—¡Oye! Me vas a quebrar los huesos. —Me carcajeo por la emoción de volver a verlo—. También te eché de menos. —Acomodo su traje, el cual se estropeó un poco al abrazarme—. Vaya que los años te cambiaron. Me sorprendo mucho al ver que ha crecido bastante. Antes yo era la más alta, ahora parezco una hormiga a su lado. Es más alto y más apuesto. Claro que antes lo era, solo que ahora ya no es un adolescente, sino todo un hombre. —Mía, ¿por qué no estuviste presente en el aeropuerto cuando llegamos de Canadá? —pregunta con decepción—. ¿Acaso aún sigues…? —No quiero hablar de eso ahora. —Está bien. —Ladea una sonrisa triste—. Entremos, que la familia Hoffman está dentro y ya solo faltas tú. —Toma mi mano. —Espera, ¿qué? —inquiero, confundida. Me arrastra hasta la sala de invitados antes d