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Noe
Reviso nuevamente todas las carpetas que hay en mi escritorio, todo esta hecho un asco pero mientras no consiga un asistente capacitado no podré seguir en paz.
—Señor Salvatore, las candidatas para el puesto de asistente ya están aquí.
—¿Cuántas mujeres hay?
—Cinco y dos hombres.
—Deshechen a las mujeres, entrevistaré sólo a los caballeros.
El hombre de recursos humanos asiente con desgana a mi petición pero no me importa, no dejaré que esta empresa sea merodeada por cualquiera y menos quiero que mis asuntos personales sean manejados por una mujer.
Froto mis sienes en claro acto de desesperación y estrés, como siga así, moriré antes de tiempo.
Camino hasta la sala de entrevistas en donde veré si alguno de los dos hombres que están ahí me sirven de algo.
—Buenos días, –saludo entrando a la sala–, mi nombre es Noe Salvatore, dueño de las empresas Salvatore, supongo que han escuchado de ellas o no estarían aquí. Seré directo y conciso, si dominan más de dos idiomas, saben manejo superior de documentos, saben llevar una agenda de trabajo activa y en orden, obedecer sin cuestiones, y tomar decisiones importantes cuando yo no este, están dentro, sino, váyanse.
Ambos hombres me miran perplejos, ninguno dice nada y eso solo me da la impresión de que no tienen lo busco.
—Ya conocen el camino de vuelta, fue un placer atenderlos.
Sin darles tiempo de nada salgo de ahí directo a mi oficina, tomo mis cosas y salgo furioso. ¿Por qué no puede haber gente competente?
Llego hasta el ascensor y la atolondradra de mi media hermana llega chocando con la puerta.
—¡Noe! –grita agitando unos papeles en su mano.
Detengo el ascensor y ella llega sudando hasta mi.
—Olvidé este currículo, es muy bueno deberías verlo.
Tomo la carpeta y la pongo bajo mi brazo.
—Lo leeré mientras bajo treinta pisos, te veo allá para saber que decidí.
Cierro las puertas y leo los datos.
Nombre: Charlie Wayne
Edad: 30 años
Fecha de nacimiento: 05/Octubre/1991
Idiomas dominados:
Alemán 100%
Italiano 100%
Chino simple 75%
Español 50%
Otras herramientas:
Finanzas
Leyes
Mercadotecnia
Administración de empresas
Sistemas
Último empleo:
Beauty olimpia, asistente vicepresidencial.
Busco la foto de mi posible asistente pero no hay, realmente es muy bueno y con esa formación no entiendo por que quiere trabajar en mis empresas pero lo tomaré.
Las puertas del ascensor se abren y veo a mi media hermana desaliñada esperando por mi.
—Pudiste usar el otro ascensor. –señalo y ella me mira perpleja.
—Soy tan estúpida. –se reprende.
—Mañana no vengo por la mañana, pero quiero que contactes a Charlie Wayne y le pidas a recursos humanos que le ofrezca un buen sueldo y firme el contrato, no quiero fallas y cuando yo vuelva quiero todo en orden, empezando por mi escritorio. Tiene excelente experiencia y recomendaciones, él sabrá que hacer.
Ella abre la boca para hablar pero la detengo.
—Sé que puede darte miedo tomar decisiones importantes, pero lo vas a lograr, por algo mi padre te puso aquí.
Con eso doy por terminada la charla, salgo del gran e imponente edificio que se erige sobre mi, el aire helado golpea mi cuerpo, apenas puedo creer que este aquí. Me costó bastante esfuerzo lograrlo.
Subo a mi auto y conduzco a casa, hoy quiero estar solo.
Mi nombre es Noe Salvatore, tengo treinta y cinco años y soy el dueño de una cadena de diversas empresas de exportaciones, desde petróleo hasta otras materias primas, lo cual me ha hecho el hombre importante y estable económicamente que soy ahora.
Venir de una familia con demasiada ambición por sobresalir, me ayudó a no estancarme como las personas promedio de mi edad, pues cuando apenas tenía veintiocho años, ya era uno de los jóvenes emprendedores más ricos del mundo.
Mi madre, una mujer dedicada a su familia y su casa, nunca tuvo que trabajar y siempre nos cuidó como se supone que las madres te cuidan, amorosa y siempre regalando sonrisas, hasta que se descubrió el sucio secreto de mi padre, un hombre que trabajó duro para la familia y para que mamá nunca saliera de casa, ah si, con una segunda familia que llevaba escondida del otro lado de la ciudad, en un barrio de media clase, con una hija tan solo algunos cuatro años menor que yo.
Mi madre se sintió devastada al enterarse de la noticia, se enteró cuando mi padre tuvo un grave accidente en donde la madre de Gala resultó con mayores consecuencias, no sabía a quien llamar y ella fue la primera en la que pensó, luego la madre de Gala murió y él tuvo que hacerse cargo de ella, mi madre nunca la rechazó pero de ninguna manera ella volvió a ser la misma, pues ahora en lugar de sonreír en todo momento lloraba y se lamentaba por cada rincón de la casa preguntándose que había hecho mal para que papá la traicionara.
Yo y mi hermano menor tuvimos que soportar días difíciles, y cuando tuvo la oportunidad se fue del país y hasta hoy no he sabido de él.
Tuve que quedarme a cargo de mi madre y de mi padre quien enfermó de gravedad, quedando como el sucesor de todo lo que él tenía, claro que lo que mi padre tenía era apenas una pequeña empresa, yo, he creado un imperio cinco veces más grande que el que mi padre tenía.
Viajé, disfruté, me bebí por mucho tiempo las ganancias de un año en menos se un mes. Conocí gente buena y escoria llamándose a sí mismos gente, luego recapacité al darme cuenta que nada de eso me iba a devolver a mi antigua madre, así que me puse los pantalones de hombre maduro y con paso firme cree mi propio paraíso.
Llego a casa y estaciono el coche, al abrir la puerta puedo oler el inconfundible perfume de mi madre, adoro que venga a verme.
—¿Mamá?
Ella asoma su cabeza por la marquesina de las cocina y sonríe.
—¿Adivina quién vino a verte?
Ella sale de la mano de la hija de su mejor amiga, siento como mi sonrisa se desvanece, amo a mi madre pero odio que quiera solucionarme la vida, sobre todo mi vida amorosa.
—Ella es Melba, hija de Mildred, ¿la recuerdas?
—Sí la recuerdo, se comía la tierra del jardín. –aseguro recordando el vergonzoso suceso.
—Noe, por favor.
—Madre me alegra inmensamente que hayas venido pero sabes que no me gustan las visitas inesperadas. Estoy cansado, quiero dormir.
Camino hasta las escaleras que conducen a mi habitación, realmente no quiero lidiar con otra mujer con la que mi madre quiere que le de nietos, no estoy de humor.
Llego a mi habitación y lo primero que hago es quitarme la ropa y dejarme caer en la cama, mañana quizás sea mejor.
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La alarma suena y la apago mientras termino de peinarme, debo arreglar unos asuntos importantes y luego ir a la oficina para ver que el nuevo asistente haya hecho bien su trabajo, me emociina demasiado tener a alguien casi tan estudiado como yo, obviamente algo le hace falta pero con el tiempo lo aprenderá.
Bajo las escaleras y veo a mamá cocinar, esa mujer es un torbellino cuando quiere.
—¿Mamá?
—Hola cariño, siéntate, ya esta listo el desayuno.
Asiento y aunque no tengo apetito ahora, me dispongo a disfrutar de un desayuno delicioso junto a la mujer de mi vida.
—Te hice los Hot cakes en forma de dinosaurio que tanto te gustan.
No puedo evitar sonreír con nostalgia, ella piensa que aún soy ese adolescente al que le cocinaba así de lindo.
—Corté las fresas como flores y agregue crema batida como nubes, sabes que adoro verte comer feliz.
—Gracias mamá, es el mejor desayuno que he tenido en años.
—Disfrútalo, iré a lavar un poco en la cocina.
Ella se levanta y no puedo evitar levantar el dinosaurio y untarlo de la nube blanca.
—Rawr. –gruño y sonrío. Me hace tanta falta tener a mi familia unida.
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Estaciono el coche afuera del edificio, hoy me siento muy feliz y de buen humor.
—Buen día señor Salvatore. –saluda el guardia en la entrada.
—Bien día.
Subo al ascensor y presiono el piso 30, en el trayecto recibo un mensaje de mamá con un montón de emojis de corazón, le respondo con más emojis y guardo el teléfono.
Las puertas del ascensor se abren y puedo ver a Gala con los lentes chuecos.
—Noe, que bueno que ya llegaste.
—¿Mi oficina quedó lista?
—Sí pero...
—¿Charlie Wayne firmó el contrato ya?
—Sí, sólo que...
—Bien, debo ir a verificar que todo este en orden.
—Oh, no olvides que la vicepresidenta de Consumos te está esperando allá arriba.
—¿Es linda? –bromeo y ella ladea su cabeza.
—Noe por dios, se supone que es casada.
—Eso no fue lo que pregunté.
Sigo de filo hasta mi oficina y me detengo en seco al ver a la vicepresidenta esperar por mi, su cabello oscuro cae con gracia en su espalda, lleva una blusa formal en color rojo y falda negra, sus zapatillas van a juego con la parte superior de su atuendo. Me aclaro la garganta y ella se gira para verme, yo solo puedo quedar más impresionado, es muy bella.
—Buenas tardes, me disculpo por el retraso.
—No se disculpe señor Salvatore.
—¿Le parece bien si entramos a mi oficina a discutir los términos?
Ella asiente y camina delante de mi, que afortunado es el esposo de esta mujer.
En mi oficina la invito a que tome asiento y yo me siento frente a ella.
—¿Puedo ofrecerle algo de beber?
Veo la perplejidad en su mirada pero niega sonriendo.
—Estoy muy bien, gracias.
—Bien, en ese caso, cuénteme por favor, como su empresa podría ayudar a una empresa de exportación a nivel mundial como la mía.
Ella oculta una sonrisa y confieso que su gesto me descoloca un poco. Se levanta de la silla y alisa su falda, yo no puedo evitar mirarla.
—Señor Salvatore, mi nombre es Charlie Wayne, su nueva asistente.
Yo perplejo ante su declaración solo puedo pensar en que la he cargado en grande.
—Dígame que es broma.
—Me temo que no, señor.
—Mierda.