Llegamos al castillo y Donnan no me da tiempo de ponerme de pie.
De inmediato me vuelve a subir en los brazos y camina a la casa principal.
—No Donnan, llévame a mi apartamento por favor —le pido.
—Pero…
—Por favor.
—Estarás mejor atendida en la casa.
—No quiero molestar.
—Alessandra Montiel, no vas a molestar a nadie.
—Por favor —le ruego.
Asiente sin estar muy convencido, llegamos al apartamento y me pone en el suelo con cuidado, saco las llaves de la bolsa donde cargo mi cámara y abrimos la puerta. El apartamento está impecable, me imagino que vinieron a hacer limpieza, me voy directamente a la habitación y me acomodo en la cama, al lado contrario de la herida, para no lastimarme.
Donnan hace una llamada y a los pocos minutos llega un hombre.
—Alessandra, él es el doctor de
