Una bruja de cumpleaños 4

2022 Words
••◘◘○○♥○○◘◘•• —¿En serio no hay otro baño? —pregunta una de las chicas que está dos puestos adelante en la fila. «Creo que este es el único lugar al que la música ensordecedora no alcanza a llegar con toda su fuerza y lo deja a uno escuchar sus pensamientos». —No… este es el único baño habilitado en toda la mansión —dice otra con propiedad —. Franccesca aprovechó que sus padres aún no han derrumbado la casa que recibieron como herencia por la muerte de una tía y organizó esta fiesta. Dejo de prestar atención a la conversación de ellas dos, porque no las conozco y a la tal Franccesca tampoco… «No estaría mal que empezara a relacionarme un poco más con mis compañeros», me reprendo porque realmente es el colmo que no tenga ni idea de quiénes son los que están acá, cuando se supone que la mayoría son de la facultad y de la carrera. Me quedo mirando por la ventana del corredor, mientras las chicas van entrando al baño una por una, preciso antes de que llegue mi turno para entrar, escucho como varias hacen un revuelo. —¡¿Lo viste?! —grita una —Es tan guapo y Franccesca tan afortunada —. Suelta un suspiro que me hace voltear los ojos y agradecer que ya pueda usar el baño. Como era de esperarse, está hecho un desastre… ¿Qué más se puede esperar cuando un montón de mujeres, disfrazadas, alcoholizadas y hormonales utilizan el único baño disponible en un lugar? Después de descargar mi vejiga, voy al lavamanos y mientras froto mis manos con jabón, me miro al espejo… Tengo las mejillas un poco coloradas, lo cual se lo atribuyo al trago, mis labios están rojos e hinchados, lo cual es “culpa” de Mason. Antes de salir de vuelta a la habitación para encontrarme con mi novio, siento un poco de nervios de cómo vaya a ser nuestra primera vez íntimamente… No soy virgen, pero tampoco tengo mucha experiencia en el asunto y de todas formas estar con una persona por primera vez es algo completamente diferente a lo vivido antes, además que es una forma de exponerte y entregarte. «Ayyyy… solo deseo que sea una noche inolvidable», suelto el aire de forma pesada y salgo decidida a terminar mi cumpleaños con uno de los mejores orgasmos de mi vida. Voy de vuelta a la habitación, la puerta está cerrada, pero abre con solo mover la manija. Nuevamente la música no me deja escuchar absolutamente nada diferente al compás repetitivo que tienen todas las canciones que ponen. Cierro con seguro. Llego hasta la cama y ahí está él, aunque pareciera que se quedó dormido. Me quito el sombrero y me acerco a su rostro para poder sentir su respiración, pero en ese momento me toca por la cintura con firmeza, pero sin hacerme daño, después sus manos se mueven por sobre la tela de mi vestido, hasta llegar al escote y acaricia la parte superior de mis senos… un suspiro se escapa de mi boca, pero eso es algo que solo yo sé porque no se escuchó. Acerco mi boca a la suya y también siento un poco de su aliento con alcohol, pero no me incomoda, de hecho, es un olor sexy, además que yo también he tomado. Nos besamos, pero este beso es diferente a los que nos hemos dado antes, porque es más calmado, sus labios se sienten mejor, no tenemos afán y estamos dispuestos a disfrutarnos. Una de sus manos se desliza por mi pierna, haciendo que casa milímetro de mi piel se erice ante su tacto. Estoy acostada a su lado, pero me incorporo un poco y paso una pierna por encima de su cuerpo, logrando así, quedar sentada sobre él. Ahora siento su mano subir por mi otro muslo, logrando el mismo efecto de antes. Se aferra con fuerza a mi nalga, por lo que pego un respingo y eso me lleva a sentir la erección que se ha formado dentro de su pantalón. La otra mano no se hace esperar y también se aferra de mi otra nalga… Siento dos de sus dedos jugar con el elástico de mi pequeña braga de encaje. Sus caricias son simplemente deliciosas y me excitan más a cada segundo que pasa. Mis manos se mueven lento por encima de su camisa y esta vez puedo desabotonarla sin ningún problema… lento, con calma, disfrutando el momento. Toco su pecho desnudo pasando las palmas de mis manos desde sus hombros hasta que la pretina de su pantalón y el cinturón me hacen detener, así que con ansias controladas le quito el cinturón y bajo la cremallera de su pantalón. Mi mano juega un poco con el elástico de su bóxer, puedo sentir sus cortos vellos incitándome a tocar más y así lo hago… Su pene palpita y ruega por ser liberado, pero antes recorro la superficie con mis dedos. Él sigue acariciando mi trasero, piernas y cintura, por debajo del vestido, mientras que yo juego al igual que él con su intimidad y disfruto cada nueva sensación que me hace sentir. Empiezo a bajar su pantalón, junto al bóxer, hasta que siento como su erección se libera con una sacudida y no aguanto las ganas de tomarla con firmeza para sentirlo. Apenas lo hago, él aprieta con fuerza mi trasero y empieza a bajar mi braga. Me levanto por unos segundos para facilitarle el trabajo y me vuelvo a sentar sobre él. Su m*****o roza mi entrada y por la forma con la que me toca, puedo notar que está igual de excitado que yo. Con una mano se aferra de mi cintura y con la otra empieza a masajear mi clítoris y pliegues, ocasionando que mi abdomen se contraiga, al igual que mi espalda. La tela de mi vestido me incomoda, así que lo quito de mi cuerpo lo más rápido posible. Él lo nota y la mano que estaba en mi cintura se dirige con rapidez a uno de mis senos, donde juega con mi pezón, haciendo que pequeños corrientazos desde mis senos y mi intimidad, vayan a parar al centro de mi abdomen bajo y sienta como se contrae cada vez más. Sus dedos entran y salen de mi interior… intento aguantar lo que más puedo, pero ya es incontenible el orgasmo que viene formándose dentro por varios minutos. Finalmente, estallo en su mano y sobre él, siento como prolonga mi placer por unos segundos más. Es increíble como el hecho de estar en total oscuridad y con la música fuerte, nos ha hecho enfocarnos en nuestros sentidos del tacto y el olfato, logrando que nos descubramos de una forma diferente. Toma mi mano y siento la suya húmeda… así las lleva hasta su boca, dejándome saber que me está probando de una forma diferente. Lo siento moverse y después escucho el sonido de la envoltura de un preservativo. Me agacho para volverlo a besar y mientras lo hacemos, él se pone el profiláctico, me acomoda sobre su m*****o y antes de que baje mis caderas para sentirlo dentro de mí, toma mi rostro, lo gira un poco. —Embrújame —me dice con una voz ronca, sexy y muy excitada, lo que hace que me ponga a mil y con un movimiento de caderas lo siento profundo dentro de mí. «Esto está mejor de lo que me pude imaginar», fue el último pensamiento coherente que tuve antes de perderme en el placer y en el vaivén incontrolable de nuestros cuerpos perfectamente acoplados. Entre caricias, besos y orgasmos, quedamos tumbados sobre la cama y sin poderlo controlar nos quedamos lentamente dormidos. Abro los ojos exaltada y estoy segura de que no ha pasado mucho tiempo desde que me quedé dormida, porque sigo escuchando la misma canción, lo que significa que me dormí apenas unos segundos o pocos minutos. Miro hacia la ventana y me sobresalto cuando veo la sombra negra que se alcanza a ver perfecta con la poca luz que pasa al interior de la habitación e “ilumina” una esquina. La miro con mi corazón latiendo acelerado y de repente se desaparece a través del suelo, lo que me pone aún más nerviosa porque abajo está Romina y algo malo le puede pasar. Como puedo busco mi vestido y mis bragas. No sé ni cómo me los pongo tan rápido y salgo corriendo de la habitación, directo a las escaleras, desde donde escucho un revuelo hacia la sala y la música ensordecedora ya no está. Con la mirada busco a Romina y apenas la encuentro corro hasta donde está ella. Sus ojos están fijos en la misma parte donde están los de los demás, así que intento saber lo que sucede, hasta que veo a un chico en el suelo, teniendo movimientos fuertes y descoordinados por todo su cuerpo. Tengo la misma sensación extraña de cuando llegamos a la mansión, así que miro con detenimiento alrededor de donde estamos y finalmente veo la sombra en una esquina oscura y pareciera que también mirara lo que le está pasando al chico. —¡Está convulsionando! ¡Llamen una ambulancia! —grita uno de los chicos a su lado, mientras otro lo pone de lado y sostiene su cabeza para que no se golpee. —¡Ya viene la ambulancia! —anuncia una chica que no alcanzo a ver. —Sam es epiléptico —dice alguien más y caigo en cuenta que hablan del mismo chico que invitó a Mason, cuando estábamos en la cafetería de la facultad. Todos estamos preocupados viendo la escena, hasta que llega Mason por mi espalda y estoy tan concentrada que me asusta. —Perdón, Lizie… ¿Dónde estabas? —me pregunta y lo miro con el ceño fruncido, ya que la pregunta no tiene sentido. —Acabé de bajar —le respondo con obviedad. —Cuando saliste al baño, te esperé un buen rato, pero después salí a buscarte y hasta ahora te encuentro —me dice y siento una presión extraña en mi pecho. —No bromees conmigo —le pido, pero su rostro de confusión me deja ver que no está jugando. Trago saliva y siento como mi corazón palpita desbocado. No digo nada, solamente salgo corriendo escaleras arriba y olvido todo lo que estaba sucediendo con Sam… En este momento lo único que me interesa es saber qué carajos es lo que acaba de suceder. Llego a la habitación, dejo la puerta abierta esperando que la luz del corredor ilumine lo suficiente para poder ver a la persona que quedó acostada en la cama, pero no hay nadie, todos los abrigos, bolsos y pertenencias de todos están por toda la cama, por lo que no parece que hace un momento yo haya tenido la mejor experiencia s****l de mi vida, hasta el momento. Empiezo a dudar de que en verdad haya pasado lo que viví, pero al ver mi sombrero entre todas las pertenencias, corroboro que sí estuve en esa habitación, solo que no tengo la menor idea de con quién. Cualquier rastro de alcohol que tuviera en mi cuerpo, se ha desvanecido completamente, mi corazón late como si fuera a pegar carrera en cualquier momento y mi cabeza está confundida completamente, porque no es normal lo que me está sucediendo. «¿De verdad tuve sexo o simplemente me quedé dormida y todo fue un sueño?», empiezo a cuestionarme, pero desgraciadamente no tengo una respuesta concreta y segura para tranquilizarme. Escucho la sirena de la ambulancia acercándose y eso me saca del trance en el que me encuentro. Sacudo mi cabeza y salgo corriendo para mi apartamento… Solo quiero estar a solas, aclarar mi mente y lo que menos quiero es ver a Mason, porque me siento culpable. ------------------------------------- NOTA: Esta historia da inicio a la novela "El deseo por mi jefe", que encuentras disponible en mi perfil, Julycladel. Es una historia hermosa y diferente, así que, no te puedes quedar sin leerla.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD