– ¿Y bien? – preguntó Regina mientras jugaba con su collar – usted dijo que yo construí esa pared. No recuerdo las palabras exactas, fue algo como “¿quién crees que la puso ahí?”
La doctora Andrea escuchó su relato y dijo – entiendo que fue difícil para ti.
– No tiene idea – respondió Regina y se cambió de lugar en el sillón.
La doctora la observó. No era la primera vez que Regina elegía atacar, de hecho, lo hacía la mayor parte del tiempo como una forma de manejar la presión. Y pasar de ese estado de alerta a uno en el que Regina se sintiera más segura no iba a ser fácil.
– Es nuestra tercera sesión – señaló después de una larga pausa – así que cambiaremos un poco la dinámica. Háblame de tu esposo.
Regina soltó el collar y miró a la doctora.
– Me equivoqué en mi análisis y quiero te
