〔Cee〕
Con todos los nervios a flor de piel, entro al pequeño piso donde ahora vivimos. Escucho como Bastian cierra la puerta y puedo jurar que mis piernas tiemblan y siento que no me podré sostener. Camino hacia el apagador para prender la luz pero Bastian pone su mano sobre la mía evitando que lo haga y al voltear a verlo niega con la cabeza. Luego la toma con cuidado, ya que es la mano que tengo aún lastimada, y la besa. Me sonrojo, sólo que él no lo puede ver porque la obscuridad es mi escudo, así que simplemente lo veo a los ojos y él sonríe.
―¿Por qué tiemblas? ― Me pregunta ―¿Me tienes miedo?
Niego con la cabeza y sigo viéndolo a los ojos sin poder decir más porque sé que si dijera lo que pienso mi voz saldría temblorosa y lo menos que quiero que es Bastian la escuche así. No te
