Capítulo 1

3676 Words
Hola, gracias por llegar a una de mis historias. Ya la pueden encontrar en formato físico en Amåzøn bajo la publicación de Stary. Recuerden que la historia de Loren y Cameron se llama: Nuestro amor entre las nubes, y tenemos la historia de Jonás, que va después de esta. Se llama ¿Y si lo hacemos realidad? Mil gracias y espero que la disfruten. +++++++++ *Está historia está registrada por derechos de autor, con el número 2106308226154* *TODOS LOS DERECHOS SON RESERVADOS* Estoy terminando mi turno en el hospital cuando suena mi teléfono. —Hola cariño—le contesto a Andrew animada. —Vida necesito que vengas a mi oficina, es algo urgente—dice molesto. —Enseguida voy ¿todo está bien?—pregunto preocupada. —Sólo ven—dice y cuelga sin darme tiempo a preguntar algo más. Me quito mi bata y entro al baño para acomodar mi cabello, me quedo viéndome por un momento en el espejo, mis ojos se ven un poco tristes, son verdes pero no claros, pero hoy realmente se ven mucho más oscuros aún. Mi padre dice que soy igualita a mi madre que falleció hace varios años; tengo el cabello rubio y mi piel es almendrada, mi nariz es pequeña y mis labios son un poco gruesos, me veo las ojeras y sonrío, hoy me siento realmente agotada, ha sido una noche bastante larga y aún tuve pacientes durante el transcurso de la mañana. Soy pediatra, y trabajo en el Children's Hospital de Boston, amo mi trabajo pero en esta época de frío tenemos muchos pequeños con gripe, todo se vuelve un caos y las noches se hacen más largas de lo normal. Me pongo un poco de agua en las mejillas para despejarme y me dirijo al consultorio de mi prometido Adrew, él también es doctor, tenemos 3 años de novios y estamos en planes de boda, hace unos meses me lo propuso y no pude negarme, es un buen hombre y yo lo amo, no vivimos juntos porque cada uno tiene su apartamento, además Andrew tiene una hija adolescente y aunque nos llevamos bien, ella prefiere tener su espacio en el apartamento de su padre, Mica tiene 15 años, su madre y Andrew la tuvieron muy jóvenes y por desgracia tienen muy mala relación, la mayor parte del tiempo se evitan, pero cuando se ven siempre terminan discutiendo, me puede mucho Mica porque aunque ella no lo demuestre sé que sufre mucho por los problemas de sus padres. Salgo de mis pensamientos cuando llego al consultorio de Andrew, entro y está sentado frente a la computadora, él apenas empezó su turno por lo que se ve tan fresco, nada en comparación conmigo en este momento, es un hombre muy guapo, alto, delgado, tiene unos hermosos ojos color miel y el cabello castaño, él siempre ha sido muy serio pero en este momento me preocupo porque más que serio, se ve muy molesto. Me acerco y le doy un beso pero no me lo devuelve. —¿Qué pasa Andrew? —Eso mismo quiero que me digas tú. —No te estoy entendiendo. —Hoy fui a sacar los permisos para el matrimonio. —¿Y cuál es el problema? Me entrega una hoja y cuando la reviso siento que la sangre me baja a los pies, es una acta de matrimonio de hace 11 años, estoy casada con un hombre llamado Brett Watford, nos casamos en Las Vegas, me dejo caer en la silla preocupada. —Esto tiene que ser un error. —No, no lo es, te casaste hace 11 años y yo no lo sabía. —Pero Andrew, ni siquiera yo lo sabía. —¿Fuiste a Las Vegas en esas fechas? Me quedo pensando por un momento. —Si, fui cuando cumplí mis 21 años con mis amigas a celebrar y ... Vienen a mi mente los recuerdos de mis amigas y yo festejando y tomando, tomando demasiado, bailé con un chico del que sólo recuerdo sus hermosos ojos verdes y.. no, no puede ser.. salimos juntos del antro pero ... Me pongo de pie nerviosa y empiezo a dar vueltas por el consultorio. —¿Quién es él?—pregunta Andrew enojado. —No tengo ni la menor idea, ni siquiera me acuerdo que me hubiera casado. —Izan nos casamos en 6 meses. —Ya lo sé. —Tienes que arreglar esto cuanto antes. —Lo haré Andrew, no te preocupes. —No puedo creer que te emborracharas tanto. —Estaba festejando con mis amigas. —Pero llegaste al punto de casarte con un desconocido, no quiero ni imaginarme lo que hiciste con él. Volteo a verlo furiosa. —No te permito que me faltes al respeto Andrew, una cosa es que cometiera un error y otra que me trates como una cualquiera, te recuerdo que tú también tienes un pasado. Salgo furiosa del consultorio antes que me diga algo más, como ya es mi hora de salida voy a recoger mis cosas a mi consultorio y salgo con prisa al estacionamiento, me subo al coche y de inmediato llamo a mi mejor amiga. —Hola Izan—contesta Bella risueña. —Bella necesito hablar contigo, es algo importante. —Estoy en la oficina, llegue hace un momento. —¿Puedo ir? —Por supuesto. Manejo por varios minutos hasta llegar al edificio donde Bella tiene su oficina, dejo mi coche en el estacionamiento y entro con prisa. —Buenos días Izan.— Me recibe la secretaría de Bella. —Hola Etsy, ¿Bella está ocupada? —No, pasa, te está esperando.—Asiento y entro rápidamente a la oficina, Bella se pone de pie para saludarme con un beso y un abrazo. —¿Qué pasa? Te ves pálida. Saco la hoja de mi bolsa y se la muestro, ella se sienta y empieza a leer. Bella es mi mejor amiga desde que éramos niñas, somos como hermanas, le dice pa' a mi padre porque dice que lo adora, ella vive con su abuela, sus padres la abandonaron cuando era una bebe. Es una mujer muy guapa, tiene el cabello castaño y unos hermosos ojos azules, tiene mucha personalidad y siempre anda impecable, pero lo que más me gusta de ella es que no se deja de nadie, es soltera porque no perdona ningún tipo de mentiras. —¿Izan esta fecha fue en el viaje que hicimos para festejar tu cumpleaños? —Si. —¿No me digas que es aquel chico rubio de ojos verdes? que por cierto estaba guapísimo. —No me lo recuerdes. —¿Cómo descubriste esto? —Fue Andrew. Ella pone los ojos en blanco, Andrew siempre le ha caído mal. —¿Cómo se puso? —Como loco, quiere que arregle esto cuanto antes, dice que solo quedan 6 meses para la boda. —Habrá que localizar a este hombre. —¿Cómo? Si ni no sé nada de él, ni siquiera nos preguntamos nuestros nombres cuando nos conocimos en Las Vegas. —Déjame ver que puedo hacer y te aviso. —Gracias Bella, te lo agradezco. —¿No has pensado que esto puede ser una señal? —¿Señal de qué? —De que no deberías de casarte con el idiota de Andrew. —Bella, Andrew es un buen hombre y me trata muy bien. —Yo no estoy tan segura de eso, es demasiado dominante para mi gusto, se cree el hombre perfecto cuando todos sabemos que esta muy lejos de serlo. —Nunca he entendido por qué lo odias tanto. —Tú te mereces lo mejor y para mi él no lo es. —Bueno— suspiro frustrada—, me voy, tuve una noche bastante agitada y lo menos que quiero hacer es discutir por Andrew. —Si tienes razón, lo siento, anda ve a descansar que parece que te paso un tren por encima. —Pues no estás muy lejos de la verdad, era un tren lleno de pequeños resfriados. —Me lo imagino. —Gracias Bella, en cuanto sepas algo no dejes de avisarme. —No te preocupes, esto se arreglará en menos de lo que te imaginas. —Eso espero.—Me despido de ella y de su secretaria y salgo mucho más animada, llego al apartamento y me preparo algo rápido para desayunar, estoy por terminar cuando suena mi teléfono. —Hola papá. —Buenos días hija. —¿Cómo estás? —Bien, voy al trabajo.—Mi padre tiene una compañía de construcción y le va bastante bien, por suerte ya solo se encarga de supervisar las construcciones, cosa que lo mantiene entretenido porque no sabe estar en la casa. —Izan mi secretaria tiene un niño de 10 años y dice que ha tenido algunos problemas médicos ¿crees que puedas revisarlo? —Por supuesto papá, dile que lo lleve esta noche al hospital, estoy en ese turno. —Gracias hija. —Oye papá, parece que te preocupas demasiado por tus empleados ¿no crees?—Lo escucho sonreír nervioso. —No hija, pero ella estaba preocupada y yo le dije que tú eras doctora. —Es broma papá, y no te preocupes yo lo revisaré. —Gracias, te dejo descansar y te hablo después. —Muy bien, te quiero. —Yo también hija.—Colgamos y sonrío, mi padre es un hombre muy apuesto, yo estaría feliz de que encontrara una buena mujer que le hiciera compañía, desde que mamá falleció se ha dedicado sólo a mí y al trabajo, me gustaría verlo feliz de nuevo, yo trato de mantenerme muy pendiente a él pero a veces es muy difícil por mi trabajo. Termino de desayunar y recojo los platos, me doy una ducha rápida para quitarme el olor a hospital y me voy directo a la cama, con el cansancio que siento no tardo mucho en quedarme dormida. Despierto muy tarde y siento un dolor de cabeza terrible, estuve soñando con el hombre que es mi esposo y ni siquiera lo recuerdo bien, me tomo un café y unas pastillas, empiezo a prepararme para ir a trabajar, reviso mi teléfono y Andrew aún no me llama, parece que está muy molesto, ceno algo ligero y me voy al hospital, apenas llego y tengo una enorme lista de mis pequeños pacientes, por suerte no pasa de resfríos y cosas leves, voy a mi consultorio para tomarme un café y en eso entra Bella casi corriendo. —¿Bella qué haces aquí y a esta hora?—pregunto preocupada.—Casi es media noche. —Lo encontré—dice tratando de recuperar su respiración. —¿Qué? —Encontré a tu esposo. —Vaya, eso está muy bien, mándale los papeles del divorcio cuanto antes. —Izan no tienes idea de quién es. —No ¿porqué? ¿No me digas que es un ladrón o peor aún un asesino y está en la cárcel? —Noo. —Entonces es un hombre sin hogar y tendré que mantenerlo de por vida.—Ella suelta una enorme carcajada. —Al contrario. —No te estoy entendiendo. —Izan, tú esposo es Brett Watford. —Si lo sé, vi su nombre en el acta. —No, es "Brett Watford"—hace la señal de comillas con sus dedos—. El jugador estrella de los Broncos de Denver. —¿Qué? pero .. —Pero, eres la esposa de un hombre famoso y además multimillonario. Yo me dejo caer en la silla. —Esto no puede ser. —Pues sí, lo es, y no quiero ponerte nerviosa pero será muy difícil que lleguemos a él. —¿Qué me recomiendas? —Primero que vayas a Denver y trates de buscarlo y hablar con él, pueden llegar a un buen acuerdo. —¿Qué le voy a decir? Hola Brett ¿Te acuerdas de mi? Hace 11 años nos conocimos y parece que tomamos de más y nos casamos, crees que puedas darme el divorcio, resulta que en 6 meses me voy a casar. Bella suelta una carcajada. —Pues más o menos eso es lo que tienes que hacer. —¿Tienes su dirección? —No. —Perfecto, odio los deportes y tendré que ir a sentarme 4 horas en el estadio para tratar de hablar con él, escuchando como se golpean los jugadores de una forma brutal. —Sin contar que están jugando para pasar a las finales y los boletos están carísimos. Paso mis manos por mi cabello. —Esto es increíble, nunca tomo y el día que lo hago cometo un error monumental. —Pa' estará feliz. —Ni lo menciones, precisamente es fanático de los Broncos. —Pídele que te acompañe, estará encantado. —Tienes razón, lo haré. —Bueno, yo tengo que irme, estoy agotada y mi abuela me está esperando. —Pobre Lala, no la hagas esperar más. —Tenía que decirte todo personalmente. —Gracias por venir. —Cualquier cosa que necesites no dudes en llamarme. —Si lo haré.—Nos despedimos y se va, tengo que hablar con mi jefa para pedir unos días de descanso para viajar a Denver, vuelvo al trabajo y después de varias horas por fin termina mi turno, me voy a la oficina de la directora del hospital, es la madre de Andrew, la Dra. Pierce. Cuando entro ella me sonríe, es una mujer mayor pero muy comprensiva, siempre ha apoyado mucho nuestra relación. —Hola Izan ¿terminaste tú turno? —Si Betty, pero vengo a pedirte un favor. —Dime ¿qué necesitas? —Quiero ver si me puedes dar unos días de descanso. —¿Pasa algo? —No, necesito hacer un viaje por un asunto personal. —Claro ¿te parece bien la próxima semana? —Si estaría perfecto, te lo agradezco mucho. —No te preocupes, espero que arregles todo. Estoy por salir de su consultorio y se pone de pie. —¿Izan todo está bien con Andrew? —Si, todo está bien. Salgo y voy a recoger mi bolsa, estoy por subirme al coche cuando Andrew me alcanza. —Izan. —¿Qué pasa Andrew?—contesto un poco frustrada. —Mi madre me dijo que pediste unos días. Vaya, si que fue rápida. —Si, para la próxima semana. —¿Puedo saber para qué? —Voy a tramitar lo del divorcio y tengo que salir fuera de la ciudad. —Podrías haberme avisado. —Andrew no quiero discutir contigo, voy a solucionar mi error para poder seguir con los preparativos de la boda. —¿Quieres que te acompañe? —No, le diré a mi padre. Se acerca y me abraza. —Perdóname, fui muy grosero contigo. —Lo fuiste. —Me puse como loco cuando supe que estabas casada. —Arreglaré eso cuanto antes. —¿Puedo ir a tu apartamento? —No me parece buena idea, estoy agotada y me gustaría dormir. —Está bien, pero vida no olvides que te amo. Se acerca para besarme y yo pongo la mejilla. —Nos vemos después Andrew.—Me subo al coche y me voy a mi apartamento, antes de bajarme me pongo a buscar en mi teléfono los boletos para el juego de la próxima semana, por suerte encuentro dos en muy buen lugar, aunque me cuestan un ojo de la cara no me queda de otra, necesito arreglar esto cuanto antes. Cuando entro me llega un delicioso aroma de la cocina. —Papá huele delicioso ¿qué es..?—Me quedo un poco desconcertada al encontrar a una mujer al lado de mi padre en mi cocina, él al verme de inmediato se acerca y me abraza. —Buenos días hija, te presento a mi secretaria Yola. Es una mujer casi de la edad de mi padre, se acerca a saludarme un poco avergonzada. —Hola Izan, espero que no te moleste encontrarme aquí, tú papá pensó que era una buena idea para hablarte de mi nieto. —Mucho gusto Yola, no claro que no me molesta, pensé que era tu hijo, al final no lo llevaste al hospital ¿verdad? Ella sonríe. —Es mi nieto pero yo tengo su custodia, no lo llevé porque quería primero contarte algunas cosas. —Eso está muy bien, pero me muero de hambre ¿les parece si conversamos mientras desayunamos? Ella y mi padre sonríen, entre los tres ponemos la mesa. Empezamos a desayunar y la verdad es que Yola me cae muy bien, ahora entiendo porque el interés de mi padre por ayudarla. —Bueno cuéntame un poco ¿qué es lo que pasa con tu nieto? Ella se pone un poco roja. —Mi hija está en la cárcel, andaba en malos pasos y siento que a él le ha afectado mucho, últimamente está muy rebelde y no quiere ir a la escuela. —Vaya, la verdad que debe ser muy difícil para él toda esta situación. —Si lo es y la verdad yo ya estoy mayor y no sé que hacer, mi hija lo tuvo muy joven y nunca ha sido responsable, ella y su novio han estado involucrados en cosas de drogas y la verdad yo prefiero mantenerme alejada de ellos y también mantener a mi nieto al margen de sus problemas, por eso nos mudamos aquí a Boston hace unos meses, pero siento que eso en vez de ayudarlo lo estoy perjudicando. —Bueno Yola en ese caso no hay mucho que yo pueda hacer, pero puedo recomendarte un psicólogo que trabaja en el mismo hospital que yo, creo que él puede darle algún tipo de terapia y ayudar a tu nieto de alguna manera. —Muchas gracias Izan, de verdad que me da mucha pena molestarte pero me siento desesperada. —Le tomo la mano y se la presiono con cariño. —No tienes nada que agradecer, además me imagino que este desayuno lo preparaste tú ¿verdad? —¡Hija! —¡Papá! conozco perfectamente tu sazón y aunque cocinas delicioso, sin dudarlo esto estuvo para un premio. Mi papá suelta una enorme carcajada. —Opino lo mismo. Empiezo a recoger los platos y Yola me detiene. —Yo lo hago Izan. —No Yola, no se moleste. —No es molestia hija, además me diste una esperanza con lo de mi nieto. Entra a la cocina y mi padre se queda viéndola. —Pareces muy entusiasmado papá. —Hija espero que no te moleste que vinieramos sin avisar. —No papá sabes que no me molesta, además tienes derecho a ser feliz y Yola me cayó muy bien. —Me alegro hija, muchas gracias.—Me acerco y le doy un beso. —Tengo que decirte algo que tal vez no te vaya a gustar. —Si voy a ser abuelo me voy a poner feliz. —No papá, no es eso, al menos no por ahora. —Entonces ¿qué es? —Bueno papá resulta que Andrew estaba tramitando todo para la boda y me acabo de enterar que estoy casada. Mi papá se pone un poco pálido. —Pero hija ¿eso cómo sucedió? —¿Te acuerdas cuando fui a Las Vegas a festejar mi cumpleaños? —Por supuesto, claro que lo recuerdo. Me pongo un poco roja por la vergüenza que siento con mi padre. —Parece que tomé de más y resulté casada. Mi papá suelta una enorme carcajada que me deja un poco desconcertada. —Papá todas las reacciones me esperaba de ti, menos esta. Él se limpia los ojos por las lágrimas que derramó con la risa. —Hija no puedo creerlo, tú siempre tan centrada y nunca has bebido hasta perder el control. —Pues parece que lo hice y perdí el control por completo, además de que también perdí mi soltería. —Hija tienes 11 años de casada y yo apenas me estoy enterando. —No te preocupes papá, yo también me acabo de enterar. —¿Y qué vamos a hacer? No quiero imaginarme cómo está Andrew. —Está furioso, pero Bella me dijo donde vive mi esposo y tengo que viajar a pedirle el divorcio. —Vaya hija, aún no puedo creerlo de ti. —Lo siento papá, me muero de vergüenza. El toma mi mano y me da un beso. —Todos cometemos errores, es la primera vez que tú lo haces, no tienes porque avergonzarte. —Gracias papá, ahora quiero pedirte un favor. —El que sea hija. —¿Me acompañarías en este viaje? —Por supuesto, yo iré contigo a donde sea. —La próxima semana nos vamos a Denver. Mi papá se sorprende. —Vaya, así que mi yerno vive en Denver. —Eso no es todo papá, ¿te suena de algo el nombre de Brett Watford? —Por supuesto hija es el mariscal de campo de los Broncos ¿pero eso qué tiene que ver? —Bueno, que él es tu yerno. Mi padre se levanta de la mesa asombrado. —¿Esto es una broma verdad? —No papá, jamás haría una broma de este tipo. —No lo puedo creer. —Yo tampoco. —Pellizcame para saber que es cierto. —¡Papá! —Lo siento hija, imagínate que de un día a otro te enteras que eres el suegro de un famoso, y nada más y nada menos que es el jugador estrella de mi equipo favorito. —Compre los boletos para el partido de la próxima semana, tengo que ver si puedo hablar con él. —No lo puedo creer, Brett Watford es mi yerno, si hasta tengo su camiseta, me la llevaré para que me de su autógrafo. —¡Papá! —Hija no te preocupes, te prometo que se lo pediré después de que hables con él para no interrumpirlos, lo siento mucho por Andrew, pero yo por alguna razón me siento emocionado. Oh por Dios, este viaje será más interesante de lo que me imaginé.
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