Medicina y Reggaeton ©
Safe Creative Código 2208141784256
Alegra
Los ojos de Karl me recorren de pies a cabeza. Parece que trata de ver que en realidad no soy una alucinación y que si estoy ahí. De pronto el claxon de otro auto hace que ambos saltemos y el grito de "muévete imbécil" rompe la atmósfera que se estaba creando.
⎯Déjame ayudarte⎯ me habla de inmediato, acercándose a mí.
⎯No, estoy bien⎯ trato de hacerme la valiente, pero en realidad la mano me duele como el demonio.
Karl, con toda la seguridad del mundo toma mi mano y la ve a la luz de los faros del auto⎯ parece que necesitas un doctor...
⎯¿Tú crees? ⎯ inquiero adolorida.
⎯¿Te lastimé en algún otro lado?, ¿necesitas una ambulancia?⎯ pregunta rápido.
Niego con la cabeza⎯ estoy bien, solo quiero irme a casa.
⎯No puedes irte...
Alzo las cejas, sorprendida ⎯¿por qué no?, ¿a caso me lo vas a prohibir?
⎯Eres una persona que está herida y no sé si es de gravedad, por lo que lo más sensato es que vayamos al hospital para sacarnos de dudas...
Resoplo, Dios mío santo, la noche iba tan bien, si no fuera por ese imbécil.
⎯¡Ya te vas a mover!⎯ grita el hombre furioso.
Johansson me abre la puerta del auto y me invita a pasar⎯ vamos, entre más tardemos, más dolerá...
⎯¿Quién dijo que iré contigo?⎯ expreso, negándome a entrar.
Karl sonríe⎯ esa mano que ya parecen dos y además es mi responsabilidad como persona que casi te atropella en fijarme si estás bien y mi seguro no necesita pagar algo o tu pagarme a mí.
⎯¿Yo?, ¿pagarte a ti?⎯ pregunto, para luego reír.
⎯Veo que abollaste con tu pierna mi auto...
⎯¡Qué!⎯ expreso sorprendida.
⎯Es un Bugatti, te saldrá caro...
⎯¡Muévete!⎯ volvemos a escuchar.
Karl me mira a los ojos y me sonríe⎯ si te subes y te llevo al hospital, no te cobro la abolladura del Bugatti.
⎯¿Me estás sobornando?⎯ pregunto un poco ofendida.
⎯Bueno, entonces llamo a tu padre y le digo...
⎯Vale, vale... ¡Dios!, qué insistencia⎯ me quejo y me subo al auto de inmediato.
Al parecer Karl, sabe perfectamente que la palabra mágica es "llamo a tu padre", no quiero pensar quién le dijo ese truco.
Karl se sube del otro lado y de inmediato avanza. Saco mi móvil con cuidado y trato de enviarle un mensaje a David, pero mi mano tiembla tanto que no puedo.
⎯Eres zurda, te lastimaste la izquierda... es lógico que tiemble.
⎯¿Cómo sabes que soy zurda?⎯ pregunto molesta. De verdad este hombre es insoportable.
Karl sonríe ⎯ Sila es ambidiestra, tu eres zurda como tu padre, Lila es derecha y David es derecho. Los genes de tu padre literal son más fuertes en ti, aunque tengas una gemela idéntica se te puede distinguir por...
⎯¿Por qué me caes gordo?
⎯No, por las cejas y los rizos, son de tu padre...
Volteo hacia la ventanilla y veo pasar la ciudad. Está a punto de amanecer y juro que así no me imaginaba como terminaría la noche. Karl, va a mi lado manejando con una sonrisa y escuchando una aria de ópera que me recuerda a la casa de mi abuelo David.
¿Podría este hombre ser más aburrido?, pienso.
⎯¿Cómo te lastimaste la mano?⎯ inquiere, aún viendo hacia el frente.
Me quedo un momento en silencio y luego suspiro⎯ dándole a un machito lo que se merecía.
Karl voltea a verme y sonríe⎯ no sabía que supieras pelear.
⎯Una mujer que anda sola en este mundo ya no puede salir a la calle sin un "As" bajo la manga y sí, se pelar... así que cuidado...
⎯¿Es una amenaza?⎯ me pregunta en un tono de coquetería que me agarra por sorpresa.
⎯No, es algo que te pudo cumplir en cualquier momento⎯ respondo, y él vuelve a sonreír.
⎯¡Ay Alegra Canarias!, eres ingobernable⎯ comenta, dando la vuelta a la entrada del hospital.
⎯Ingobernable, me gusta... es lo mejor que me has dicho en todo este tiempo⎯ contesto, para después voltear a la ventana y sonreír.
[...]
Tan solo entramos al área de urgencias, me sentaron en una camilla y una enfermera comenzó a tomar mis datos. Sé que sabía quién era, digo mi padre es dueño de esto y prácticamente vengo aquí desde chica, pero por protocolo tuve que pasar treinta minutos respondiendo todo tipo de preguntas.
Después le pedí a María que llamara a mi hermano David y le dijera que estaba acá y que, de paso, le hablara a mi hermana Sila para que fuera ella quien me atendiera. Sin embargo, volví a resoplar cuando Karl apareció por la puerta, vestido de doctor y con esa sonrisa que tanto me desespera.
⎯¿A caso eres Sila Canarias?⎯ pregunto.
⎯ No, soy Karl Johansson⎯ responde simpático, para luego acercarse hacia mí y ponerse los guantes de látex.⎯Tu hermana Sila está en una cirugía en maternidad y no puede atenderte.
⎯Y, ¿de 160 doctores llegaste tú?
⎯Así es, me gusta llevar mis casos hasta el final⎯ contesta para luego observar mi mano. Él comienza a mover la mano con mucha delicadeza y puedo sentir su rostro cerca del mío⎯si muevo la mano completa, ¿te duele? ⎯ me pregunta y la mueve rápido y yo niego⎯ si presiono los dedos te due...
⎯¡Ouch!⎯ grito, ya que justo me duele en esa parte⎯¡¿qué tratas de torturarme?!
⎯ Solo estoy haciendo mi trabajo⎯ comenta, para luego tocar con más cuidado los dedos.
Por un momento nos quedamos en silencio y yo veo con atención cómo hace su trabajo. Me fijo en su cabello perfectamente peinado, sus ojos miel que parecen a veces verdes y esa manzana de Adam que destaca de su cuello.
⎯No sabía qué habías regresado ya⎯ me hace conversación, mientras limpia la sangre de los nudillos.
⎯No es que te tuviera que avisar...
⎯Lo sé⎯ responde, viéndome a los ojos⎯ no sueles avisar cuando llegas o te vas⎯ me comenta y hace una leve sonrisa.
Suspiro⎯ pensé que lo habías olvidado ya.
⎯Nunca voy a olvidar que me aceptas una cita, justo el día que tomaste un avión a Nueva York. Me sentí estúpido esperándote en ese lugar.
⎯¿Entonces si fuiste?⎯ pregunto coqueta y él deja el algodón sobre el recipiente de al lado.
⎯Y te lleve flores... terminé regalándoselas a la chica de la barra.
⎯Que afortunada...fue un bonito detalle.
⎯Después me regresé a mi casa y...
⎯¿Planeaste como atropellarme cinco años después en venganza?⎯ respondo.
⎯No te atropellé, eres una exagerada.
⎯¿Entonces por qué tengo un intenso dolor en el muslo?⎯ exagero.
⎯¿Quieres que te lo revise?
⎯¡Qué descarado!
⎯Descarada tú por hacer como si nada hubiese pasado después de que me dejaste plantado⎯ me reclama.
⎯En realidad no pasó nada... soy inocente.
⎯No eres nada inocente, planeaste todo para dejarme como idiota y yo caí... ⎯ me habla y sus ojos se clavan en los míos.
⎯Yo no te considero idiota, pero... con esa mirada que me das quiere decir que aún causo ese efecto en ti... ¡Ouch!⎯ grito.
Karl sonríe⎯ lo siento, cuando jalas muy fuerte puedes lastimar a las personas.
⎯¡Quiero a mi hermana!⎯ contesto.
⎯Ya te dije que está en una cirugía... lo siento, estás atrapada conmigo⎯ me advierte, para luego morderse los labios.
⎯Eso es lo que quieres, ¿no?, ¿qué quede atrapada contigo?⎯ le pregunto en un tono bajo. Acerco mi rostro al suyo y casi pegado a su oreja le digo⎯¿qué me harías si me tuvieras atrapada?
Karl me sonríe, toma con cuidado mi mano y pega su boca a mi oído⎯ te haría gritar mucho...
⎯No lo creo... ¡AH!⎯ grito fuerte y en ese preciso instante siento cómo jala mis dedos en un movimiento y el dolor de mi mano se va.
⎯Tenías los dedos contracturados, los acomodé. Te recomiendo que cuando pegues un puñetazo los hagas con los nudillos no con la punta... ¿mejor?
⎯Eres un salvaje⎯ le respondo enojada.
⎯No soy un hombre de palabra, te dije que te haría gritar... ¿no es así?⎯ y se ríe.
Veo como Karl apunta algo sobre las hojas que hay a la orilla de la cama y luego lo firma ⎯ te doy de alta, puedes irte cuando lo desees. Cuando se baje el nivel de alcohol en tus venas, puedes tomarte algo para el dolor⎯ y al terminar su discurso, me sonríe.
⎯Espero no volverte a ver nunca jamás en la vida.
⎯Eso se puede hacer fácil... dame una cita y no llegues, cobarde⎯ me reclama.
⎯No soy cobarde...
⎯Claro que no... solo te dio miedo descubrir lo que yo provoco en ti⎯ responde.
⎯No me provocas nada...
⎯¿Entonces?, ¿por qué tu corazón está latiendo tan rápido?⎯ me pregunta y me percato que el oxímetro sigue sobre mi dedo y está tomando mis pulsaciones las cuales son bastante altas⎯sigue mintiéndote, un día, ni tu te vas a creer... hasta luego, Alegra Canarias⎯ se despide, para luego salir de ahí.
⎯Idiota⎯ murmuro, y me quito el oxímetro para después marcarle a mi hermano para que venga por mí.
Ahora resulta que después de cinco años me encuentro a la persona que dejé plantada en aquella cita que tarde meses en dársela... ¿A caso esto es karma?, porque si esto es así... no me agrada.