—Pareces cansada —murmuró Julian, una vez que estuvimos dentro del auto.
Me había levantado más temprano de lo que él me había dicho, ya que no podía dormir.
Ese día vestía una blusa de chifón blanco, que mostraba debajo un hermoso brasier del mismo color, en mi cintura se ceñía una falda de tubo color rojo intenso que combinaba con mi zapatos y labios.
Me había atado el cabello en un moño en medio de la cabeza, del que escapaban algunos cabellos más cortos, pero aún así, lucía muy profesional. Sin embargo, debajo de mis ojos jade, aunque me había puesto maquillaje, podían divisarse un par de ojeras claramente.
Deslicé un pie debajo del otro y apreté los labios.
—No he tenido buena noche...
—¿No te pareció cómoda tu habitación?
—¡No! No es eso, la habitación es preciosa —sonreí, a
