Con el paso de los días, Noah y yo continuamos viéndonos. La verdad es que tenemos una buena conexión, lo cual es excelente porque me ha tratado con mucho respeto, algo que valoro. Además, me asistió con el proyecto, así que pasamos gran parte del tiempo juntos.
—Hola, Aly— me dice mientras ocupa su lugar habitual en la mesa, junto a mi almuerzo favorito— ven, siéntate, ya hice tu pedido.
—Mil gracias, Noah, tengo que irme rápido porque en quince minutos tengo clases— se ha convertido en un gran amigo, y realmente disfruto pasar tiempo con él.
—¡Ah! Casi lo olvido, ¿cómo te fue con el proyecto?— preguntó con entusiasmo.
—Me fue de maravilla, lo gané y ahora debo diseñar la maqueta completa del edificio. Estoy muy emocionada. ¿Y tú, cómo estás avanzando con lo tuyo?
—¡Qué buenas noticias, nena! Si necesitas ayuda, no dudes en decirme. Estoy con un chico al que tengo que estar muy atento, pero podemos vernos algún día de estos.
—Claro, el profesor quedó fascinado, eres un sol por tu ayuda— le sonreí—. Te tomo la palabra, y con lo del chico, ¡ánimo!
Él asintió con la cabeza.
—Quería invitarte a una fiesta a la que solo asistirán arquitectos. También estará mi compañero con quien trabajo en mis tiempos libres, que, por cierto, es mi jefe, y me pidió que fuera con su empresa— me dice mientras evalúa mi reacción.
—¿Cuándo es? —pregunto con emoción. Debo confesar que me genera un poco de nervios, pero podría ser una excelente oportunidad para mi futuro, nunca se sabe.
—El próximo sábado a las ocho de la noche, ¿qué opinas, nena?
—Está bien, te acompaño— respondí con una sonrisa—. Te dejo, Noah, hablamos después; debo irme o llegaré tarde a clases.
Le di un beso en la mejilla y me marché. La tarde transcurrió rápidamente, llena de trabajos y más trabajos para la próxima semana. Al terminar, guardé todo y el profesor me dijo:
—Señorita White, un momento, por favor.
Me acerqué a su escritorio.
—Claro, señor Carter— respondí, sintiéndome algo confundida.
—Señorita White, tu proyecto fue uno de los mejores. Quería felicitarte y aprovechar para ofrecerte la oportunidad de crear un diseño para una empresa específica y presentarlo—. Estaba atónita, no podía creer lo que el profesor me estaba diciendo—. Si al señor Hart le agrada, te lo haré saber. Me gustaría que tuvieras el diseño listo para el próximo mes.
No podía encontrar las palabras, era demasiado para procesar. Mi sueño se estaba volviendo realidad y sabía que estaba lista para demostrar de lo que soy capaz; además, esto es lo que realmente me apasiona. Me interrumpe y lo miro de nuevo.
—¿Qué dices? —pregunta, fijando su mirada en mí y esperando una respuesta mientras yo sigo sin poder articular palabra.
—Lo siento, para mí es un privilegio tener esta oportunidad, pero… —me interrumpe.
—No, Alycia, tienes mucho talento y si te lo estoy pidiendo a ti, es porque sé que lo harás de maravilla— me dice con una sonrisa.
Por primera vez, lo vi sonreírme de esa manera y eso me sorprendió.
—Bueno, ya que usted lo ve de esa manera, lo aceptaré—. Sabía que debía esforzarme al máximo—. De verdad, muchas gracias por esta oportunidad, espero no defraudar su confianza.
—De nada, y no te preocupes— dice mientras me entrega unos papeles. Al mirarlos, me doy cuenta de que se trata del edificio que debo diseñar; un edificio en ruinas. Continúa explicando—: Tienes que realizar el anteproyecto, que es la primera fase. En esta, debes plasmar a grandes rasgos la idea general de la edificación en planos muy esquemáticos y a escala, pero sin acotar. Su función es reflejar gráficamente las diferentes zonas, según su uso, y la imagen global del edificio, para que el señor Hart lo apruebe. ¿Tienes alguna pregunta?
—Bueno, la verdad es que no— le respondo con mucha emoción—. Señor Carter, muchas gracias y hasta luego— le sonrío.
—Cualquier cosa, no dudes en consultarme, estaré aquí— me recuerda.
—Por supuesto, señor.
Al llegar al estacionamiento, tomé la decisión de enviar un mensaje al grupo familiar y a Noah.
Familia de locos:
Aly: ¡¡¡Hey, familia!!! ¡Finalmente tengo la oportunidad de diseñar algo grande para una empresa! Esto es realmente increíble. 🥺🥺
Mamá: ¡Qué emoción, cariño! Estoy tan orgullosa de ti. ¡Te mereces esto y mucho más!
Tía Eli: ¡Mis ojos, qué gran noticia! ¡Te felicito! 🎉
Samu: No me jodas, ¿en serio? Tengo miedo, creo que están locos por dejarte hacer eso. 🤔🤔
Mamá: Samuel White, ¡compórtate! Eso no es apoyar a tu hermana.
Samu: No, mamá, eso se llama cuidar a los demás. 🙄
Papá: Cariño, me alegra mucho, son excelentes noticias. Sé que puedes con esto, te lo mereces y más.
Samuel ha sido expulsado por papá
Samuel ha sido añadido al grupo por Tía Nis
Tía Nis: Mi princesa, ¡felicidades! Vamos por esta y muchas más. Eres la mejor.
Tía Nis: ¡Ya compórtense!
Ethan: Pero pequeña, ¡qué felicidad! Hay que celebrarlo. ¿Cuándo vienes?
Bica: Amiga, hoy invito yo a las copas. 🎉🍸🍸
Ethan: Creo que te has confundido, preciosa. Quería decir que lo celebremos aquí, no que salgan.
Tía Eli: No puede ser, ¡salgan y no le hagan caso a ese tóxico!
Ethan: ¿Tía, qué tóxico? Solo soy un hombre protegiendo a su novia de otros depredadores...
Bica: Novio, tú eres el único depredador que tengo. 😏♥️
Mamá: Muy bonito, pero eso déjenlo para ustedes. Bianca, lleva a mi niña a celebrar.
Samu: Mamá, ¿quién eres? o ¿qué hiciste con mi madre?
Mamá: 🙄🙄🙄🙄🙄🙄🙄
Aly: Les estaré avisando esta semana, y Samu, me das miedo con lo que haces. 😝😝 Y esa pareja, POR FAVOR, ¡DEJEN DE SER TAN CURSIS!
Hola Noah, cuando tengas un momento, llámame o pásate por el apartamento. Tengo una noticia que te va a sorprender. xoxo ♥️
15:50
Aly
Le doy a enviar, me subo al coche, lo enciendo y me incorporo al tráfico. Durante todo el trayecto, no puedo dejar de pensar en la propuesta. No es nada del otro mundo, pero aun así, quiero causar una buena impresión.
Subo en el ascensor, llego al piso, abro la puerta y me doy cuenta de que Bianca no está. Casi no nos vemos porque ambas estamos ocupadas con las clases, y ella utiliza su tiempo libre para las prácticas, así que es complicado coincidir. Al revisar la cocina, encuentro un plato de espagueti en el microondas, y eso me hace sonreír. Al menos pensó en mí. Justo cuando pongo el microondas a calentar la comida, suena mi iPhone y veo que es Noah.
—Hola, ¿qué has estado haciendo?
—Hola, nena, estoy camino a tu apartamento. Te llamo porque la curiosidad me está matando, ¡dímelo ya! —sé que está riendo.
—No, ven, te lo cuento en persona y así me acompañas a comer —mi felicidad es evidente.
—Bueno, ya que lo pides así y con comida de por medio, no puedo negarme. Ya voy en camino.
—Bueno —corta la llamada.
Quince minutos después, Noah llega y la comida ya está lista. Él trae mi vino favorito, "Arcadia, Pinot Grigio". La mesa ya está puesta con el espagueti que hizo Bianca. Me ayuda a colocar las copas y sirve el vino de inmediato. Nos sentamos, quedando yo frente a él, y nos disponemos a comer.
—Ahora sí, nena, cuéntame, ¿qué pasó?
—El profesor Carter me pidió que hiciera un diseño para un tal Hart… —le muestro los papeles. Frunce el ceño y se pone tenso—. Dije que sí, al principio no lo podía creer, Noah… —No me gusta la forma en que me está mirando, ¿está enojado? Continúo—. Pero al final acepté. ¿Qué piensas? ¿Por qué pones esa cara? —pregunto sin entender qué le pasa.
—No creo que debas aceptar este proyecto, Alycia. Ese tipo tiene muy mala fama —me observa intensamente—. No lo conozco en persona, pero eso es lo que se dice en la empresa. Él es el dueño de la competencia —le devuelvo una mirada de incertidumbre—. Lo raro es que tiene un montón de empleados, ¿por qué estaría buscando a alguien externo?
—No voy a trabajar para él, solo voy a hacer ese diseño y ya, eso fue lo que me pidió el profesor. Además, es una oportunidad; nunca se sabe, Noah —puedo ver que no le gusta lo que estoy diciendo, su expresión lo delata.
—Ya te he dicho que, si es por trabajo, puedo hablar con Fernando para que te unas a nosotros, si eso es lo que te preocupa.
—Noah, de verdad te agradezco, pero si voy a trabajar ahí, quiero que sea por mis propios méritos. Además, es solo un diseño, y en lugar de darme toda esta charla, ¿por qué no me ayudas? —le digo, algo molesta.
No entiendo a qué viene todo esto; no me importa quién sea, solo quiero cumplir con mi parte y no quedar mal, sin importar de quién se trate. Terminamos de comer. Él recoge los platos y yo los lavo, dejando la mesa ordenada. El silencio entre nosotros es palpable. Sé que mis palabras no le gustaron, pero no estoy buscando su aprobación.
—Nena, está bien, te ayudo —dice, tomando mis manos—. Lo hago porque sabes que me gusta apoyarte. Solo te pido que no te metas demasiado en ese asunto y que te mantengas lo más alejada posible, ¿de acuerdo?
Ruedo los ojos, molesta por su actitud. Me irrita que crea que soy una niña. Tengo veintitrés años y la próxima semana cumpliré veinticuatro. Desde que vivo aquí, mis padres no me dicen qué hacer.
—Está bien, trato hecho. Y deja ya esa cara y ven a ver qué hay en la tele —le digo mientras le agarro la mano y lo llevo al sofá. Él se sienta y yo me acomodo a su lado.
Estábamos viendo la película “Búsqueda implacable”, que trata sobre una chica que viaja a Francia con su mejor amiga. En el aeropuerto, conocen a un joven y comparten un taxi con él. Después de dejarlas en su hotel, se va, pero unas horas más tarde, unos hombres las secuestran, sin saber que la chica es hija de un ex guardaespaldas. La película es realmente buena y estábamos completamente absortos en la trama cuando, de repente, se abre la puerta de la casa. Ambos nos giramos y vemos a Bianca con Ethan.
—¿Por qué nos miran así? —pregunta Bianca, sorprendida por nuestra reacción.
Nos echamos a reír; la verdad es que esta película nos tiene un poco nerviosos.
—No, no es nada, seguro estábamos tan concentrados en la película que nos asustaron —digo, riendo como tonta, mientras noto que Noah sigue muy serio.
De repente, caigo en la cuenta de que Noah no sabe que Ethan es mi hermano.
—¡Ah! —exclama Bianca, sin entender mucho, pero con una sonrisa maliciosa—. Me imagino que tú eres Noah.
Noah se levanta de un salto y se aproxima a Bianca para estrecharle la mano.
—Sí, ese soy yo, mucho gusto —responde, sonriendo sinceramente—. ¿Y tú eres...?
—Ella es Bianca, mi novia —interrumpe Ethan—. Y ella —me señala— es mi hermana menor. ¿Qué haces aquí a solas con ella?
Debería sentirme molesta por los celos de mi hermano, pero no puedo evitar reírme a carcajadas.
—Estás loco, Ethan —dije, acercándome para darle un abrazo, y él me sostuvo sin querer dejarme ir—. Deja de ser así, recuerda que ya soy lo suficientemente grande para estas cosas.
Ethan me miró con esa expresión de "mejor cállate", mientras yo no podía contener la risa.
—Soy amigo de Aly —comentó Noah, tendiéndole la mano, pero Ethan se la ignoró por completo.
—Amigo de Aly, no me interesa —gruñó Ethan, con tono serio.
—Amor, te estás pasando —dijo Bianca, tratando de llevarlo a la cocina, pero él, muy terco, no quiso moverse—. No empieces con tus celos, ya basta con eso, Aly está grande.
Ahora Ethan ya no solo estaba molesto conmigo, sino también con su novia.
—Vamos, Noah, es mejor que salgamos a dar una vuelta mientras mi amiga se encarga de calmar a mi hermano, como solo ella sabe hacerlo —le guiñé un ojo.
Eso lo puso aún más furioso y respondió:
—No sales, y punto —dijo apretando los dientes.
Lo ignoré y decidí que era mejor hablar con Bianca.
—Bica, muchísimas gracias por la comida, estaba deliciosa como siempre. Yo traigo algo para comer.
—Por supuesto, Corqui, gracias —sonrió, llena de la esperanza de que algo pudiera surgir entre Noah y yo.
No quise desanimar su ilusión diciéndole que entre él y yo nunca habrá nada.
—Si le haces algo, ten en cuenta que serás un hombre muerto.
Se podía escuchar a Bianca intentando calmar sus absurdos celos. Nos fuimos a dar un paseo por el parque que estaba cerca. Después de un rato, compramos comida china para llevar y otra para nosotros. Tras disfrutar de un buen tiempo con Noah, se hizo tarde y decidió irse.
—Chao, nena, nos vemos —dijo mientras se iba, pero de repente me agarró de la mano y me dijo—: No creas que no sé qué la próxima semana es tu cumpleaños.
No pude evitar sonreír; seguramente lo vio marcado en mi calendario en la cocina, eso fue idea de Bianca.
—Ah, sí, el sábado, pero estaremos ocupados con la fiesta, ¿lo olvidaste? —ignoré su comentario.
—Pero aún así podemos celebrarlo, nena.
—Noah, la verdad es que no me entusiasma celebrarlo, y además no creo que tengamos tiempo—recuerdo a mi hermano—perdona lo que sucedió hace un momento, mi hermano mayor es muy celoso y a veces actúa de manera posesiva conmigo— me sonrojé.
—Entonces, ¿el novio de tu amiga es…?
—Sí, el novio de Bianca es mi hermano mayor, el celoso tóxico —respondí sonriendo con un toque de disculpa.
—¿Siempre se comporta así? —preguntó con cautela.
—Sí, y mi hermano menor es aún más complicado… —pensé en Samuel y no pude evitar reírme. Son realmente un par de personajes.
—No te preocupes, si tuviera una hermana tan hermosa como tú, haría lo mismo —me dio un beso en la mejilla y me miró por un instante antes de alejarse.
No me dio ni tiempo de despedirme adecuadamente ni de defenderme. Al entrar, noto que no hay luces encendidas, lo que indica que mi sargento está dormido y que estoy a salvo de un interrogatorio. Con cuidado, me deslizo hacia la cocina para dejar la comida que traje y después me dirijo a mi cuarto. Me doy un largo y relajante baño, y al salir, grito tan fuerte que Bianca entra corriendo con un bate en la mano.
—¿Qué ocurre? —pregunta, visiblemente angustiada.
—¡Eres un idiota! —grité a todo pulmón, con el corazón latiendo a mil por hora—. Casi me matas del susto al verte sentado en mi cama.
Samuel estaba tumbado en mi cama, con las manos tras la cabeza, tan relajado como siempre.
—¡Nah! —susurró—. Deja el drama, piojosa, estoy aquí para ayudar a acabar con...
—¿En serio, Samuel? —estaba realmente enfadada—. ¿Qué habría pasado si salgo sin nada cubriendo mi cuerpo?
—Pues el grito lo daría yo, obvio —sonrió de medio lado.
Su altanería no conoce límites.
—¡Fuera de aquí! ¿Cómo puede ser que tenga que soportar a dos tontos llenos de celos…?
—No sigas por ese camino, pioja —dijo Samuel con tono grave—. Defendemos lo que es sagrado para nosotros, así de simple.
En ese momento, toda la rabia que había acumulado hacia él se desvaneció. ¡¡Los amo!! pensé, son mis hermanos y buscan lo mejor para mí.
—Estos dos están fuera de control —dijo Bianca, furiosa—. Tienen que aprender a moderarse —gruñó, molesta—. Pero si Aly decide en algún momento de su vida tener un novio o casarse, no deberían interferir más. No creo que esperen que se quede sola y sin nada de eso para siempre.
No tenía idea de en qué momento Ethan había llegado, mientras yo seguía sosteniendo un pequeño paño para cubrir mi desnudez.
—Yo espero que sí —dijo Ethan, divertido.
—¿Cómo los soporta Aly? —preguntó Bianca, mirándome por primera vez—. Es que ni siquiera te dejan vestirte.
Salió enfadada de mi habitación, arrastrando a Ethan con ella.
—¿Qué ibas a hacer con ese bate? —escuché a Ethan preguntarle a Bianca.
—Matarlos a los dos, porque son unos locos desquiciados.
Yo me reía mientras Samuel se alejaba para darme un poco de privacidad.
—Te espero en la cocina, hermanita.
Con mi pijama puesta, salí a pasar un rato con Samuel y, al final, me tocó dormir con él. ¡Qué pesadilla!
***
Toda la semana pasó volando. Samuel se quedó en nuestro apartamento y finalmente cumplió su sueño de amenazar a Noah. Lo que me hizo gracia fue que Noah aceptó eso sin protestar. A pesar de todo, se tomaron una cerveza juntos y conversamos con total normalidad. Ethan no le tiene mucha paciencia, pero lo comprendo; es un poco más complicado cuando se refiere a mí. Además, seguía viendo a Noah en la cafetería como si nada pasara. De vez en cuando, para romper con la monotonía, nos escapamos a mi departamento a disfrutar de una comida tranquila con Bianca, a quien le cae muy bien. Hoy he decidido salir a buscar un vestido para la fiesta de mañana; quiero lucir muy elegante. También necesito unas sandalias. La ventaja es que Noah es bastante alto, así que aunque use sandalias con tacón, nunca le llegaré ni a los hombros. Bianca me acompaña a escoger el vestido, ya que siempre valoro su opinión en ese tema; tiene un excelente sentido del estilo.
Mientras conducía, decidí llamar a mi familia para contarles que iré a verlos el domingo. Se pusieron un poco tristes al saber que no podré estar con ellos el día de mi cumpleaños, pero comprendieron que esa fiesta representa una gran oportunidad para mí. Estacioné a Berta y subí al apartamento con un montón de bolsas en la mano. Fui subiendo lentamente, buscando las llaves de la puerta para abrir. Al entrar, me di cuenta de lo solitario que se sentía todo. Dejé a Bianca en la universidad, y aunque ya llevamos cinco años viviendo juntas, sé que su tiempo es limitado. La felicidad que veo en ella con mi hermano me hace sentir, en ocasiones, un poco sola.
Me sirvo una copa de vino blanco y me encamino a la habitación para guardar todo en el vestidor. Luego, disfruto de un baño lleno de espuma, muy relajante, que realmente necesito para despejar esos sentimientos que me agobian. No quiero seguir sintiéndome de esta manera. En mi mente aparecen preguntas que prefiero evitar: ¿es el momento de tener a alguien a mi lado? ¿Es eso lo que significa necesitar un compañero? ¿Realmente es necesario? Personalmente, pienso que solo me estoy complicando la vida, y eso es lo último que quiero. Decido dejar de lado el tema y llamo para pedir comida mexicana; hoy no tengo ánimo de cocinar. Al cabo de un rato, llega la comida, y para un viernes por la tarde, me parece perfecto: comida mexicana y Netflix.
***
Me despierto y me doy cuenta de que ya son las diez de la mañana. ¡Qué horror! He dormido más de la cuenta, probablemente por el cansancio acumulado. Me levanto y me dirijo al baño, donde me lavo los dientes y me peino un poco antes de ir a la sala. Al llegar, descubro que Bianca está en la cocina haciendo el desayuno, acompañada de mi hermano, que siempre aprovecha cualquier oportunidad para pasar sus días libres con ella. Eso me llena de alegría. Ella me mira sonriente, con ese brillo especial en sus ojos.
—¡Véanla, toda una mujer hecha y derecha con sus veinticuatro años! —dijo mientras se acercaba, dándome un beso en la mejilla y un abrazo—. Buenos días, Corqui. Feliz cumpleaños, sabes que te amo.
Su sonrisa es muy contagiosa, y no puedo evitar sonreírle de vuelta.
—Ayúdame a convencer a este hombre de eso —dije señalando a mi hermano—. Ah, y muchas gracias, Bica. Yo también te amo.
—A mí nadie me tiene que hacer entender nada, pequeña —dijo mientras se acercaba y me daba un beso en la frente—. Tienes que meterte en esa cabeza dura que no voy a permitir que nadie te haga daño, ¿entiendes?
Asentí con la cabeza, resignada a que eso no va a cambiar.
—Ahora sí, feliz cumpleaños, pequeña —dijo mientras me daba otro abrazo—. ¿Qué quieres que hagamos hoy?
—Así no, Ethan —intervino Bianca, acercándose a él—. Yo le tengo una sorpresa.
—Mmm —mi hermano la miró intrigado—. Sería bueno que me dejaras saber cuáles son tus intenciones.
—No —sonrió—, a menudo se te escapan las palabras de tu deliciosa boca.
Siempre los miraba y, sin lugar a duda, son la pareja más encantadora. Sin embargo, algo en la mano de Bianca llamó mi atención y no pude contener un grito de emoción.
—¡Qué increíble! —mis ojos se humedecieron.
—¿Qué te pasa? —Bianca puso su mano izquierda en su pecho, en la zona del corazón, y allí relucía su deslumbrante anillo de compromiso.
—¿Cuándo pensabas decírmelo? —les pregunté a ambos.
Ethan y Bianca intercambiaron miradas y luego miraron el anillo de compromiso, lo que hizo que Bianca se sonrojara.
—Corqui, tengo una gran noticia —dijo, con los ojos brillantes de emoción y una sonrisa en el rostro—. ¡Por fin nos comprometimos! Anoche, mientras compartíamos un momento especial…
—¡Basta, basta! —exclamé entre lágrimas—. No quiero conocer los detalles.
Ethan la envolvió en sus brazos y le dio un suave beso en la frente, lo cual me hizo pensar que mi hermano es un verdadero cursi, y no pude evitar soltar una risa genuina.
—Pero tienes que escuchar los detalles, Corqui, fue tan romántico cuando estábamos en el momento más…
Sin duda, mis oídos no aguantarían más si seguía escuchando eso.
—Oh, Bica, qué felicidad, me alegra tanto verlos juntos así, se lo merecen de verdad —continuaba con lágrimas—. ¡Felicitaciones! Ya era hora, es la mejor noticia que he recibido en mucho tiempo.
—No quería opacar tu cumpleaños, Corqui —su voz tembló.
Sabía que Bianca no era de esa manera.
—Lo sé, Bica, realmente me has dado el mejor regalo —le respondí, guiñándole un ojo. Luego miré a mi hermano y le dije—: Estoy muy orgullosa de ti por ser tan parecido a papá. Te amo.
—¿Qué te puedo decir? —volvió a mirar a Bianca—. Es la mujer de mis sueños y siempre la amaré.
Me derretí en ese momento y me acerqué a la cocina para servirme un poco de pan tostado con jalea y mi té favorito que Bianca había preparado. Me senté en el taburete de la barra, lista para charlar con ellos un buen rato. Les conté sobre la fiesta de hoy y lo emocionada que estaba. Ethan, como de costumbre, comentó que podría unirse a nosotros, pero solo pensarlo me daba un poco de vergüenza. Así que pasamos toda la mañana conversando sobre todo lo que no habíamos podido discutir en la semana.
Como es mi cumpleaños, recibo llamadas de mis tías, mis primos, Samuel y mis padres; todos están muy entusiasmados por mi visita mañana. Bianca y Ethan se marchan a prepararse, ya que, según entiendo, tienen planes de comer fuera, lo que me da la oportunidad de alistarme con calma. Sé que Bianca lo hace para que Ethan no me incomode con sus comentarios sobre la ropa. Así que, con alegría, decido ir a arreglarme y lucir bien.
Corro a mi cuarto para darme un baño con burbujas y relajarme un poco, porque estoy llena de nervios. Decido depilarme y, tras un tiempo, salgo de la bañera y me dirijo a mi habitación. Al llegar, me doy cuenta de que Bianca está sentada en mi cama.
—¿Pensé que ya te habías ido? —pregunté mientras me acercaba al vestidor.
—No —respondió con una sonrisa amable—. Quise venir a maquillarte y peinarte antes de irme.
Le devolví la sonrisa. Ella sabía que no tengo idea de maquillaje y que eso me ponía un poco nerviosa.
Después de un rato, finalmente terminó de peinarme y maquillarme; todo quedó hermoso. Me onduló el cabello y lo recogió a un lado, mientras que el maquillaje fue lo más natural que pudo. Cuando me puse el vestido, ella se quedó boquiabierta. Era un vestido largo, de color champán y con la espalda al aire, que ocultaba los zapatos del mismo color.
—¡Vaya! Estás preciosa, Corqui. Tu hermano no va a poder con esto, porque vas a tener un montón de admiradores.
—No seas tan exagerada, Bica —dije, mientras ponía los ojos en blanco.
—De verdad, ese vestido te queda espectacular. Y si no, el que va a perder la cabeza es Noah; apuesto a que hoy se atreve a declararse —dice con una sonrisa.
—No, recuerda que él es solo mi amigo, y además no siento nada por él —le dejé claro. No quiero que piense que me gusta, porque no es así.
Oímos el timbre de la puerta y ambas nos miramos con sorpresa; ¡Noah ha llegado!
—Voy a abrir —dijo, saliendo casi a toda prisa.
Me eché mi colonia favorita, la de Chanel, tomé mi cartera de mano y caminé hacia la sala, donde me encontré con la mirada de Noah. Él se veía realmente elegante, vistiendo un esmoquin n***o y una camisa blanca; la verdad es que estaba muy atractivo.
—Estoy llevando a la mujer más hermosa —dice, sin apartar la mirada de mí, con una expresión de asombro. —No lo tomes a mal, nena.
Se escucha un gruñido, y eso significa que Ethan también me está mirando.
—Gracias, Noah, tú también te ves muy bien —le guiño un ojo y le sonrío tímidamente. —¿Listo para irnos, guapetón?
—Claro que no, antes debo hablarle un par de cosas a este "guapetón" —dijo Ethan, soltando una risita sarcástica.
—No empieces —dije, algo molesta—. Además, ya los he retrasado demasiado. ¡Adiós a los dos!
Ethan me observa entrecerrando los ojos y hace caso omiso a mis palabras.
—Noah, sé que eres una buena persona, pero quiero que sepas que si algo le pasa a mi hermana, te haré pedazos. No vas a servir para nada.
Noah se ríe de medio lado.
—Entiendo, no te preocupes, yo la cuidaré.
Mi hermano sonrió, claramente satisfecho consigo mismo.
—Ahora sí, es hora de irnos.
Cuando llegamos al estacionamiento, vi su coche n***o: un Ascari KZ1. No podía creérmelo, jamás había tenido la oportunidad de ver algo así. Realmente me dejó asombrada.
—Oye, nunca te había visto en este coche —le digo, señalándolo.
—Casi no lo uso, pero hoy es un día especial —responde.
Noah me asiste para que me suba, y luego rodea el coche para entrar y encender el motor.
—¿Por qué le sigues el juego a mi hermano? —le pregunté, intrigada.
—No le sigo el juego, Aly, es la verdad —me miró rápidamente—. Tengo que cuidarte.
No puede ser que se una al clan de locos.
Nos unimos al tráfico y, mientras avanzamos, Noah me va contando cómo es todo. Al llegar a un hotel muy lujoso, el Hyatt Regency, le entrega las llaves al valet parking y me ofrece su brazo. Yo, sonriendo por su cortesía, lo acepto. Caminamos hacia el Polaris y subimos al ascensor de cristal, desde donde se aprecia toda Atlanta. La vista es espectacular, todo brilla. Me asombra darme cuenta de que nunca había estado en un lugar así.
—La vista desde aquí es impresionante —comenta Noah, observando a través de los cristales.
—Sí, es verdad, es realmente hermosa.