Camila Arrastro los pies cuando camino hasta la cafetería. Sé lo que me espera hoy, volver a verlo no estaba en mis planes. Todavía lo amo, me di cuenta cuando me sentí aliviada de verlo con vida, pero a la vez lo odio tanto. Venir de esa manera a preguntar si todavía podía trabajar, sin siquiera tener vergüenza de lo que hizo, de cómo me trató... está claro que nunca me quiso. Bufo cuando lo encuentro en la puerta, menos mal que también están Celeste y Eliana. —Me olvidé la llave —dice mi prima—. Por eso no abrí. —Ja, no hay problema —replico abriendo. Acomodamos todo, nos ponemos el delantal y noto una fuerte mirada sobre mí que ya sé de dónde proviene, pero no pienso verlo. Estoy nerviosa y tengo ganas de vomitar. —¿Cómo te fue ayer? —me pregunta Celeste por lo bajo. Resoplo. —M