Salgo para avisarle y lo escucho hablando por teléfono.
—Listo, nos vemos mañana.
Con eso termina la llamada.
—Ya está lista —anuncio.
Se da la vuelta y se acerca a mí.
—¿Te bañas conmigo? —pregunta.
¡Oh! ¿Qué voy a hacer? Nunca he hecho eso con nadie.
—Christopher, no creo que sea lo correcto —digo mientras miro mis manos, tratando de evitar su mirada.
—Señorita White, mírame —me ordena—. No tienes opción.
Se aproxima aún más y agarra mi mano, conduciéndome hacia el baño, justo al lado de la bañera. Allí se queda observándome por un largo tiempo, lo que me provoca sonrojarme.
—Eres hermosa —me dice, acariciándome la mejilla con su largo dedo índice.
Con suavidad, me quita el vestido y se queda observando mi cuerpo, mis pechos y mi vientre.
—Alycia, me tienes fascina
