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Charlie
Después de que la venenosa de Vivian pusiera en orden mi renuncia y una vez que firmé, tomo mis cosas complacida.
—¿Te vas? –cuestiona mi compañera afligida.
—Sí, creo que me estaba estancando aquí, quiero buscar algo más.
—¿Sabes lo difícil que eso sería? Por lo menos no en una empresa del mismo ramo.
—Ya encontraré algo. –me encojo de hombros.
Salgo con la frente en alto de ese lugar que, aunque fue la primera empresa que creyó en mi no me voy a estancar.
Bajo hasta el estacionamiento y abro la cajuela de mi viejo auto, al cerrarla puedo encontrarme con el asistente de presidencia.
—¿Te vas? –cuestiona con una sonrisa triunfal.
—No, de hecho solo vine a dejar mis cosas aquí por que allá arriba ya no caben. –me burlo y su sonrisa se desvanece.
—Admitelo,
