Al volver a casa, Dustin está sentado en los escalones de su porche mirando el móvil.
— ¿Vas a pasarte el lunes para ir a ver los papeles del coche?
Hemos encontrado un pequeño Ford azul que me ha encantado, y a papá también porque no es muy caro.
—Sí. ¿Por la mañana?
Pongo los ojos en blanco y le miro de reojo.
—Tengo que ir a la Universidad, papá.
—Oh. Es verdad —dice, y se golpea la frente como si le pareciera importante. Para él no lo es.
Agito la cabeza y me bajo del coche despidiéndome de él.
No hace frío todavía, sin embargo tiemblo cuando Dustin me llama y corre hasta mi pisando parte de las flores que tiene su madre plantadas en el jardín.
—Lea... —me llama, pero ya le estoy haciendo caso— ¿Podemos hablar?
Asiento con la cabeza invitándole a pasar en casa, y cierro
