿y tú?  —Pues no me lo va a creer, pero acabo de dejar a Kenneth en su casa. Él se pone de pie muy contento. —¿De verdad? —Si. —No me avisó que vendría. Mi madre le sonríe. —Ve Walter, si quieres puedes traerlo a comer. Asiente y sale emocionado. —Parece que le dio mucho gusto. —Y como no hija, si ya tenía meses sin verlo. —Cierto, igual que nosotros a Elliot. Mi madre asiente. —Así es hija, pero es normal que Walter estuviera más ansioso, sobre todo por el accidente de Kenneth. —Si, tienes razón. —Pero bueno, ya está aquí y eso es lo más importante, ahora cuéntame ¿cómo te va con tú nuevo huésped? —Muy bien mamá, Kenneth me ayuda con la comida, con la limpieza, la verdad no me puedo quejar. —Vaya, así que después de todo es una joyita el muchacho. —Algo así. —Me alegro que se lleven bien hija, para él hubiera sido muy difícil viajar a diario al trabajo o al hospital. —Lo sé mamá, además no me molesta, la verdad. —A mí tampoco me molestaría. —Me imagino, sobre todo si fuera su papá, que pasa mucho tiempo aquí últimamente. Mi madre se pone roja y sonríe, en eso escuchamos que la puerta se abre y vienen Kenneth y su padre abrazados. —Hola señora Spencer ¿cómo está? Mi madre se acerca y lo abraza muy contenta.  —Muy bien Kenneth, me alegra mucho ver que estás bien, nos diste un gran susto. —Gracias por estar al pendiente. —Ni lo digas hijo, eres el mejor amigo de Elliot y siempre has sido parte de la familia. Kenneth sonríe y voltea a verme. —Parece que no vas a poder descansar de mí. Pongo los ojos en blanco y hago una mala cara. —Tan emocionada que estaba. —¡Amber! —me regaña mi madre. —Es broma mamá, Kenneth lo sabe —sonreímos y ayudo a preparar la mesa. Parece que mi madre hizo comida para todos los vecinos porque tiene todo un buffet preparado—. Mamá ¿a quién más vas a invitar a comer? —A nadie hija, pero ya sabes como soy, prefiero que sobre y no que falte. Empezamos a comer y Kenneth nos platica un poco del trabajo que están haciendo en África, escucharlo hablar me hace sentirme orgullosa de él y de Elliot. —Extraño tanto a Elliot —dice mi madre melancólica. —Me lo imagino mamá, yo también tengo muchas ganas de verlo. De pronto veo que Kenneth hace un gesto de dolor y recuerdo que no tomó sus pastillas. Me pongo de pie y entro a la casa para traerle unos analgésicos. —Espero que te ayuden con el dolor. —Gracias Amber —los toma de inmediato y me sonríe. Mi madre no deja de observarnos, incluso la notó entusiasmada. Ya bastante tarde se despiden y se van a su casa. —¿Mamá hay algo que me quieras contar? —le pregunto con curiosidad y ella se pone roja por lo que sonrío. —Quiero esperar a que regrese Elliot. —Está bien mamá, pero quiero que sepas que me alegra verte feliz. Se acerca y me abraza. —Gracias hija, pero ya, vámonos a descansar que luego me harás hablar de más y prefiero esperar. —Está bien, aunque las acciones y las miradas hablan por sí solas. Mi madre suelta una carcajada.  —Vámonos a descansar, mañana Walter nos va a preparar comida en su casa. —Definitivamente no me voy a separar de Kenneth, ni el fin de semana. Mi madre sonríe. —No parece que te desagrade mucho estar cerca de él. —Ay mamá, Kenneth nunca se fijaría en una mujer como yo. —No digas eso Amber, eres una mujer muy hermosa, además tienes un corazón muy noble. —No me siento fea mamá, pero tú sabes el tipo de mujer que le gusta a Kenneth. —Bueno hija él se lo pierde, además es algo mayor para ti. —Oh si, casi me dobla la edad, podría ser mi padre. Mi madre sonríe. —¡Exagerada! Le doy un beso y voy a mi habitación. Me cambio y me voy a dormir. Después de dar varias vueltas en la cama como siempre, por fin me duermo. Por la mañana me despierto muy descansada, me doy una ducha y me pongo un pantalón deportivo y una blusa algo suelta. Voy a la cocina y mi mamá ya tiene listo el desayuno. —Buenos días, mamá. —Buenos días, hija, hoy me llamó Elliot muy temprano, parece que sé presentó algo y vendrá muy pronto, aunque sólo será por unas semanas. —¿De verdad? —Si, vendrán varios de sus compañeros. —Me alegro mucho. —Yo también. Mientras desayunamos mi madre me interroga por mi trabajo, ella es una de mis fieles lectoras. —Tengo algunos problemas mamá. —¿Por qué hija, qué pasa?  —La editorial cambió de dueños y resulta que mi nuevo jefe quiere nuevos proyectos, me está pidiendo una nueva historia a la que no estoy acostumbrada. —Hija tal vez sea un poco difícil al principio, pero ya verás que te quedará estupenda como las anteriores. —Lo veo muy difícil, pero sin duda haré mi mejor esfuerzo. Terminamos de desayunar y recogemos la cocina entre las dos, a mi madre se le ocurre hacer un pastel de manzana para que llevemos a casa de los Colton. —Mamá estoy segura que al señor Colton lo conquistaste con tú comida. Ella me sonríe muy contenta. —Tal vez sea un poco extraño, pero hace mucho tiempo no me sentía tan entusiasmada. —Me alegro mamá. —Ya no me hagas hablar de más. —No te preocupes, cuando nos cuentes a  Elliot y a mí, me haré la sorprendida. Mi madre suelta una carcajada. —Ay Amber. Terminamos de hacer los pasteles y llega la hora de ir a casa de los Colton, mi madre sube a arreglarse y después de unos minutos baja muy guapa. —Hija anda ve a cambiarte que ya nos vamos. En realidad yo no pensaba cambiarme, pero ya que mi madre insiste subo a mi habitación. Me pongo un pantalón de mezclilla con una blusa de color rosa y me pongo un poco de color en los labios. Cuando bajo mi madre me sonríe. —Que guapa hija, ahora sí, vámonos. La casa de los Colton está a sólo unas casas de la nuestra, así que llegamos muy rápido, nos recibe el  señor Colton muy emocionado. —Vaya, que mujeres tan hermosas. Mi mamá sonríe coqueta y me siento muy emocionada de verla así. En eso viene Kenneth bajando las escaleras. Se ve muy guapo, trae una camisa beige y pantalón de mezclilla. —Mi padre tiene toda la razón, están muy guapas —se acerca y nos saluda con un beso en la mejilla. Después vamos directamente al porche y ellos ya tienen todo preparado, hay comida como para una semana entera, parece que mi madre y el señor Colton tienen mucho en común. Estoy muy entretenida comiendo cuando suena mi teléfono, me pongo de pie para contestar y me alejo un poco. —Hola. —Amber, espero que me tengas buenas noticias. —¿Quién habla?  —Soy Garret, tú jefe. Ruedo los ojos con molestía. —Te recuerdo Garret, que me faltan algunos meses para entregar mi novela. —Lo sé, pero quiero que me muestres lo que ya tengas escrito. —De ninguna manera, yo así no trabajo, y como me imagino que leíste el contrato, debes de recordar que ahí dice claramente, que entregaré mi trabajo completo al final del plazo estipulado. Lo escucho sonreír. —Ahora si me disculpas, hoy no es día laborable por lo que no tengo porqué atenderte. Cuelgo furiosa y tengo ganas de aventar mi teléfono ¿pero qué se cree este tipo? —¿Estás bien? —me pregunta Kenneth mientras se acerca a mi. —Si, sólo que mi jefe me sigue presionando. —¿Era él? —Si. —Bastante intenso tú jefe. —Demasiado, quiere ver que tanto he avanzado con el nuevo libro. —Pues tendrás que callarlo de alguna manera. —Lo sé, ya veré que hacer. Pone su mano en mi cintura y volvemos a la mesa a terminar de comer. Nos quedamos disfrutando de la maravillosa tarde por un rato más hasta que veo el reloj y me doy cuenta de la hora que es. —Kenneth, creo que es hora de irnos. Revisa su reloj y asiente. —Tienes razón, se me pasó el tiempo volando. —A mi también, voy por mi maleta y regreso por ti. Me despido de mi madre y del señor Colton y voy a recoger mi maleta. Vuelvo por Kenneth y nos vamos de regreso a Atlanta. —Oye Amber, parece que lo de nuestros padres va muy en serio. —¿Por qué lo dices?  —Mi padre me habló de boda y todo, sólo están esperando que vuelva Elliot. —¿De verdad? —Si. —Qué sorpresa, pero me alegro mucho por ellos. —Seremos medios hermanos. Volteo a verlo y me sonríe. —Es mejor que empieces a respetarme, ya que seré tú hermano mayor. —¿No me digas? —Pues si, tengo que decírtelo para que quede claro de una vez, de ahora en adelante las cosas van a cambiar. Suelto una carcajada. —Con un hermano mayor sobreprotector, tengo más que suficiente. —Pues de ahora en adelante seremos dos, así que mucho cuidado con lo que hagas. —A eso lo llamaría, el colmo de la mala suerte. Me sonríe.  —Ya hablando en serio, mi papá está muy contento. —También mi mamá, aunque ella no me ha dicho nada claramente. —Me imagino que quiere contarles a ti y a Elliot juntos. —Si, también me lo imagino. Llegamos al apartamento y encontramos una limusina estacionada afuera del edificio.  *******♥****♥******* Hola, emocionada por esta nueva aventura, espero que la disfruten tanto o más, de lo que yo la he disfrutado al escribirla, gracias por sus comentarios y por todo su apoyo. Las quiero un montón ♥ Comenzamos...
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