NICHOLAS La sigo por los pasillos de la residencia, sus caderas se mueven provocativamente mientras sale “enfadada” de la residencia. Mi vista se dirige a su culo, redondo, tonificado, y que me cabe perfectamente en las manos. La cagué pero bien, pero fue la zorra aquella que me saltó a la boca cuando vio que estaba borracho. Comprendo a la pelirroja, yo me habría puesto peor que ella, pero ella no es yo, ella saber perdonarme por todas mis cagadas. –Deja de mirarme el culo –Dice saliendo del edificio. Enarco una ceja. ¿Cómo coño lo sabe? –He hecho cosas peores con él. Niega soltando una risa y se para hasta que estoy a su altura. – ¿Crees que vamos a poder cuidar de Rose? –Me mira con nervios y yo sonrío al ver su expresión de niña asustada. –Claro, la meta