Contacté a mi investigador privado, necesitaba recabar información sobre Gabriel, todo lo que no sabía de él. Sus cuentas bancarias, la relación que tenía con mi padre, todo. Estoy quedándome en un departamento. No había querido seguir molestando a mi hermano en su casa. Necesito pensar las cosas bien. Tomo una ducha, estoy cansada. voy a la cama a dormir, pero las pesadillas no me dejan. Su cuerpo camina hacia mi con pasos decididos. Mantengo en mis brazos a mi bebé, tratando de protegerlo de ese hombre que quiere hacernos daño. Escucho el llanto del pequeño, que hace querer cubrirme los oídos, no lo soporto. —Eres una mala madre. —Dice. Sacudo la cabeza y doy unos pasos hacia atrás. —No pudiste cuidar a tu hijo. Lo mataste. —¡No! Eso es mentira. Una risa gutural del fondo de