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El Olvido

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Blurb

Rodrigo y Noelia se cruzan en un avión repleto de aspiraciones y esperanzas, en ruta hacia un nuevo comienzo. Una conexión instantánea los une, desatando un romance fugaz en su recién adoptada ciudad. Su pasión les lleva a tomar un riesgo: iniciar una nueva vida juntos. Sin embargo, el día de la partida conjunta, Noelia desaparece abruptamente, dejando a Rodrigo con el corazón destrozado y un enigma sin resolver.

Ocho años después, los dos emergen como titanes en sus respectivas carreras y el destino los vuelve a reunir. Sin embargo, la memoria de Noelia es un lienzo en blanco en lo que respecta a Rodrigo: no hay rastro de su pasado compartido. Surgen preguntas intrigantes: ¿Ocultará Noelia sus recuerdos? ¿Manipuló su relación previa? ¿Tendrá Rodrigo el valor de enfrentar los secretos en su camino hacia la verdad?

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EL OLVIDO  Por: Ana Martínez  Registrada en SAFE CREATIVE  Bajo el código: 2106088045990 TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS © ****** “Última llamada para abordar el vuelo 0329 con destino…. “ escuchó Rodrigo mientras corría hacia la puerta. El peso de la guitarra no le permitía llegar tan rápido, y temía que eso le haría perder el vuelo.  No era la primera vez que se le hacía tarde, pero hoy sabía que había exagerado el tiempo en la cama y que “cinco minutos más” lo llevaron a que apenas pudiera registrar la maleta y entrar a la sala de abordaje.  Estaba rendido. Había terminado su primer disco, compuesto miles de canciones y por fin después de meses regresaba a tierras conocidas para poder descansar un rato antes de entregarse por completo a lo que auguraban sería una carrera exitosa.  “Última llamada para abordar el vuelo 0329  abordar por la puerta 19" «¡Ya sé! » dijo para sí mismo mientras llegaba a la puerta y a duras penas sacaba el pase de abordar. ―Buenas noches señor ¿pasaporte? ― dijo la sobrecargo muy sonriente. ―Sí, espere, espere ― le pidió él mientras tocaba su ropa en busca del papel.  Tiempo después sacó su pasaporte un poco inseguro y lo mostró junto con el boleto. ―Casi no llega señor Casablancas― dijo ella haciendo una ligera sonrisa ―Pero llegué, que es lo importante ― bromeó y la señorita sonrió.  ― Adelante por favor, ya lo están esperando.― Rodrigo entró por la puerta de abordaje e inmediatamente escuchó unas risitas detrás de él y se cerró la puerta. Supuso que se burlaban de él por ser el último y que estuvo a nada de perder el avión de regreso.  Caminó rápidamente por el pasillo hacia el avión y justo cuando abordó la sobrecargo aseguró la puerta dándole un alivio enorme, lo había logrado, eso si era tener suerte.  ― Asiento 14 D ― le indicó ella  y él caminó por el pasillo lo más rápido que pudo bajo la mirada atenta de la gente.  ― Si gusta señor, puede darme la guitarra y la pongo en este apartado.Le recomiendo que se siente ya que estamos a punto de despegar.― Rodrigo se sentó un poco exaltado, estaba cansado y a la vez muy emocionado por todo lo que sabía que en algún momento iba a suceder. Cerró los ojos y trató de relajarse ya que en ese momento quería tantas cosas,  dormir, comer, escuchar música, leer... llorar. Era todo un mar de emociones y de situaciones raras.Se acomodó, sacó los audífonos de la bolsa del pantalón, los conectó a su celular y se relajó.   En algunas horas estaría en su casa, con su familia, con sus conocidos y podría contarles todo lo que había hecho y vivido, en un país tan diferente al suyo pero a la vez tan similar. Estaba a punto de dormirse cuando sintió que alguien le tomaba la mano, era una sensación muy cálida que hizo que su corazón latiera un poco más rápido. Se despertó exaltado y volteó a ver a la persona de al lado, había llegado tan apresurado que no se fijó en quién sería su compañero de viaje.  Una chica de cabello negro y sonrisa sincera le decía algo moviendo las manos. Él le hizo la señal de que no la escuchaba y se quitó lo audífonos.  ― Que debes enderezar tu asiento para el despegue― escuchó su voz, tan clara y dulce como su aspecto.  ― ¿Disculpa?― ― Tu asiento. Debes enderezarlo.― ― ¡Ah sí! Claro. Lo siento.. gracias― respondió él.  ― De nada. Disculpa que te tomé la mano pero no quería exaltarte. Es horrible cuando traes audífonos y te toman de sorpresa.― ― No, está bien. Está bien.― La chica volvió a acomodarse y regresó a su libro. Rodrigo la observó por unos minutos, en verdad era muy hermosa y agradable a la vista. Sabía que al principio no le había prestado atención pero ahora la tenía por completo. Ella sintió la mirada y dejó de leer por un momento.  ― Un "Hola me llamo ..." puede ayudar un poco ― habló en un tono divertido. ― ¿Cómo sabe que quiero empezar una conversación contigo? ― respondió.  ― Es eso o sólo quieres ver por la ventana, y si es lo segundo puedes pedirme que me cambie de asiento, no hay problema.― ― No, no, está bien ― y la chica sonrió ― Hola, me llamo Rodrigo, pero me puedes decir Roy ― dijo un poco nervioso. ― Noelia.―  ― Hola Noelia.― ― Hola Rodrigo.― El silencio volvió a reinar entre ellos y la chica retomó la lectura pero al poco tiempo sintió de nuevo la mirada de Rodrigo. ― ¿Eres muy malo en esto, cierto?― ― ¿Se nota? ― y lanzó una sonrisa tímida.― ― ¿Estudias, trabajas?  ― Compongo ― dijo Rodrigo tratando de sonar lo mas cool posible. ― ¿Compones eh?¿qué tipo de canciones?― ― No sé, sólo expreso lo que me sale del corazón.― ― Eso es un género muy bonito ― dijo ella riendo. ― Sé que suena a cliché, pero es verdad, es el único género que conozco.― ― Entonces eres uno soñador y romántico… de los míos.― El avión comenzó a moverse, Noelia se acomodó en le asiento y tomó un respiro. Se veía un poco nerviosa, así que Rodrigo decidió seguir haciéndole plática. ―No eres muy fan de los aviones.― ―No lo sé. Es la primera vez que me subo a uno, así que no puedo expresar una opinión. Parecía muy tranquila al principio, pero ahora que se mueve creo que ya no puedo fingir ― y se rió nerviosa después de la explicación. ―¿Serviría si te hago conversación?― preguntó.  ―No lo sé, pero a estas alturas todo está permitido.― Rodrigo se volteó hacia ella y la miró fijamente a los ojos, quería tranquilizarla, pero de pronto él comenzó a ponerse nervioso con la potente mirada de Noelia. De repente se le olvidó todo, el cansancio, el hambre hasta el punto de que también él, no era muy fan de los aviones. Un deseo por besarla surgió, pero recordó que apenas la conocía. Apretó su mano fuerte y ella la miró por un momento pero no la quitó.  ―¿Y es la primera vez que sales del país? ― empezó la conversación. ―Sí, la primera vez ― contestó nerviosa ― Me hubiera gustado que hubiera otras maneras de poder atravesar continentes.― ― Puedes hacerlo en barco ―sugirió.  Al escuchar eso ella comenzó a reír. Rodrigo no sabía si por lo que había dicho o por qué en verdad estaba muy nerviosa. ―Tampoco he viajado en barco ―dijo entre risas. ―¿Globo aerostático?― ―¿Qué clase de Julio Verne eres? ― y volvió a reír.  ―¿Alfombra mágica? ― Rodrigo volvió a bromear y las risas ya no pudieron parar. ―No sé si una alfombra mágica sea tan segura.―  ―Entonces no tengo más opciones para ti. Así que, respira, todo va a estar bien. Verás que en lo que menos lo esperas, aterrizaremos sanos y salvos…― Los dos rieron por un momento, para seguir controlando los nervios, hasta que Rodrigo escuchó a la sobrecargo decir que ya estaban en el aire y que pronto repartirían las bebidas. Sin embargo ambos seguían tomados de la mano a pesar de que todo había pasado. ―¿Puedes regresarme las manos? ― dijo ella tímida. ―Sí, sí claro. Lo siento.― ―No pasa nada. Muchas gracias Rodrigo, espero siempre que vuele tenga a alguien a mi lado que me ayude a no entrar a un ataque de pánico. Noelia regresó a su libro por segunda vez, sintiendo que aún el corazón se le sabia del pecho sin embargo, ahora no sabía si la razón de sentirse de esa manera era por el vuelo, por la emoción de empezar una nueva vida en otro país o por el hecho de que Rodrigo era increíblemente guapo y educado.  Eran demasiadas las emociones para un sólo día y aún no podía creer que estaba viajando a tierras desconocidas. Pareciera que fue ayer cuando le había llegado la invitación para participar como escritora en esa prestigiosa editorial, que su escrito,de entre cientos, había sido el ganador y ahora pasaría algunos años viviendo en otra ciudad y si corría con suerte, tal vez el resto de su vida. Por fin, después de todo el esfuerzo, la dedicación y el trabajo arduo… la suerte estaba de su lado, o como dijo su tutora, el talento.  Comenzó a leer de nuevo su libro y sin poder evitarlo cayó en un sueño profundo. Había pasado la noche anterior empacando sus libros para ir a donarlos a la biblioteca y ahora el cuerpo le pasaba factura y necesitaba descansar. En su maleta venía todo lo que poseía en el mundo, dos pares de jeans, cuatro playeras, un vestido negro, un abrigo nuevo, una que otra foto, sus cientos de libretas y sobre todo sus sueños. Lo demás, alguna que otra lámpara, la cama y el resto de lo que no cabía, se quedaban guardas en cajas en la habitación donde había pasado los último cuatro años de su vida.  Había tenido una vida dura, muy dura, cualquiera hubiera pensado que ella no llegaría a ser nadie, pero ahora con esta nueva oportunidad, sabía que todo eso había terminado, que todo lo soñado se estaba materializando en algo real y que ahora, mientras dormida en ese incómodo asiento de avión, Noelia iba directo no sólo a otro país, si no al lugar donde su vida daría un giro interesante y que el único testigo sería el hombre que llevaba a  lado el cuál acababa de conocer. 

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