○○◘◘••♥♥••◘◘○○ —¡Mamá! —grita el pequeño y corre hacia los brazos de la mujer, quien lo espera agachada y con los brazos abiertos. Puedo ver a Bastian sonreír al verlos. Yo me siento tan acorralada, que no sé ni qué cara hacer. No soy capaz de mirar a la cara a nadie, pero tampoco tengo hacia donde correr. —Damas… —saluda Bastian cuando llega hasta donde estamos. Yo hago un asentimiento leve con mi cabeza y él le da un beso en la frente a la mujer —. ¿Conseguiste un buen libro para este par? —le pregunta y ella le muestra el libro que tiene en la mano. —Eso creo, aunque me entretuve hablando con ella —me señala. —Se llama Laureen —dice él tranquilamente y estoy segura de que mi cara debe ser un poema porque lo veo reír un poco al verme. Su hija llama su atención y él se agacha par