—Don. Leonardo levanta la mirada de su teléfono para mirar a Fer con su ceño fruncido. —Fer, ¿qué haces aquí? —Se dan un corto abrazo. —Partimos esta mañana de Ibiza. Me acabo de enterar del secuestro de Kara. —Hace una mueca—. Espero poder servir de algo. —Ahora mismo, no, porque son hombres lobos, no son el tipo de persona con la que estamos acostumbrados a lidiar —expresa con bastante seriedad. —No puedo quedarme aquí, así que tienes que llevarme contigo. —Fernando… —No, nunca permitiría que fueras solo. Sabrá Dios con la clase de personas que te vas a topar en ese lugar. Leonardo sabe que su hermano no retrocederá ni dejará que se enfrente solo a lo que sea que se tiene que enfrentar cuando llegue por Kara. —Bien, pero debes mantenerte activo o serás devorado por alguno de es