Capitulo 3

1726 Words
Es un poco tarde y como no comí estoy hambrienta, así que me pongo muy entusiasmada a cocinar, por Dios está cocina me encanta, hago una de mis pastas especiales con pollo, estoy pensando en invitar a mi vecino cuando suena el timbre. Entra Dylan muy risueño y con una botella de vino. —No sé que estás cocinando, pero hasta mi apartamento me llegó el aroma y me invité, espero que no te importe. —Claro que no, me da gusto tener compañía. Empezamos a cenar y él queda encantado con mi comida, nos quedamos platicando hasta tarde y cuando se va a ir, intenta darme un beso en los labios, yo me doy la vuelta y le pongo la mejilla. —No es una buena idea Dylan, acabamos de conocernos y tú no quieres una relación estable, tienes muchas conquistas y yo no quiero ser una más. Él sonríe avergonzado. —Discúlpame Lina, no sé en qué estaba pensando. Nos despedimos y se va, siento mucho haber sido tan clara con él, pero ya tuve una decepción muy dolorosa en él pasado y no quiero volver a pasar por lo mismo. Me pongo a desempacar mis cosas y a limpiar él apartamento, aunque en realidad no hay mucho que limpiar mi jefa tiene todo impecable. Después de lo que sucedió, Dylan ha tomado sus distancias y se lo agradezco, hemos estado cenando juntos, dice que le encanta como cocino, es un coqueto por naturaleza aunque no puedo negar que me encanta. También salimos a correr todas las mañanas, platicamos de muchas cosas, y nos hemos dado cuenta que tenemos mucho en común. Estos días, he notado que cada vez que salimos a correr dos hombres con traje nos observan, no sé si él lo ha notado y a mi se me ha pasado preguntarle, hoy tiene que ir a un juicio por lo que se va antes de terminar la rutina. Se despide de mí y sigo corriendo, me concentro tanto que no vuelvo a pensar en los hombres que vi. Voy a la oficina y no hay noticias de Dayna, aunque me preocupa me imagino que está bien y preparo algunas cosas para regresar al apartamento temprano. Paso a comprar algunas cosas para surtir la despensa y hacer algo de cenar, me encanta cocinar, así que en cuanto llego me pongo manos a la obra y se me pasa el tiempo preparando un delicioso estofado, que es receta de mi madre, cada vez que hago este platillo no puedo evitar recordar los buenos tiempos, mi madre muy alegre preparándolo y yo, ansiosa por probarlo. Mis ojos se llenan de lágrimas al recordarlo, en eso tocan el timbre, me limpio las lágrimas y abro la puerta, es Dylan, ni siquiera me saluda, pasa directo a la cocina, yo me quedo sonriendo en la puerta. —Si, hola estoy bien ¿ y tú qué tal? Sonríe. —Por favor Lina que es ese aroma tan delicioso, perdona que no te saludé, pero no me pude resistir a seguir ese aroma, me encanta la comida casera, pero por mi trabajo no tengo mucha oportunidad de cocinar y tampoco soy bueno, siempre cenamos Dayna y yo juntos, o voy a casa de mis tíos cuando tengo oportunidad, mi tía Adela también es una excelente cocinera. Toma un poco de aire y se acerca para darme un beso en la mejilla. —Hola Lina. —Hola Dylan —le contesto sonriendo. Me ayuda a preparar la mesa y en cuanto sirvo empezamos a comer. Empieza a platicarme que a los 9 años perdió a su madre, y desde entonces vivió con sus tíos los señores Williams. —Tuviste suerte de tener a tus tíos y no quedarte solo. —La verdad sí, soy muy afortunado en tenerlos como familia, mi tío me preguntó si quería tener su apellido, ya que sólo tenía él de mi madre y yo encantado acepté, desde entonces soy Dylan Williams, a ellos les debo todo lo que soy, siempre me trataron como a un hijo más ¿y cuéntame qué hay de ti? —Bueno no hay mucho que contar, mi madre, como tú sabes está internada en una clínica especial, mi padre nos abandonó cuando yo tenía 5 años, no sé nada de él, tengo una tía, hermana de mi madre que vive en Houston, ella me enseño a hacer galletas y postres, ya que surte algunas tiendas ahí donde vive, no nos hemos visto en mucho tiempo porque es difícil viajar tan lejos, pero siempre trato de hablarle seguido. Terminamos de cenar, y nos despedimos con un beso en la mejilla por supuesto, tengo que reconocer que estoy asombrada, ya no hay desfile de modelos en estos días, aunque no se sabe que pueda pasar mañana. Recojo la cocina y me voy a dormir. A la mañana siguiente, salgo a correr y Dylan me alcanza después. —Buenos días Lina ¿cómo estás? —Buenos días Dylan, bien ¿se te pegaron las cobijas? Se queda un poco serio. —No, sólo que pase una mala noche, estoy preocupado por Dayna, no hemos tenido noticias suyas, me llamó él día que te mudaste pero ya no he sabido nada de ella. Lo tranquilizo. —Bueno, las malas noticias se saben rápido, confiemos en que está bien, y sólo tiene mucho trabajo. —Tienes razón, espero que esté bien, ahora vamos hoy haremos doble la rutina. —Noo, ya estoy agotada. —Vamos floja a correr. Hacemos la rutina más larga de lo normal, y cuando vamos al apartamento vuelvo a ver a los tipos de traje, pienso que tal vez estén vigilando a algún famoso que viene a correr a este parque también. —Si quieres puedo llevarte a la oficina, voy a los juzgados y me queda de pasada —dice Dylan sacándome de mis pensamientos. —Esta bien, gracias. Me tomo un café y me doy una ducha, cuando estoy lista con mi uniforme y mi cabello recogido salgo del apartamento. Dylan me espera en su coche, está muy guapo con un traje gris, en realidad el camino se me hace corto, Dylan es muy gracioso, me hace reír mucho con sus tonterías. Llego a la oficina más temprano de lo normal, agradezco llegar antes porque así no me encuentro con Clara, me subo al elevador y Steve aparece corriendo. —Hola Lina, buenos días, estás hermosa como siempre. Yo sonrió y lo saludo, esté chico me inspira ternura ¿no sabrá decir otro piropo? Tal vez por eso no le va bien en el amor, podrá ser un maestro de informática, pero en cuanto a los piropos tiene muy poca imaginación. Sonrío y me despido cuando me bajo en mi piso. Estoy poniendo los informes en orden cuando veo la hora, ya casi es hora de comer, y yo sigo aquí muy entretenida. Llamo a presidencia para ver si necesitan que haga algún otro trabajo, ya que mi jefa no ha llamado, tengo muy poco trabajo. La secretaría del Sr. Foster me dice que me enviará algunos informes, para que los tenga listos cuando regrese mi jefa. Van pasando los días demasiado rápido, ya estoy por cumplir tres semanas en el apartamento de Dayna , estoy feliz, Dylan y yo estamos conviviendo mucho, cada vez me gusta más, la mayoría de las noches cenamos juntos, además de que está encantado con todos los postres que hago, su favorito es el pastel con relleno de chocolate. Hoy vine a la oficina a preparar algunos informes, estoy por terminar cuando suena mi teléfono. —Hola Lina ¿cómo estás? —Bien Dylan ¿y tú? —Bien, sólo te hablo para avisarte que hoy no podré acompañarte a cenar, tengo una reunión y saldré muy tarde. Me siento un poco triste, ya que estaba pensando en prepararle su postre favorito, pero de igual manera lo entiendo. —Está bien, no te preocupes, nos vemos otro día. Cuando colgamos, me pongo a pensar, si no será que su reunión tiene cuerpo de modelo, de inmediato me bajo de la nube, él es soltero y tiene derecho a hacer lo que quiera y con quien quiera. Llego al apartamento un poco desanimada, me quito el uniforme y me pongo ropa cómoda, me suelto el cabello porque traerlo recogido a veces me da dolor de cabeza, pongo música y manos a la obra, hago mis galletas favoritas de avena, hacerlas o me va levantar los ánimos o me hará subir algunas libras demás, pero igual estaré feliz. Estoy tan concentrada en la cocina, que de repente siento la presencia de alguien, me asusto tanto que me lleno la cara de harina. Dylan me ve risueño, apaga la música y se acerca a mi. —¿No sé supone que sólo Clara se pone harina en la cara o es qué tú quieres hacerle la competencia? No puedo evitar soltar una carcajada, trato de limpiar mi cara pero me la estoy empeorando, entonces él toma una servilleta y me quita los restos de harina que tengo. —Tú no necesitas harina para verte hermosa. Está tan cerca de mi que puedo oler su perfume, tiene un aroma suave pero muy masculino, no puedo evitar fijar mis ojos en sus labios, siento que mi corazón se va a salir de mi pecho. Se acerca poco a poco y me besa, primero con miedo esperando que lo rechace, pero no puedo hacerlo, sus labios son dulces y exigentes, el beso empieza a ser más agresivo y me sube a la barra para acomodarse frente a mí mientras me sigue besando, no puedo pensar, me siento en las nubes, él me quita la blusa y empieza a acariciarme, yo le quito el saco, le desabrocho la camisa, paso mis manos por su pecho, esté hombre parece esculpido, es perfecto, sin pensar en nada lo acerco más a mi, le rodeo el cuello con mis manos, él está tan ansioso que me acaricia los pechos por encima del brasier, cuando está apunto de desabrocharlo, suena la alarma del horno donde tengo las galletas, lo que me hace reaccionar y creo que a él también, porque se detiene y nos quedamos un momento abrazados, hasta que vuelve a pitar la alarma, los dos sonreímos y nos empezamos a vestir.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD