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1536 Words
Después de unas horas soñando con su futuro y con las canciones que había grabado para su primer disco. Rodrigo abrió los ojos cuando empezó a sentir movimiento en el asiento de atrás. Era hora de comer y él estaba hambriento. Volteó al lado y observó que Noelia escribía apresuradamente sobre una libreta. De nuevo, no sabía cómo comenzar la conversación con ella, seguía poniéndose nervioso y ya comenzaba a ser un poco frustrante.  ―Nunca había conocido a una Noelia ― abrió de nuevo la conversación, pensando que era la frase más estúpida en el mundo para romper el hielo. Ella dejó de escribir y sonrió ¿en verdad era tan malo hablándole a las chicas? ¿o sólo a ella?  ― Yo nunca había conocido un Rodrigo ¿todos son como tú?― respondió ella siguiéndole el juego.  ― No creo, todos somos diferentes, sólo depende del Rodrigo que busques.― ― ¿Y como sé qué Rodrigo buscar? ¿ A caso debo conocerlos a todos?― ― No, tal vez sólo necesitas conocer al indicado.― Noelia empezó a reírse, provocando que él hiciera lo mismo. No cabía duda que la chica tenía una risa y sonrisa muy contagiosa, y eso le encantaba.  ―Tal vez cuando lleguemos  me puedas indicar dónde puedo conocer a más Rodrigos.― ― Tal vez podrías empezar con este Rodrigo.― ― ¿Espera? ¿Estás coqueteando conmigo?― contestó pícara. ― Por supuesto que no ― mintió ― Sólo decía que ya que quieres conocer Rodrigos podrías empezar con aquel que tienes disponible.― Noelia tomó un sorbo de agua y agregó ―¿alguna vez has conocido a una Noelia? ―No que yo recuerde ¿me recomendarías conocer a una?― ―Todo depende. ―¿Depende de qué? ―De que conozcas a la indicada.― Rodrigo sonrió, no sabía si estaba entendiendo el juego pero según su perspectiva, él también le gustaba a Noelia y por un momento comenzó a sentir esa pequeña ilusión, eso que tanto cantaba en sus canciones: atracción a primera vista. Y así, como si estuviera viviendo en una de sus composiciones siguió hablando con ella.  A pesar del cansancio evidente de ambos, pasaron las ocho horas de vuelo conversando sin parar. Noelia y Rodrigo hablaron sobre sus proyectos a futuro y se percataron que tenían una conexión evidente que podría causara envidia que parejas que llevaban años juntas sin embargo, sabían que esa sería la única vez que se conocerían y probablemente la única que se verían, a que el viaje en avión estaba llegando a su fin. Ambos, al tocar tierra, se irían por caminos distintos, unos tan prometedores que posiblemente los alejarían más. Rodrigo sabía que jamás volvería a tener una vida tranquila y que ella conocería más personas dejando esta conversación en el olvido.  Bajaron del avión, recogieron sus maletas juntos y un aire de melancolía les pegó cuando lentamente caminaron por el pasillo, sonaba a despedida. A pesar del equipaje ligero el peso de esa melancolía hacia que éste los amarrara al suelo, evitando que caminaran más rápido. Probablemente tenían más cosas para conversar, que posiblemente lo del avión había sido solo una plática superficial que podría dar pie a otras aún más profundas, pero ellos no lo sabrían porque en este momento tenía que separarse.  Las puertas que daban a la calle se abrieron de parar en par. Noelia volteó a ver a Rodrigo y le sonrió. ― Buena suerte en tu carrera, sé que serás grande. Tal vez un día vaya caminando por la calle, vea una foto tuya y piense ¡ahí está el primer Rodrigo que conocí!― El chico sonrió, la observó de nuevo y se mordió el labio ― ¿Entonces planeas conocer más Rodrigos? Ella subió los hombros ― Supongo que sí, creo que debo tener un rango de comparación para saber si eres el mejor de ellos ¿no crees?  ―   ― Vale, vale… ¿por qué no? Me parece justo  ―  contestó él.  Noelia se acercó lentamente y poniéndolo de nuevo sumamente nervioso lo abrazó  ―  serás grande Rodrigo Casablancas, fue un placer conocerte.  ―   ― El gusto fue mío Noelia escritora. ―   Noelia comenzó a caminar hacia la zona de taxis y él la observaba de lejos mientras se subía a uno. Roy, sabía que de corazonadas, su carrera musical había empezado por una y ahora, frente a él tenía otra pero no sabía como interpretarla. Así que esta vez, por su bien, lo dejó todo como estaba, se dio la vuelta y siguió su propio camino.  *** (Dos días después)  Regresar, volver a adaptarse, seguir trabajando y disfrutar de estos últimos momentos de tranquilidad, era todo lo que Roy quería en este momento, pero no podía. Entre el jet lag y todos los pendientes que aún tenía su vida se había convertido en una vil locura.  Se despertaba a las 4:00 am para componer, ya que era su hora creativa y de ahí todo seguido hasta que caía de nuevo la noche y debía regresar a dormir. Justo en ese momento era cuando le pegaba el insomnio y la imagen de Noelia se inmiscuía entre todos esos pensamientos de inspiración y miedo.  ¿Qué tenía esa chica que a Roy le había calado tanto? Sólo sabía una que otra cosas sobre ella, quería ser escritora, tenía la ambición de sacar su primer libro el año que venía, le tenía miedo a los aviones. Al recordar eso Rodrigo sonrió, y volvió a recordar la vez que se miraron a los ojos y que él supo que por alguna razón ella sería la aventura más hermosa de toda su vida.  Cuando los primero rayos del sol entraron por la ventana supo que llevaba ya tres días durmiendo poco y que eso debía de acabarse, porque si no se enfermaría de alguna manera y eso estaba prohibido para él ahora.  Se puso de pie, se tiró directamente al suelo y comenzó a hacer flexiones como su ejercicio matutino de siempre, siguió con unos abdominales y así hasta que hizo prácticamente veinte minutos de cardio. Luego, caminó a la ducha, abrió el agua caliente y dejo que todo corriera.  ¿Qué estaría haciendo Noelia? ¿Ya se habría duchado? ¿Haría algún tipo de ejercicio por las mañanas?   ― ¡Basta Roy!  ― pensó  ―  sólo basta. ―  Salió de la regadera y después de desayunar comenzó su día. Su pequeña agenda que antes le servía para todo, poco a poco fue llenándose y supo que pronto ya no tendría espacio para hacer sus pequeños dibujos o escribir sus letras, así que antes de revolver todo, salió a la calle a comprar una más grande.  Caminó por las calles de su tan conocida ciudad y entró a un local donde vendían de todo para la papelería, se dirigió inmediatamente al área de agendas, tomó la más simple y al voltear se encontró el rostro de Noelia que le sonreía.   ― ¿Me estás espiando Rodrigo Casablancas?  ―  preguntó y el rostro de él se ilumino por completo.   ― ¿Cómo sé que tú no me espías a mí?  ―  le siguió el juego.   ― Bueno punto, pero eso es imposible, yo ya estaba aquí cuando tu llegaste. Iba a dejarte ir pero luego vi como entraste directo a esta área y tomaste la agenda más fea del lugar. ―  Al decir esto la chica del local la vio con una cara de pocos amigos  ―  admítelo, es horrible  ―  le respondió Noelia provocando la risa de Roy.  La observó, ahí estaba de nuevo esa musa que le había quitado el sueño durante días y que ella simplemente no tenía ni idea. Su hermoso cabello negro y largo adornado por ese pequeño gorro de tela rojo con un bombón blanco, esos ojos, esa sonrisa… era perfecta para él.  ― ¿Qué tiene de malo que la tome? Sólo tendrá el propósito de llevar las fechas  ―  preguntó Rodrigo.   ― Debes escoger la libreta por lo que te hace sentir, tu nueva carrera será emocionante ¿cierto?   ―   ― Cierto. ―   ― Pero si ves esta agenda toda gris y fea dirás: Dios mío qué horror, que días tan aburridos. ―   ― ¿Eso te dice esta agenda?  ―  comentó Roy entre risas.   ― Sí, me dice que es mejor no hacer nada, parece agenda de abogado  ―  y ambos se rieron.   ―Vale, entonces ¿cuál me sugieres?  ― le alentó a que le recomendara una.  Noelia se volteó y comenzó a buscar entre las otras agendas, cuando encontró la indicada se la ofreció y Rodrigo al ver la portada de un pequeño gato con un gorrito y una taza de café que decía “Good Meowing” sonrió.  ―¡Ves! Sólo de verla sonreíste.― ―Me gusta.― ―Y además cada vez que la veas recordarás que debes tomar café, la bebida más rica que hay en el mundo.― Sus miradas volvieron a cruzarse y esa sensación de paz y tranquilidad regresó ― ¡Vale! Me la llevo.― ―Yes! ― dijo ella divertida.  Fue hacia el mostrador y la chica con rostro de pocos amigos se la vendió. Ambos salieron del local ― seguro la chica del mostrador tiene esa agenda de abogado ― le murmuró Noelia.  Rodrigo lanzó una carcajada que le liberó todo el estrés. Noelia le hacía sentir único, como si fuera un bálsamo para todos su nervios.  ―¿Eres especialista en agendas? ― ―Sí, tengo un sexto sentido con las libretas, escribo así que debo escoger la indicada siempre, es todo un ritual, horas de práctica y experiencia ― bromeo.  ―Interesante…― respondió Roy mientras la veía ―¿Crees que me podrías hablar más sobre eso si te invito un café? ― ―Me encanta el café.― ―Perfecto― contestó  y juntos volvieron a tomar el mismo rumbo. 
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