Ginebra Después de bañarme y volverme a poner la ropa que llevaba en la mañana, camino por la habitación tratando de no aburrirme, Adán se largó hace un par de horas y me dejó aquí sola. Entro a su closet y observo todo lo que tiene ahí, tiene mucha ropa elegante, se nota que es un presumido. Me vuelvo a la habitación y busco en los cajones algo que me sirva, encuentro unas tijeras que no pintan para nada servibles...pero si me sirven. Regreso al closet y acaricio la tela fina que ahí abunda, acerco las tijeras y comienzo a cortar cada una de las camisas, trajes y pantalones que veo a mi paso. Tomo todas las corbatas y hago lo mismo, rasgo los zapatos y todo, absolutamente todo lo que me encuentro. Llego hasta 3l cajón enorme y bonito, lo abro y mis ojos se abren ante la maravillos