Se podía sentir la incomodidad que Camila le había hecho sentir a Silvia con la expresión que sostenía en el rostro, así que cuando hubo silencio y solamente se podía escuchar el sonido del exterior, ninguna de las dos dijo nada por temor a escuchar la voz de la otra.
Después de unos quince minutos más de camino Camila observo por la ventana que habían entrado a una zona residencial en la que el chofer tuvo que mostrar una identificación para pasar una caseta de seguridad.
Cuando los guardias les permitieron el paso, Camila observo con atención las casas y edificios de la zona residencial, agradeció que los vidrios del auto fuesen polarizados si no de esa forma la hubiesen observado admirar con asombro la ostentosidad del lugar, su cara delataba que ella nunca había estado antes ahí y q
