Libérame (El perdón)

Sinopsis

SINOPSIS

Ana Paula, a sus catorce años, era una chica grandiosa, encantadora y amada por todos. A punto de cumplir sus quince años, creyó que todo siempre sería felicidad. Pero todo cambió cuando una tragedia tocó a su puerta. Aquel horrible accidente le quitó algo muy valioso y, de ingenua, pensó que nunca volvería a vivir una experiencia tan trágica. Ni en pesadillas imaginó que debería asumir las consecuencias, ni todo lo que sería vivir con él, con el culpable de sus desgracias, con aquel que la marcó de por vida. Tampoco pensó nunca, que el perdón, aunque a veces difícil, también existe.

A Edward nunca le faltó nada. Unos padres grandiosos, amigos y todo lo que podría desear un chico de diecisiete años. Pero su vida cambia en solo una noche. Drogado, borracho y alentado por falsos amigos, cometió el peor error de todos. A partir de entonces tuvo que vivir con el tormento y sentir la culpa carcomiendo su existencia. No le quedó de otra que enfrentar y aceptar las consecuencias de sus actos. Pero tuvo que asumir un reto aún mayor que estar consciente de su falta. Ella. Ganar su perdón se convirtió en objetivo imprescindible. Si él odió sus actos, que sería de ella, la víctima de su imprudencia.

DESCUBRE LO DOLOROSO QUE PUEDE LLEGAR A SER PERDONAR, QUEDÁNDOTE HASTA EL FINAL DE ESTA HISTORIA. BIENVENIDOS A “PERDÓN”

REFLEXIÓN: Siempre alentamos a las personas a perdonar, pero cuando somos nosotros quienes estamos en esa posición, vemos la realidad de las cosas. Perdonar es bueno, no es resignación. Es aceptar que alguien te dañó, pero que aún así lo perdonarás. Al perdonar , no solo liberas a esa persona, sino también a ti mismo. Una vez que hayas perdonado, cerrarás un ciclo, ese rencor y ese odio ya no estarán en tu corazón y, con ello, se habrá llevado ese recuerdo.

La biblia nos enseña e invita a perdonar, pero el mismísimo Dios, creador, sabe lo difícil que es para nosotros como humanos, perdonar. Es difícil, pero no imposible, uno mismo es quien lo impide. Pero no somos nadie para juzgar, el peor enemigo es la conciencia y el mejor justiciero es DIOS.