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—Bastian… ¿qué haces acá? Yo ya iba para el comedor —le comento extrañada de verlo en mi puerta.
—Laureen… me tomé el atrevimiento de venir por ti, además que mi hermana y los pequeños se quedaron descansando en el camarote —. Noto su mirada ansiosa y expectante ante lo que yo vaya a decir.
—Debiste quedarte descansando con ellos —. Niega y me sonríe de una forma que me hace poner nerviosa.
—No quería quedarme allá, sino venir a verte y si deseas, ir a cenar solamente conmigo —propone con un poco de timidez. Muerdo mi labio porque algo tiene este hombre que me ha atraído a él como un imán, desde que llegué a este barco.
—Me encantaría ir contigo —contesto y sonríe ampliamente.
—Entonces, por favor, venga conmigo —habla con voz ceremoniosa y me extiende su mano par
