La parte baja del bar parecía una fiesta, había un grupo de personas, todos estaban vestidos con uniforme y hacían un gran escándalo mientras bebían.
En comparación, Leo, Cristián y Javier eran mucho más tranquilos.
– El paquete de fiesta es una locura – dijo Javier mientras miraba el menú – ¿quién invita?
– ¡Yo! – dijo Leo, levantando la mano.
– En ese caso – dijo Javier y ordenó el paquete de fiesta.
Leo tuvo un recuerdo vago y miró muy fijamente a Javier – cierto payaso me dijo que estabas en buena forma y, creo que sus palabras fueron – hizo una pausa – bien alimentado.
Javier tragó saliva, Cristián volteó a verlo y él respondió – nadie cocinaba, ordenábamos a un restaurante y ya que me tenían como prisionero decidí ordenar langosta, caviar…, cosas como esas. Me esforzaba por hac
