Un año después
—¿Habrá patata en el menú de hoy? —Rosa me da una mirada de suspicacia.
—¿Te gusta mucho la patata? —asiento con la cabeza sonriendo. —Para tu suerte, sí. Habrá patata en la comida.
Me alegro por ello. El menú en este psiquiátrico estaba de la mierda. Y eso que mi hermano pagaba una pequeña fortuna para que me mantuvieran en las mejores condiciones.
Según ellos enloquecí, después de que me dijeran que mi bebé había muerto. Intenté secuestrar el bebé de otra persona, pero mi tía Emma lo impidió. Estúpida seguridad del hospital, había conseguido convencer a una enfermera que tenía un bebé allí, y fácil me dejó entrar y sostenerlo en mis brazos. Fingí tener una enfermedad terminal para que obedeciera. Después que mi herida se abriera, la volvieron a cocer, y me trasladar
