—¡Maldita bruja mal nacida!—le escupió harto de su altanería. Saco de uno de sus bolsillos su teléfono, busco rápidamente el número de Julián y marco. El buzón de voz fue quien tomo la llamada expresando lo siguiente: "Estás llamando al número de Julián Cazares, por el momento no puedo atenderte, me encuentro de vacaciones, pero veré si puedo contestar tu llamada más tarde" —Maldición—murmuro Roberto, había olvidado que desde que había tomado licencia por vacaciones, el teléfono de Julián estaba apagado, muchas otras veces ya le había ocurrido lo mismo, lo había llamado por teléfono para alcoholizarse o ir por mujeres, pero ese estúpido correo de voz era el que siempre contestaba sus llamadas y para colmo no se había dignado en volver a llamarlo como prometía. Colgó enseguida y al girar