El silencio en la habitación no duró mucho, Regina aún lloraba y Leo miraba hacia el techo. – Sabrina me rechazó hace años y me pidió que siguiéramos siendo amigos. Es probable que estuviera de acuerdo con ella en algunas cosas, no lo sé, no me daba cuenta – resopló – realmente, nunca me importó el lugar que eligiéramos para comer o en qué salón estudiábamos. Me daba igual y Sabrina siempre hablaba primero. Nunca supe cómo tratarte – la miró – me acercaba a ti y te molestabas conmigo o te levantabas e ibas con Víctor. A él le sonreías, a mí me tratabas como si apestara y si lo piensas, tengo más razones para estar celoso de tu amistad con él, que tú con alguien a quien no he visto en años. Regina se sorprendió – ¿yo y Víctor?, ¡te volviste loco! – ¿Yo y Sabrina!, ¡te volviste loca! – N

