Una tarde como cualquier otra, salí al campo con mis auriculares y los quité, intrigado al ver a los compañeros que ya estaban por allí, cotilleando algo.
Camilo – ¿Qué pasa? (acercándome).
López – No sé, el míster dice que traerá una sorpresa.
Camilo – ¿Que no es hoy que vienen los canteranos?
López – Tienes razón, pero no haría el escándalo de recién por los chicos, al final de cuentas cada tanto entrenan con nosotros.
Camilo – Pues de seguro se decidió por fin a traer a Peter, tú sabes, Jones…
Pedro – Cierto, Camilito… recuerda que hace mucho que tiene ganas de incorporarlo.
Camilo – ¡Y no es para menos! ¡Ese niño heredó lo mejor de su padre! Todavía recuerdo su majestuosidad en el Mundial de Estados Unidos 1994 (sonriendo).
Pedro – ¡Uy! ¿Y por qué esa sonrisa?
Camilo – No sé, cuando lo veo jugar y veo a su padre, orgulloso, pienso en cómo sería ver a un hijo mío así… es como…
Pedro – ¿Rocío?
Camilo – Oh… (Confundido) si… con ella me pasa lo mismo que con Peter…
Pedro – ¡No! Que Luis ha traído a Rocío… (Con una gran sonrisa en el rostro y señalándome un punto fijo para que volteara).
Cuando giré, no lo podía creer, Luis se acercaba abrazando a Rocío y esta parecía estar más feliz que nunca.
Sonreí, pero pronto percibí que todos me quedaron mirando y traté de hacerme el indiferente.
“Por fin algo lindo para ver aquí”, escuché de parte de algunos de los canteranos. El comentario no me gustó... por alguna razón que no pude explicar, sino hasta que levantó su rostro para mirarnos a todos y aquellos hermosos ojos verdes hicieron que mi corazón saltara de emoción.
Estaba nerviosa, lo pude percibir por los movimientos que hacía con sus manos… no pude evitar recorrer su cuerpo con mis ojos y rápidamente comprendí que Javier tenía razón, que estaba equivocado. Me sentí mal. Me sentí una persona muy baja… había sido prejuicioso y lo estaba comprobando…
Javier – A ver si sigues pensando que es un chico más… (Dijo en voz baja parándose al lado mío).
No podía dejar de mirarla. Muy por el contrario de lo que me hubiese imaginado, ahí estaba ella… con su cuerpo esbelto y muy bien formado. Más o menos debe medir un metro 75… Su cabello estaba atado en una cola de caballo pero con algunos mechones rodeando su hermoso y terso rostro.
Llevaba unas calzas ajustadísimas con el escudo del Los Ángeles y la camiseta del entrenamiento, también muy ajustada. De chico, no tenía nada.
Pero al contrario de otras mujeres que me han sorprendido en mi vida, tenía algo más mágico que su hermoso cuerpo y eran sus ojos.
Si, esos ojos más verdes que el campo mismo del Bank of California Stadium y que desde hacía unos minutos no se quitaban de encima de mí. ¿Acaso no se daba cuenta de lo que estaba generando en mí? Más me valía que no, porque al parecer era bastante codiciada por los canteranos… claro… los que al decir de Javier, no la juzgan porque juega con esos equipos enormes, sino que saben ver lo que hay detrás de eso.
Al parecer había fracasado como europeo open miden y distaba mucho más de lo que pensaba de ser uno más entre muchos americanos ya acostumbrados a que las personas utilicen el derecho de elegir hacer lo que les gusta, y de ser felices siendo ellas mismas en el ámbito que han elegido. ¡Vamos! Lo mismo que hacía yo, solo que en un ámbito donde me había dado cuenta que, a pesar de la costumbre y el respeto, todavía mantenía varios prejuicios en mi cabeza.
Bajé mi mirada hasta que el míster comenzó a hablar… estaba logrando ponerme nervioso y eso no era algo de lo que pudieran presumir muchas féminas por el mundo… o más bien ninguna.
Luis – Además de los canteranos que entrenarán hoy con nosotros, tengo el orgullo de anunciarles... ven… (Llamando a alguien)… tengo el orgullo de anunciarles que tendremos a Peter Jones y a Rocío Brown con nosotros. Tal vez muchos se sorprendan de que traiga una dama… (Bajó su cabeza, sonrojada) ¡Me vale! Algunos de ustedes tienen mucho que aprender de ella, os aseguro. Bueno… para los que no les conocen… comienzo por el pequeño, si me permites… (La miró con cariño para luego abrazar a Peter)…
“¿Pequeño?”, pensé… con 16 años ya tiene mi altura, es muy educado y tiene una técnica envidiable por muchos chicos aun mayores que él…
Luis – Peter Jones, la gran promesa del fútbol en la ciudad. Goleador y campeón en todas las categorías juveniles de nuestro equipo. Rocío Brown… (La abrazó y la miró con orgullo, mientras ella, sonrojada, volvía a mirar al suelo).
… - ¡¡Mi hermana!! (Gritó Mateo, orgulloso, desde atrás, mientras todos nos echamos a reír).
Luis – Rocío… decía… capitana de nuestro equipo y de la selección estadounidense. Campeona de la Liga Femenina los últimos dos años, goleadora histórica de Estados Unidos ya con 18 años, campeona de América del Norte, vice campeona del mundo…
Rocío – No es necesario todo esto, Luis… (Sonrojada).
Por fin conocía su voz. Tan bella como sus ojos, tan dulce como su mirada… Rayos, Camilo... ¿qué te pasa?
Luis – ¿¿Puedo seguir?? (Rocío bajó su cabeza)… con los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro sobre sus espaldas… por cierto… ¿cuántos años tenías?
Rocío – 16... (Temerosa, mientras yo no me acababa de creer que todo eso fuera posible)…
Luis – ¡Toda una ganadora!
Todos comenzaron a aplaudir a “los nuevos” y después de colocarse las botas apropiadas para el entrenamiento, se acercaron de nuevo al Míster.
Luis – Bien… haremos equipos mixtos… Jacob, Matt… (Le dio dos chalecos) ustedes van con los suplentes… Peter, Rocío… ¡ustedes con Camilo arriba!
Rocío – ¿Yo? (sorprendida)… Luis, ¿estás seguro?
Luis – ¿Tengo cara de haberte traído aquí a mirar lo que hacían los demás?
Extrañada se colocó cerca de mí. Su mirada me hipnotizaba… mi corazón saltaba de emoción dentro de mí. Me incomodaba… me sentía… ¡grande, poderoso!... y no lo digo de forma egocéntrica sino que me miraba de la misma manera que yo miré a Andrea Pirlo cuando llegué a la Juventus… de la misma manera que miré a Thierry Henry en el primer entrenamiento de la selección francesa… ¿acaso me admiraba?
El partido comenzó y pronto ya estaba haciendo de las suyas junto a Peter, demostrando los dos por qué ese día, Luis los había traído con el primer equipo.
Moñas, tacos, bicicletas… ¡Rocío era fenomenal!... enseguida comencé a hacerle algunos pases y ella se animó a levantarme unos centros increíblemente precisos… tenía una potencia para correr que impresionaba a todos, una precisión en los pases que dejó sin habla a muchos de los presentes… había una conexión entre nosotros que parecía que fuese el centésimo entrenamiento que compartíamos.
En un momento me fui por la banda derecha y le lancé un centro al área que cualquiera hubiera bajado de cabeza. Cualquiera menos ella… que se elevó en el aire y de media chilena, lo mandó al fondo de la red. Si quería impresionarme, lo había conseguido.
No pude hacer otra cosa más que aplaudirla, con una sonrisa en el rostro, y mientras miraba como se sonrojaba por tanta atención, caminé al centro del campo, pues se venía el segundo tiempo y cambiábamos de lado.
Javier – ¿Qué dices ahora, francés incrédulo? (dijo al pasar por mi lado).
Camilo – Que es la sorpresa de mi vida, capitán (sin dejar de mirarla ni un segundo).
Corríamos a la par... algo de lo que no cualquiera puede presumir… ella por la izquierda, eludiendo a varios calificados defensas del Los Ángeles, yo por la derecha, sonriente, feliz de que estuviera ahí y deseando que el partidillo no terminada jamás.
De pronto, algo me desconcentró al punto de perder un balón y ligarme un regaño de Luis…
“¡VAMOS CAMILAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!”, gritó una niña desde las gradas.
Luis – ¡¡Camiloooo!!
La reprimenda del Míster me devolvió al partido, aunque sin dejar de pensar en ese grito. Realmente era como un espejo para mí. ¿Sería eso lo que me atraía de ella?
Se sonrojó y en la siguiente jugada, mi corazón me traicionó…
Camilo – ¿Camila? (dije al pasar por su lado y con algo de orgullo de que la compararan conmigo)…
Mateo – Si… así llaman a mi hermana desde que… (Entrometiéndose en la conversación).
Rocío – Desde que Camilo se vino al Los Ángeles en el 2008… ¡el colombiano! (estaba nerviosa, lo noté)... pero no sé por qué, a mi me gustaba mucho más… (Cabeceó un balón)… ¡David Beckham!
Su hermano la miró de una forma rarísima y yo… oigan… ¿¿acaso lo que siento son celos?? No sé por qué pero preferiría que me hubiera dicho Lionel Messi y no… Beckham… ¡¡rayos!! Pensé que me miraba así, de esa manera por qué… ¡¡Tonto!! ¿No has aprendido a no ilusionarte? Ashh… A veces me odio cuando me pongo así…
Cuando acabó el partido todos la saludaron. Algunos canteranos aprovecharon para lanzar una mirada coqueta, lo cual acabó de desatar cosas impensadas en mi, al punto tal de que la saludé con indiferencia y simplemente le dije “te felicito”, cuando hubiera deseado decirle todo lo que sentía al verla jugar, desde aquel primer día en que me maravilló justo cuando la crucé en el camino mientras salía con mi coche de La Ciudad Deportiva.
La niña que le había gritado “Camila” le pidió una foto y ella corrió a las gradas a saludarla, mientras yo tomaba un poco de agua para reponerme….
Javier – ¿Celoso? (dijo entre risas mientras se me acercaba).
Camilo – ¿Yo? ¿Por qué?
Javier – Te ha gustado…
Camilo – ¿Y?
Javier – Te molestó que los chicos le coqueteen (riéndose de mí)
Camilo – Es normal, tienen su edad.
Javier – Ok, viejito… ¡¡pero a mí no me engañas!
Camilo – Jaja… es bellísima… ¿contento?
Javier – ¡No la lastimes! (poniéndose serio, y apuntándome con el dedo sin quitarme los ojos de encima ni un solo segundo).
Camilo – ¿Qué te hace pensar que lo haría? Jamás saldremos, si es lo que pretendes insinuar.
Javier – ¿Tú que sabes? (sonriendo)
Camilo – Porque… porque…
Javier – Ni se te ocurra decirme que no te gusta… (No pude evitar sonreír y sonrojarme)… te vi como la mirabas… igual que ella a ti….
Camilo – No… ella me genera… admiración…
Javier – ¿Y tú qué crees que le generas tu a ella?
Camilo – Mmmmm… ¿nada?
Javier – Si, claro… si le llaman Camila por Messi…
Camilo – Jajajaja no, no se… pero le gusta Beckham…
Javier – ¿David? ¿A ella? Jajajaja sí, claro… ¡¡y a mí me gusta Maradona!! (Riéndose mientras se alejaba).
¿Acaso era posible que me hubiera mentido? ¿¿Acaso aquella mirada de su hermano había sido por eso?? Javier había logrado sembrar la duda en mí…
Giré y la vi firmando autógrafos. Algunos periodistas le hacían preguntas… y ella tan bella... dios, Camilo… ¡deja de pensar en esa niña!