Catalina se llevó una mano a la mejilla y sintió el ardor en su piel aterciopelada, abrió los ojos y vio la cara de satisfacción y al mismo tiempo de sorpresa que tenía Vivian, de inmediato un sentimiento que Catalina conocía demasiado bien le llenó por completo el pecho, se sentia humillada, igual a como se había sentido siempre que habia estado con Antoni y la maltrataba.
–¡¿Cómo se te ocurre golpearla?! – dijo Benjamín irritado.
–¿Ahora vas a defenderla a ella y no a la mujer que te ha acompañado todos estos años? – Vivian salió de la estupefacción. Ella más que nadie sabía que los muertos no volvían a la tierra, esa mujer no podia ser Elena, porque si lo fuera, seguramente ya le habría cobrado todo lo que sucedió en el pasado…
–¿Estás bien? – pregunto Benjamín a Catalina.
La chica dejo que una lagrima resbalara de sus ojos y entonces con la voz ronca pero firme, le habló a Vivian – ¡No se le ocurra volver a golpearme! – dijo entre dientes.
–Entonces tú vas a dejar de abrazar y tocar a Benjamín como lo estabas haciendo – escupió – no eres más que una arribista.
–Te estás comportando de una forma muy infantil – Ben encaró a Vivan.
–¡No puedo creer que ya tengas a otra tan poco tiempo después de la muerte de Elena, mucho menos alguien como ella! – la señaló con asco – Ben, yo te estaba esperando, me dijiste que llegarías – comenzó a llorar, lo que despertó la ternura de Benjamin.
Vivian no era una mala persona, solo se sentia herida, pensó Ben.
Catalina no iba a permitir que aquella mujer siguiera denigrándola y haciéndola sentir inferior, asi que llenó sus pulmones de aire y se propuso aclarar la situación – yo no quiero nada de él, lo único que deseo es que me dejen salir de esta cueva – soltó mientras Benjamín se llevaba un par de dedos al puente de la nariz.
–Pero ¡¿Quién diablos te crees que eres para hablarme asi?! – Vivian intentó halar el cabello de Catalina, pero ella se lo impidió moviéndose a un lado.
–No va a golpearme más, y yo tengo que irme.
Benjamín se quedó mirando con reprobación a Vivian.
–Tú y yo vamos a hablar después – soltó.
Vivian lo miro con decepción y entonces Benjamín corrió detrás de Catalina que daba zancadas largas para subir las escaleras y largarse.
–¿Cuántas veces más vas a huir? – cuestionó, llegando donde ella estaba.
Catalina sorbio por la nariz – las veces que sea necesarias para alejarme de los problemas.
–Escucha, lamento mucho lo que acaba de pasar con Vivian, ella solo quiere cuidarme, es una persona celosa, no es nada personal, no debes tomarlo como tal.
–A mí me pareció bastante personal – se limpió la nariz que estaba llena de lágrimas – pero, para su fortuna, no va a tener que verme nunca más por aquí, yo no quiero tener problemas con nadie.
–No los vas a tener – Benjamín la agarró del brazo para que ella se detuviera – y tampoco vas a irte.
Vivian, que no iba a tolerar la presencia de esa mujer en su casa, salió del sótano con rabia y se dirigió a la habitación de Alise, quien la hizo seguir enseguida.
–¿Qué pasa, muñequita? – le preguntó.
Vivian uso todas sus dotes actorales y entonces comenzó a llorar, se llevó las manos a los ojos y suspiró mientras sollozaba.
–¿Qué te pasa, cariño? – Alise se acercó a ella y la abrazó, Vivian era como una segunda hija para ella, la amaba y en realidad esperaba que una vez que su hijo atravesara el duelo, pudiera enamorarse de una mujer como Vivian, alguien dulce, refinada y que estaba a la altura de Benjamín.
–Me duele aquí – la chica se llevó la mano al pecho – Benjamín nos ha dejado plantadas porque está con una mujer.
–¿De qué estás hablando? – Cuestionó Alise escandalizada.
Vivian le contó de cómo había encontrado a Benjamín y a Catalina juntos en el sótano, acomodó la historia a su antojo para hacerle creer a Alise que había sido Catalina quien la habia golpeado.
–¡No voy a permitir este comportamiento dentro de mi casa! Benjamín tendrá que escucharme – dijo Alise llena de furia mientras se preparaba para salir en busca de Ben y aclarar la situación.
Mientras tanto, Catalina y Benjamín seguían discutiendo lo que pasaría de ahí en adelante.
–Quédate, prometo que me encargaré de Vivian, no tienes a donde más ir, y mi equipo de seguridad no va a dejarte marchar, asi que lo mejor será que comiences a ponerte cómoda.
Benjamín guio a Catalina hasta una de las muchas habitaciones de la mansión, abrio la puerta y se la mostró a Catalina – podrías tener esto y mucho más.
Ella vio la cama y quiso echarse a dormir de una vez, no había descansado absolutamente nada en las últimas horas y su cuerpo estaba comenzando a sentirlo.
Benjamín vio a su madre acercándose y entonces obligo a Catalina a que se metiera dentro de la habitación.
–Ponte cómoda, vendré a verte después – cerró la puerta.
–¡Vas a explicarme ahora mismo quien es esa mujer! – chilló Alise.
–Se llama Catalina y será mi asistente de ahora en adelante – respondió, llevándose a la mujer lejos de la habitación.
–¡Sobre mi cadáver, no voy a permitirlo!
–Y yo no te estoy pidiendo permiso – intentó hablar con toda la dulzura del mundo – mamá, te amo, pero creo que tengo la edad suficiente para determinar con quien trabajar y con quien no.
–¿Es tu amante?
–No.
–Recuerda que no voy a aceptar a cualquier mujer en esta casa – sentenció.
–Y yo no traeré a una cualquiera aquí – él la agarró de las mejillas y la miró de forma tierna, Alise no era una mala mujer, solo se preocupaba por su hijo y sus sentimientos, y Benjamín lo sabía.
–Ya es hora de que le des una oportunidad a Vivian, ¿No lo crees? – suspiró.
Benjamín no le respondió, pero la verdad era que él no sentia nada por Vivian, además, había pasado muy poco tiempo desde que su ex prometida había muerto, no se sentia listo para tener una relación con nadie más.
…Por lo menos hasta antes de que Catalina hubiera llegado.