Una bruja de cumpleaños.
Prólogo
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Elizabeth Mortenson, ese es mi nombre, sí, sé que suena lúgubre y es que parece como si el destino hubiera querido conspirar en mi contra, ya que no es suficiente con que mi apellido pareciera relacionado con los muertos, sino que nací el 31 de octubre de 1997, pero eso no es todo, mi cabello es oscuro, mi piel aceituna y mis ojos… ¡ay, mis ojos…! Son almendrados, de un amarillo tan claro que mi abuela decía que se me podía leer el alma con solo mirarlos. Adicional a esto y no sé si es sugestión o qué, pero siempre he visto algunas sombras con formas humanas, preciso antes de que algo suceda, o por lo menos más pequeña me pasaba constantemente, ahora no tanto y eso es algo que nadie más sabe.
Soy estadounidense y no me van a creer de qué ciudad… una conocida porque en la antigüedad se realizaban aquelarres de brujas y la cacería a estas mujeres, por parte de la Iglesia, fue intensa. Piénsenlo, ¿qué se les ocurre?... mmm, posiblemente sí lo imaginan, hasta hay película y no se equivocan, efectivamente, soy de Salem, Massachussets.
Creo que no es necesario dar muchas explicaciones del porqué durante mi niñez, los otros chicos hacían comentarios y no querían acercarse a mí, además que vivía con mis padres y mi abuela materna, la cual adoraba los animales, por lo que teníamos varios gatos en la casa… a mí también me encantan y de niña, eran mi principal compañía, aunque también otro de los motivos de rechazo por parte de los otros niños.
Mi única amiga por muchos años fue Romina Molina Medina, mi vecina y creo que una de las mejores personas en el planeta que podía entender lo que es tener un mal nombre, ya que el de ella no es que se salve mucho, aunque de cariño todos le decimos Romi. Pareciera que los papás habían querido armar un poema con su nombre y sus apellidos. Antes de ser amigas, le decían “La niña Ina”.
El caso es que hemos sido las dos contra el mundo, o más bien, primero contra los niños del colegio, después los adolescentes, que, si los niños son despiadados, estos lo son más y ahora, logramos dejar un poco atrás todo nuestro pasado, porque yo era “la bruja” y ella “la mejor amiga de la bruja”, pero todo esto cambió cuando salimos de nuestras casas para estudiar en una prestigiosa universidad… La Universidad de Princeton, en Nueva Jersey.
Creo yo que una de las consecuencias del rechazo que nos dieron toda la vida, fue que siempre destacamos en el estudio con excelentes notas, además que, de por sí, siempre nos ha gustado leer mucho, entonces al estar terminando la secundaria se nos ocurrió la locura de presentarnos en una de las universidades más importantes del mundo y logramos ganar becas, no completas, pero que sí han cubierto la mayoría de nuestros estudios acá. Supongo que cuando se enteren de lo que estudio, pensarán que estoy loca y no me ayudo, pues realmente tienen razón si lo piensan, pero ahora que miro en retrospectiva todo, creo que sí soy una bruja, moderna, pero bruja al fin de cuentas… Estudio ciencias biológicas, con énfasis en bioquímica, por lo que ahora mis antiguos compañeritos del colegio, perfectamente pueden decir que soy una bruja, preparando pócimas secretas.
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