Al salir del cuarto de baño voy en busca de mis maletas, pero al entrar al closet veo que mi ropa y mis cosas están perfectamente organizadas junto a las de Baltazar. Elijo un vestido Beige de tiras anchas, espalda descubierta, largo hasta las rodillas. A juego unos tacones del mismo color y la gabardina. Me maquillo sutilmente y me ato el cabello en una coleta. Cuando salgo del closet me lo encuentro sentado en el borde de la cama acomodando los gemelos en la camisa. Me quedo observándolo un momento, ese hombre es el maldito pecado personificado, por un instante siento sus manos recorrer mi cuerpo. ¿pero qué dices? Es un completo desconocido. Me reprendo mentalmente, pero pensándolo bien, tengo todo el derecho del mundo a fantasear a ese hombre porque resulta ser mi esposo.
- ¿vez algo que te guste? – pregunta observándome con diversión.
- Cabron – digo pasando por su lado en busca de mi bolso.
- Pervertida – dice parándose tras de mi – aunque para serte sincero – su aliento acaricia mi oído haciendo que mi pulso se acelere – me encanta la forma en la que me observas, como si quisieras violarme. – le doy la razón, después de lo sucedido hace un rato siento unos enormes deseos de tener mucho sexo con él.
- ¿nos.… nos vamos? – preguntó tratando de recobrar la cordura, apartándome de él.
- Axel no tardará en llegar, traera los planos para que los apruebes y puedan comenzar – me informa mientras se pone la americana. Siento como mi sexo se contrae al ver lo bien que le queda ese puto traje – deja de mirarme de esa forma porque no respondo.
- ¿No tengo alternativa? - preguntó evadiendo su comentario.
- No – responde sin más – en unos minutos llegará Axel y podrán comenzar.
- mi opinión te importa una mierda ¿verdad? – estoy furiosa
- cuando se cuál sería tu respuesta si te diera a escoger – responde saliendo de la habitación dejándome con la palabra en la boca. Furiosa salgo a toda prisa de la habitación y lo encuentro desayunando tranquilamente en la barra de la cocina.
- No puedes simplemente ignorarme – digo llegando hasta él.
- No te estoy ignorando amor, solo no quiero discutir – continúa comiendo como si nada.
- No llevamos ni un día de casados y ya me tratas como un objeto más de la decoración – digo exasperada – no sé por qué pagaste tanto dinero por un objeto más de la decoración.
- Lo único que quiero es que te interés por algo tan importante para nuestro matrimonio – responde exasperado.
- En primer lugar, yo nunca me quise este matrimonio, fue algo que tanto usted como mis padres me impusieron – veo su mirada endurecerse – no quiero adecuar mi jaula de cautiverio.
- Llámala como quieras, pero ten presente que ese lugar al que llamas "jaula" será donde crecerán nuestros hijos. Porque los tendremos – me toma de la mano y me jala hacia él haciendo que quede de pie en medio de sus piernas. Me toma de la cintura y hace que lo vea a los ojos. – así que puedes seguirme odiándome o bien podrías amarme, pero recuerda que ambas están a mi favor. – me besa delicadamente, las piernas comienzan a temblarme y mi cuerpo se enciende con ese simple beso, hasta que un cascarreo nos hace separar.
- Disculpen señores, el señor Axel Ferrer está subiendo – nos informa Tiago. Baltazar me da un corto beso antes de soltarme.
- Tiago vendrá por ti más tarde para que vayamos a almorzar – asiento con la cabeza un poco confundida por lo que estoy sintiendo. En ese momento escuchamos llegar el ascensor y de este sale un hombre atractivo, alto, de cabello castaño y ojos claros.
- Buenos días – saluda viniendo hasta nosotros.
- Hola Axel – dice Baltazar estrechando su mano – quiero presentarte a mi esposa Anelis Rochester
- Un gusto – digo estrechando su mano.
- Es usted realmente hermosa señora Rochester – dice sonriéndome y descubro que es gay. – un placer conocerla
- Los dejo, debo ir a la oficina – dice mi esposo dándome un beso en la frente. Cuando Baltazar se va dejándonos solos me siento muy extraña.
- Bien ¿por dónde empezamos?
Pasamos toda la mañana revisando los planos que él traía preparados, me enseñe colores, materiales y yo me agobio al tratar de tomar tantas decisiones a la vez. Le doy algunas instrucciones sobre cosas que me encantarían y él me dice.
- Se hará tal y como usted lo desee. - Elijo los colores para toda la casa, n***o, blanco, gris plata y beige. Me dice que es una excelente elección de colores y a final de la mañana me enseña un boceto en su portátil con los colores distribuidos. No sé cuánto tiempo pasa hasta que llega Tiago por mí.
- Señora, el señor me envió por usted.
- Espera voy por mi bolso – subo rápidamente por mi bolso y al volver me detengo junto a Axel – nos vemos a las dos en la casa.
Axel asiente con la cabeza mientras recoge sus cosas al tiempo que camino junto a Tiago hasta el ascensor, bajamos rápidamente hasta el Lobby, Tiago me guía por la estancia hasta la salida y luego hasta un hermoso Lincon Continental n***o. Me abre la puerta de la parte de atrás para que suba. Nos incorporamos rápidamente en el tráfico londinense. Observo fascinada la ciudad ya que siempre ha sido una de mis favoritas.
Pienso en lo rápido que ha cambiado mi vida, el día de hoy debería estar en Berlín cerrando un multimillonario trato, pero estoy aquí siendo una perfecta esposa florero. Jamás imaginé esta vida para mí, pero la vida a veces nos juega unas extrañas bromas. Imagine mi vida como la respetable y temida CEO de mi propia empresa o la de mi padre, pero ahora mi vida solo será ir dos pasos detrás de un hombre como cualquier sumisa. Llegamos a un hermoso edificio, Tiago me abre la puerta del auto y suspiro antes de bajar. Me guía hasta la entrada del edificio, cuando escuchó mi nombre.
- ¿Anelis? – cuando me vuelvo a ver de quien se trata me encuentro con unos hermosos ojos cafés que por mucho tiempo me han enamorado.
- David – sonrío yendo hasta él para abrazarlo. – cuanto tiempo sin verte.
David Warren, fue mi novio en la universidad. Nuestra relación duró dos años, pero decidimos terminar cuando nos graduamos ya que él tuvo que irse del país. Antes de irse David me pidió matrimonio, pero lo rechacé diciéndole que no estaba preparada. Grave error. De repente Soy bruscamente apartidada lejos de él, al levantar la mirada me encuentro con la mirada furiosa de mi esposo.
- Amor, te estaba esperando – dice con una tranquilidad que sus ojos no demuestran. Me besa para luego volver la mirada al frente. - ¿Quién es tu amigo?
- David Warren – se presenta retando a Baltazar con la mirada – un viejo amigo de Ani.
- Baltazar Rochester – dice con superioridad – su esposo.