AMELIA —¿Y qué tal? —me preguntó Jess. Fue sólo una pregunta, y yo reviví las sesiones fogosas con Elliot de los últimos días. Me mordí el labio inconscientemente y Jess me codeó entre risas. —Súper bien —admití—. Te gustará la sensación, y que sepas que no duele. Creo que durante aquellos días, Elliot a penas pasó media noche en su casa, y porque yo lo obligué a marcharse la noche antes de que mis padres volvieran a casa. Ese día por fin me quitaron oficialmente las muletas después de dos semanas, aunque en realidad a penas las usé. Y para celebrarlo, habíamos ido al pub y así vi por primera vez como Elliot trabajaba. Cuando Erick volvió del baño cambiamos el tema. El inicio de las clases se acercaba, a penas quedaba un mes y quedamos entre los tres en ir a comprar algo de mate