He estado unos días fuera de combate. Ha sido la mejor semana de toda mi puta vida. Una celebración en toda regla.
Pensaba que Leandro se cargaría a su hija de una forma dramática, que Marcus se volvería loco de rabia e iniciariamos la guerra, tal y como yo quería, pero a veces la realidad supera a la ficción.
En cuanto Rocco me informó de que Mía se había suicidado, abrir la botella de whisky más cara de todo el jodido castillo; se merecía un brindis por lo menos.
Solo hay una cosa peor a que muera el puto amor de tu vida, y es que muera el amor de tu vida por tu jodida culpa. Eso te mata, te come por dentro. Puedo verlo en la cara de mi hermano, en su voz, en cada poro de su piel cuando hablamos. Desprende arrepentimiento. Por suerte, ya es demasiado tarde. Jódete Marcus.
En unos días se reunirá con fento y su hermano para buscar nuevas putas. Me habría gustado llevar este negocio yo mismo, catar la mercancía es importante antes de cualquier contrato.
Antes de ir al castillo y hablar con mis hombres, decido pasarme por el piso de Marcus. No puedo negar la realidad; soy un puto enfermo que disfruta viendo a su hermano nadando entre mierda, verlo como poco a poco se hunde y agoniza es como meterse una es raya de coca.
Toco al timbre y espero. Por regla general, uno de los hombres de Marcus ya me habría abierto la puerta, pero ahora está solo, necesita llorar a esa guarra.
Se me escapa una media sonrisa que oculto rápidamente.
Por fin escucho movimiento al otro lado de la puerta.
-¡ Vamos, Marcus! ¡Ábreme! - golpeo la puerta con el puño.
Unos segundos más tarde, la puerta se abre.
Está demacrado. Definitivamente se ha esforzado para ocultarlo. El gran Marcus Moretti no puede hundirse por un chochito, pero lo está.
- ¿Qué mierda quieres? - Pregunta antes de girarse y volver a entrar dejándome ahí plantado.
Quiero grabar en mi mente tu puta cara de dolor. Esto es mucho mejor que meterle un balazo en la rodilla.
- Quiero ver a mi hermano. Tío, estás fatal.
Marcus camina directo al mueble bar y comienza a servirse un whisky. Se lo bebe de un trago y me mira. Me mira como si me analizara, entrecierra los ojos y me señala.
Me gustaría partirle ese maldito dedo. Hasta cuando solo es polvo y muerte se cree mejor que yo.
- Vamos a dejar las cosas claras Killian - Vuelve a llenar su vaso de whisky, pero esta vez tiene la deferencia de servirme otro a mi, aunque antes de llegar a donde yo estoy ya se lo ha bebido - A ti no te importa una mierda como estoy, nunca lo ha hecho, así que no empieces ahora.
Ruedo los ojos aburrido.
- A mi no podría importarme menos, seguramente si mañana te metieran una bala entre ceja y ceja, me iría al Imperiun a beber y follar para celebrarlo, pero tus hombres y tus enemigos no pueden verte débil, porque si tu eres débil, yo también lo soy, así que Marcus, deja de j***r - Dejo el vaso sobre la mesa y me acerco un paso más a mi hermano, acercando mi rostro al suyo - Supera lo de esa zorra y vuelve al mercado.
Aprieta la mandíbula intentando contenerse y yo tengo que hacer acopio de todas mis fuerzas para no reírme en su puta cara. Su talón de Aquiles es su mujer y meterme con ella es clavarle un cuchillo en las tripas y girarlo para introducirlo más aún.
Me agarra de la camisa y me arrastra hacia atrás hasta que mi cabeza choca contra la pared. Debería cabrearme, debería sacar la puta pistola y apuntar a su maldita cara, pero estoy disfrutando tanto de su dolor...
- Si... Vuelves... A... insultarla... Te mato - Susurra apretando la mandíbula.
Mantengo su mirada. Ya he tenido suficiente. Me deshago de su agarre y me coloco bien la camiseta.
- Lo que tú digas, pero haznos un favor, sal de esa mierda de autocompasión. Ella no va a volver.
Esta vez no le doy tiempo a que reaccione. Camino con paso decidido hasta la puerta y me voy.
Ahora sí que es un buen momento para celebrar, pero tendrá que esperar a la reunión que tengo preparada en el castillo con Fento para intentar convencerle de que trabaje para mí sin que Marcus lo sepa, de este modo, desviar dinero es mucho más fácil.
El castillo es una reliquia familiar. Marcus prefiere vivir más céntrico en un dúplex moderno, pero para mí, tiene un toque romántico las piedras antiguas y los torreones que no lo cambio por nada. Si somos prácticos, puedo tener un puto ejército y nadie se enteraria. Puedes torturar a alguien, cosa que ya ha ocurrido, y dejar que grite libremente, absolutamente nadie va a escucharle o a salvarle. Una vez que se adentran en terreno Moretti, están muertos.
- Llegas tarde - Le digo a Fento cabreado por hacerme esperar.
Diez minutos no es ningún drama, pero la falta de respeto si lo es. Me bebo de un trago el whisky de mi vaso y arrastro la silla para levantarme procurando hacer ruido.
No se qué me pasa en la cabeza, cuando me cabreo no veo, me nublo, soy capaz de cometer la mayor atrocidad sin siquiera despeinarme.
Lo agarro por el cuello y lo estampo contra la pared.
- No vuelvas a hacerme esperar.
Abre la boca para decir algo, pero finalmente se lo piensa mejor y la vuelve a cerrar.
Chico listo.
- ¿De qué quieres que hablemos? - Pregunta con un tono altanero que no me gusta nada.
- De negocios, por supuesto. Has quedado con Marcus en unos días, tal vez te interese más mi negocio.
Me responde con una media sonrisa de suficiencia que vuelve a calentarme por dentro. Maldito hijo de puta.
- ¿Por qué querría yo hacer negocios con el pequeño de los Moretti que no tiene poder alguno?
Antes de que pueda pensar con claridad he sacado la pistola, la he cargado y le estoy apuntando directamente a la cabeza. Necesito de todo mi jodido autocontrol para no matarlo. La desvío unos centímetros a la izquierda de su cabeza y disparo dos veces contra la pared.
Ahora parece que respira aliviado. Ya no es tan chulo.
- Tal vez querrías por tener unas ganancias del 30 por ciento y no el diez que te da mi hermano - ofrezco más de lo que debería, pero necesito reclutarlo j***r.
Duda. Puedo ver la duda en su cara.
- Lo siento Killian, voy con tu hermano.
Estira el brazo hasta el pomo y sale cagando leches. Esta mierda no ha salido como esperaba. Solo queda esperar a que comiencen a trabajar para nosotros y desde ahí intentar llevármelo a mi terreno.
Tengo infiltrados y topos por todas partes. Marcus es tan iluso que cree en la lealtad ciega,y precisamente por eso, algún día todo el negocio será mío y Marcus descansará bajo varios metros de tierra.
Han pasado tres días desde mi conversación con Fento. Se supone que hoy se reúnen con Marcus y tengo que saber exactamente que le ofrece y a qué acuerdo llegan. Mi hombre de confianza ya debería haberme llamado ¿Por qué cojones se retrasa?
Le doy la última calada al cigarro y salgo al balcón para respirar un poco de aire fresco. Me jode que las cosas no salgan como quiero.
El teléfono suena. Lo saco y contesto sin mirar quien es.
- Que - Suelto sin ganas de escuchar ninguna mierda.
- Jefe... Ha ocurrido algo increíble - Espero en silencio. Para Rocco algo increíble puede ser cualquier mierda, es lo que tiene haberte criado en un pueblo de mierda, que todo te parecen creíble - Mía Carusso está viva. Marcus la ha encontrado por casualidad y ahora la lleva de vuelta a Verona.
Dejo de respirar. Mis putos pulmones colapsan. Esa zorra sigue viva y Marcus seguro que vuelve a ser ese tío duro y feliz. Me cago en la puta.
- Quiero saber dónde la va a llevar.
No pasa nada, esto solo es un problema momentáneo. En cuanto pueda voy a encargarme personalmente de ella y esta vez voy a cerciorarme que de verdad muera.