El Hermano Equivocado.

2560 Words
Maxon Knox: Están esos momentos en la vida que te hacen preguntarte ¿Cómo carajos he llegado hasta aquí? ¿Qué decisiones he tomado para llegar a este punto de mi vida en donde no tengo ningún control? ¿Había sido esta mañana, cuando decidí no ir a trabajar a la oficina? o tal vez había sido hace un mes, en una de esas pequeñas decisiones que no importan en el momento pero que crean un efecto mariposa hasta el día de hoy. Lo único que sé es que no comprendo lo que esta pasando ahora mismo, y menos cuando estoy encerrado con tres hombres en un mismo carro.  ―Tiene que haber una clase de confusión. Yo no he intentado matar a nadie―. proclamo en la parte de atrás de la patrulla policiaca. Mis manos en mi espalda me piden auxilio, me ruegan que las saque de las esposas metálicas que se clavan en mi piel. ― Hemos estado patrullando alrededor de su casa por horas. Si no ha hecho nada ¿por qué había huido? ―resoplo exasperado. ―No huí a ninguna parte, era acción de gracias. Estaba comiendo con la familia de mi prometida. ―respondo. Vuelvo a pensar en Ava y el corazón se me encoge. El solo pensar que  la dejamos atrás, sola y confundida, me hace hervir la sangre. Quisiera que al menos haya ido a casa para descansar un poco, pero la conozco tan bien que sé, aun sin mirar, que es el carro detrás de nosotros. ― ¿Me quiere contar cómo se hizo eso de la cara?― responde sarcástico evadiendo lo que dije, y en este momento sé a qué juega.  ―No responderé más preguntas sin la presencia de mi abogado. ― ladro de vuelta. ―Está bien señor Knox. Cuando lleguemos podrá llamarlo.― dice y todo el auto se queda en silencio.  Cruzamos hacia la izquierda por última vez y finalmente veo la estación de policía, donde se que al cabo de dos minutos este ridículo malentendido se resolverá.  El oficial a mi lado se baja y me ayuda a salir de manera tosca.  Los dos oficiales me toman de ambos brazos y me conducen hasta la entrada. Como si estuviéramos en sintonía, en ese momento escucho las llantas chirriando sobre el asfalto y se que ya llegó, pero no me da tiempo de voltear a mirarla. El tercer oficial abre la puerta y me empuja hacia dentro. Estoy tan cansado de todo lo que sucedió este día que ya no me quedan fuerzas para decir nada. Se siente como dejarse llevar por la marea, sin ánimos de pelear contra ella, solo flotando a la deriva de lo que me espera.  El hablar con los padres de Ava tomó gran parte de mi energía del día. No sabía lo muy exhaustivo que podía ser el dejar a otros ver cómo me habían afectado, como me habían herido. Luego, en la cena, Daniel jugó a ser el más gracioso y me sacó de mis casillas. Lo único bueno que sacamos de la noche es que ahora Ava es mi prometida, y que sé que pase lo que pase contamos con el otro; pero ni siquiera esa alegría duró, porque mi hermano inmaduro no tuvo las agallas para enfrentarme antes de la cena sino después, cuando su hermana y yo estamos felices. Por una parte me alegra el no tener que escondernos más, pero la manera en cómo se enteraron no fue la más bonita, ni la más decorosa. Bueno, al menos hay que agradecer que ambos llevábamos ropa, unos minutos mas tardes y no podría estar diciendo lo mismo.  Jaxon dejó muy claro que no quiere estar ni a un metro cerca de mí y yo no puedo obligarlo a que me perdone por ignorarlo todos estos años. Es muy tarde para disculpas y mucho menos me disculparé por amar a su hermana. Por un minuto estoy tan sumergido en mis pensamientos que no me doy cuenta que estamos caminando por pasillos interminables, todos grises y sosos, son tan aburridos que mi cerebro deja de querer recordar por dónde hemos pasado. Finalmente, abren una puerta y me hacen señas para que me siente. Lo hago. ―Uno de nuestros detectives vendrá en un momento, también nos puede dar el numero de su abogado, lo llamaremos por usted― Dice uno de los tres hombres que me acompañaban en el auto y yo lo único que hago es asentir. Me sueltan una mano, escribo el numero de Eric, mi abogado de toda la vida y el oficial se va, no antes de volver a poner mis manos en mi espalda. Me quedo mirando hacia el vidrio oscuro que tengo al frente, donde sé que más personas me están observando. Volteo hacia el otro lado y trato de calmar las náuseas y el  sudor que me corre por la espalda. No quiero que malinterpreten mi fobia con alguna clase de señal de que soy culpable.  Trato de pensar en otra cosa que evite que vuelva a mirar mi reflejo.  Ava en la playa, Ava en casa por las mañanas, Ava enojada, Ava por las noches... Pasa una eternidad sin que nadie regrese y por un segundo pienso que se han olvidado de que estoy aquí. El cansancio me empieza a golpear. Resoplo para mantenerme despierto y trato de mover un poco las piernas que también se están empezando a dormir. La puerta se abre y entra Eric. Vestido con traje y corbata. Deben ser alrededor de las 3 am y el pareciera que estuviera listo para pelear con cualquiera que se le atraviese. Junto a él entra una mujer de pelo castaño que parece rondar mi edad, o tal vez un poco mayor. Sus ojos van directo a mi ojo hinchado y mi labio roto. Eric por fin deja de observar a la detective y se enfoca en mi cara. ―Uy hombre, espero que el otro se vea peor que tú― bromea y la detective sube una ceja. ―Señor Ortiz, estamos aquí porque su representado está siendo acusado por intento de homicidio. Esto no es un juego. Eric cambia su semblante y vuelve a parecer el guerrero de hace un minuto antes de que ella entrara― Si bueno, ya hable con la policía y se que mi representado está siendo culpado de forma injusta. ¿Por qué está esposado siquiera? ―Porque se considera una persona peligrosa, señor Ortiz. Ha atacado a una mujer y su cara no me está dando una buena señal de que no haya sido así. ―Esto me lo hizo mi hermano menor.― declaro para que ambos se callen.― Y no he atacado a nadie. Obviamente tienen a la persona incorrecta. La agente finalmente se sienta en la silla al frente y Eric hace lo mismo. Por primera vez puedo ver el nombre de ella en su uniforme. Barbara pone una carpeta sobre la mesa y la abre. Toma un bolígrafo de la solapa de su traje y empieza a escribir mi información. ―¿Podemos saber dónde estaba ayer a las 10 am de la mañana señor Knox?― Escribe en su libreta sin mirarme.  ―Ayer por la mañana estuve comprando un anillo de bodas para mi prometida. Mi guardaespaldas y la señora que me lo vendió pueden comprobarlo. ― Ella asiente y para su garabateo. ―¿Compró el anillo ayer y ya se lo propuso? Vaya, pensé que los ricos lo planeaban por meses ¿Por qué la prisa? ¿Acaso teme que se le escape?― Aunque sus palabras tienen un poco de verdad en ellas no dejo que vea nada de lo que pienso. Tener una cara que no deja nada a la interpretación siempre ha sido lo mejor de mi autocontrol.  ―Cuando conoces la indicada solo lo sabes.― es lo único que contesto. ―Donde estaba hoy a las 3pm.― Demanda en saber. Barbara empieza a escribir más fuerte y me inclino un poco, casi por inercia, para ver qué escribe. ― Estaba en mi casa, trabajando desde casa antes de ir a la casa de mi prometida― vuelvo a responder. De verdad me gusta decir la palabra, pero tengo que parar si no quiero que esta mujer haga mas preguntas de mi familia.  ―¿Tiene alguna prueba de ello?― asiento. ―Estuve en una video llamada con mi junta directiva hasta las 2:30pm, pero también tengo cámaras de seguridad en toda mi casa. ―La agente levanta las cejas con cara de “este tipo está loco” y siento la necesidad de defenderse.― Nunca sabes cuándo necesitarás pruebas de que estabas en casa― refuto su pensamiento silencioso. ―Esperaremos a que su abogado traiga la evidencia de sus coartadas, mientras tanto se tendrá que quedar aquí en la comisaría.― saca dos hojas de su carpeta y me quedo sin habla gracias a las fotos que estoy viendo. ― ¿conoce a esta persona, cierto? Asiento. Miro las fotos llenas de rojo y morado. Su cuello está completamente crudo con marcas rojas. No creo que eso haya sido creado por manos, parece más una marca de … ¿sábanas? En la otra foto se ve la abertura en su cráneo como si le hubiesen pegado con algo muy grande y con demasiada fuerza. Aunque la odie con toda mi alma el estomago me da un vuelco― Si, ella es mi madre. ―¿Desde cuándo no la ve, señor Knox?― no puedo apartar mi mirada de las fotos en frente de mí, se que Eric se siente de la misma manera porque ahora esta tan pálido como yo. ¿Quién le había hecho esto a Jessica? ¿Tendrá esto que ver con lo que sucedió en el último evento? Tal vez la persona que lo hizo piensa que puede hacerme daño atacando a mi madre, o tal vez es algo que se ha ganado ella sola.― La respuesta para hoy, Sr Knox.― apresura. ―Lo siento, es que es difícil ver estas fotos.― trago en seco― la última vez que la vi fue hace dos meses en un baile de beneficencia.  ―¿Y la última vez que habló con ella?― Eric estudia las fotos mientras yo respondo. ―Ese mismo día. Ella y yo no tenemos ningún tipo de contacto.―  Eric desliza las fotos de vuelta a ella y se levanta. ― Claramente mi cliente tiene pruebas de que no fue él quien la atacó... y aun así lo mantendrán aquí. Mi cliente está en todo su derecho de saber cómo y con qué pruebas se le está acusando de esta― ve las fotos de nuevo y respirar hondo―  Atrocidad en contra de su madre. ― Dice decidido en sacarnos a ambos de aquí lo antes posible. Ahí está el Eric que conozco y por el cual es famoso en su campo. Barbara lo mira un poco sorprendida y pensaría que quiere sonreír pero lo oculta muy rápido. Tal vez quería llegar hasta este punto de la interrogación. Se agacha, busca algo en su mochila y luego coloca una laptop sobre la mesa. ― Por esto se le acusa.― enciende la pantalla, teclea dos veces y una grabación de vigilancia de mi antigua casa empieza a correr. Es la cámara que da hacia el jardín de la entrada. Por un minuto solo se ve el camino de piedras y la puerta, pero luego puedo ver como alguien salta el muro de la derecha. Su cara no se ve, ni tampoco sus facciones. Empieza a caminar dándole la espalda a la cámara vía hacia la puerta. Por un segundo no puedo imaginar quién es, su altura, el corte de cabello y la manera de caminar es muy similar a la mía, pensaría que es mas oscuro que yo pero es difícil saber con una grabación en blanco y negro. Cuando el reconocimiento me golpea se me abren los ojos y el movimiento no le pasa desapercibido a la detective. Esta para el vídeo. ― ¿Ya recuerdo si estuvo ahí? Si esta persona no es usted entonces es su gemelo― opina con sorna. ―No se le ve la cara, puede ser cualquier hombre de la misma estatura. Continúe con el video― ladra Eric de vuelta. Yo estoy muy sumergido en mi shock para pronunciar palabra. Claro que conozco a esta persona, si tan solo 5 horas atrás estábamos comiendo juntos, y tres horas después estaba intentando matarme. Veo como Jaxon abre la puerta de nuestra madre, solo utilizando dos ganchos y no puedo creer lo que estoy viendo. ¿No se supone que él vive en california? ¿Desde cuándo ha estado aquí?  Empiezo a sudar frío.  Se que Jaxon me odia, y se que jamás me aceptara como su hermano, mucho menos como su cuñado, aun asi, no puedo revelar que fue él. No puedo simplemente decir que fue él y dejar que lo metan a la cárcel por algo que tal vez fue inventado por mi madre.  No puedo dejar que Ava descubra que su hermano ha perdido la cabeza y casi asesina a su propia madre. O tal vez lo había por defensa propia, Maxon. Has estado ahí, sabes lo horrible que ella es.>> Necesito hablar con él para aclarar todo esto. ―No se quien es esta persona. Solo sé que no soy yo. Si no tienen más pruebas para culparme entonces dejemos esto hasta aquí. Mi abogado le traerá todas mis pruebas a primera hora― digo sin querer contestar más preguntas. ―Tenemos la denuncia escrita de la señora Clarke que dice que fue usted. Aunque no se consiguieron huellas dactilares.―Suspira cansada―   La persona llevaba guantes de látex, pero se sabe que conoce todos los puntos de cámaras y lugares de la casa. Por eso usted encaja con el perfil de sospechoso. ―Como ya le dije, tiene a la persona equivocada―. al hermano equivocado quise decir― así que mejor no pierda su tiempo aquí. Barbara nos mira a ambos y se levanta. Sin siquiera llamar a alguien, dos agentes entran y me liberan las manos.  ―Pasará la noche en una de nuestras celdas. Lo veo mañana. ―Dice , comparte una mirada con Eric y sale. Volteo hacia Eric que me ve un poco confundido, mientras yo suspiro del cansancio. ―Gracias por venir Eric. Asegúrate de que Ava llegue a casa y descanse, dile que iré a su casa apenas salga de aquí, que no se preocupe. ― Eric asiente y toma su maleta de mano― y por favor, no le digas nada de esto de lo que hemos visto, solo dile que fue un error―. Eric abre la boca pero la cierra enseguida. Asiente una vez más y sale. Los dos oficiales me trasladan hasta una celda con una cama diminuta y me siento allí repasando todo lo que acabo de ver. La frustración de estar encerrado, sin poder hacer nada más que esperar, me tiene enloquecido, pero no puedo hacer más nada que esperar a que amanezca. Si es que algún día lo hace.   
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