Julian Sheila se veía hermosa, sus mejillas sonrojadas y el hecho de querer tener su primera experiencia conmigo era… lo más sexy y candente que pude haber experimentado jamás. Luego de tomar la copa que me había dado y sentir el burbujeo en mi garganta, me sorprendió su arrebato al lanzarme sobre la cama y luego, la manera en que me estaba haciendo el sexo oral, como toda una experta. Cerraba los ojos y echaba la cabeza hacia atrás, deleitado por la succión de su pequeña boca sobre mi virilidad, que cada vez estaba más endurecida y lista para ella. La deseaba a morir, pero no era eso solamente y lo sabía desde mucho, mucho tiempo, solo que el ser mi hermana adoptiva, me había hecho pensar que estaba mal sentirme de esta manera con ella, sobre todo al ser solo una niña de 12 años. —