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DÉJAME SENTIRTE.

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Blurb

Me gustaba la idea de tener como vecino a un dios griego, pero todo eso cambió desde que dejó que mi paz se fuera a la mierda. Lo único que hace ese maldito todo el día es follar, follar. ¿Y adivinen qué? ¡Follar! Lo peor de todo esto es que tengo que compartir todo con él. La gota que derramó el vaso, ese maldito pervertido y narcisista es mi jefe.

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Agua fría.
Hola a todas, se que esta novela les gustó mucho antes, así que la seguiré por ustedes, espero que puedan apoyarla y gracias por leerme, espero sus comentarios, además tengo algo importante que decirles. La novela de humedad el final es fatal, lo sé. Le hice un final alternativo por la presión de terminarla rápido, necesito su opinión, ¿quieren que la edite y elimine el final. Así puedo seguir y hacer más larga la novela y darle más sentido a todo. Los que ya leyeron la novela pueden dejarme su opinión. Gracias. Paula. Hoy fue un día de los que más odio, es viernes por la noche, todos en este momento quizás se estén preguntando. ¿Por qué odio tanto los días viernes? Pues les explico. A muchos les gusta el día viernes porque es el día en el que se termina la semana laboral, yo no soy la excepción. Solía ser feliz este día, era una mujer satisfecha como todos los demás, pero un problema se mudó hace unas semanas.   Sé que todos podemos tener un vecino al que no soportamos, pero creo que ninguna persona en su sano juicio quisiera a una persona como ese imbécil y mujeriego de mi vecino.  Prefiero una patada en la vagina que tener a este maldito de vecino. Pero, ahora se preguntarán, ¿qué es lo que hace que me molesta tanto? Se los diré.  No soporto todo de él. Su arrogancia, su mal carácter, su actitud de divo. Ese imbécil se cree que los dioses lo esculpieron con sus propias manos.   Pero, existe otro motivo por el cual lo detesto más, además de tener que encontrármelo todos los días en el elevador del edificio donde vivo, además de todo eso, lo más importante.   ¡Folla! ¡Folla! ¿Y adivinen qué? ¡Folla!   No sé cómo a ese hombre no se le cae la verga de tanto hacerlo, en verdad. ¡No lo entiendo! Día, tarde y noche. Lo peor de todo, vive arriba de mí, es un piso arriba.   —¡Más duro! Que rico, ¡Más adentro muñeco! Eres increíble, sin piedad. —gime una mujer.   Ella no está gimiendo, está gritando.   ¡Maldición! Ahí está otra vez. No lo soporto, me voy a volver loca.   Alguien toca a mi puerta, sé que es mi mejor amiga Dana.   —Hola, Paula, ¿otra vez escuchas el espectáculo en vivo? —Me dice mientras ríe.   —No hagas broma sobre eso, no sabes lo harta que estoy en este momento.  —Mañana vendrá el gerente de sus vacaciones, puedes hablar con él sobre esto, sabes que la mujer que dejó a cargo ya se acostó con Sandro, es por eso que permite todo este escándalo.  Sandro es el maldito gerente del edificio.  —Eso espero, aunque es viernes, no creo que esté aquí mañana porque será sábado, más bien, creo que vendrá el lunes.   —¡Me voy a correr! ¡¿Quieres que me corra?! —Pregunta la perra en celo.  —¡Sí, hazlo! Eres tan hermosa y excelente, perfecta —responde el maldito pervertido.  —También es un adulador —dice Dana.   —No lo soporto más, te juro que me volveré realmente loca.  Estoy a punto de ir a reclamar, así les echo a perder el polvo.   —¿A dónde vas, Paula?   —No te preocupes, solo iré a la recepción. Dana asiente con la cabeza y me deja irme, sé que si le decía lo que haré en este momento ella me hubiera detenido.  Subo hasta llegar a su apartamento, estoy a punto de tocar la puerta, pero me doy cuenta de que la puerta está abierta. ¿A caso a este pervertido le gusta que lo espíen teniendo sexo?  Eso no me importa en este momento, por eso escucho este tipo de ruidos, es porque tiene un sillón cama en medio de la sala de estar.  Observo por un momento, la verdad que ese pervertido mujeriego tiene el mejor cuerpo que nunca haya visto y se mueve bien.  《¡Paula, reacciona! Me doy una bofetada mental y salgo de mi trance》 Tengo una idea.   Regreso a mi apartamento, por suerte tengo mucho hielo en la nevera. No estoy siendo mala, es solo que creo que en este momento necesitan estar un poco fríos.   Entro a mi apartamento y Dana está sentada en el sofá de mi sala, ella no me dejará hacer lo que quiero. Tengo que hacer que se vaya de aquí.   —Dana, estoy realmente cansada, pero mañana te invito a una piña colada en el bar que está aquí cerca.  —Está bien, Paula, yo también me iré a dormir, pero si te acepto la invitación, pasaré por ti mañana por la noche.  —Buenas noches, Dana, te quiero y descansa.  Dana se va de mi apartamento. Salto de la emoción, mi plan es perfecto. Tengo que darme prisa antes que lleguen al orgasmo.   Tomo una cubeta, después la lleno con cubos de hielo y un poco de agua, mezclo con la mano para probar la temperatura.    Salto de la emoción al sentir como se me congela la mano.   —¡Ahora, estoy a punto de venirme por segunda vez! —Grita la mujer.  No creo que eso pase cariño, yo lo voy a impedir en este momento.  Tomo la cubeta en mis manos y me dirijo al piso de arriba. Cuando estoy afuera en su puerta, entro y ni cuenta se dan, pero yo si me doy cuenta de algo.  Ella está de espaldas montándolo y él tiene los ojos cerrados, está es mi oportunidad.  La mujer comienza a temblar, este es el momento.  —¡Quiero unirme yo también! —Digo entes de arrojar el agua.   Los dos se levantan estupefactos, no lo pueden creer, hasta que la mujer se voltea y me observa pálida por el frío.  —¿Te corriste una vez más, linda? —Digo y después me río.  —Ella no, pero yo si —dice el pervertido.  Él se la está jalando frente a mí, un chorro de semen cae al piso, después más y más. Este hombre es un manantial, por un momento me había perdido mirando la escena.  —No conocía esto de ti, Paula, pensaba que eras una mujer amargada y virgen, pero ahora me doy cuenta de que las apariencias engañan. ¿Cómo sabías que uno de mis fetiches es el hielo durante el sexo? —Me dice mientras él toma un cubo de hielo del piso y, después lo frota por su marcado abdomen.   —¿Qué pasa, Paula? Dijiste que querías unirte y hacer un trío, podemos hacerlo, mira lo duro que estoy otra vez por el hielo y todo gracias a ti.  Aún tengo la cubeta en mis manos, la tomo y se la arrojó en la cabeza.   —¡Maldito pervertido! ¡No te soporto, deja de tener sexo y déjame dormir! —le grito antes de irme.   Al principio me estaba riendo de esto, pero ahora estoy realmente molesta, ese pervertido me gano, tengo que encontrar su punto débil.  Lo haré, o me dejó de llamar Paula Evangelina Pattinson. Un mes atrás. Abel Black. —¿Encontraste a esa mujer? —pregunta mi hermano. —No, Axel. Es como buscar una aguja en un pajar, a estas alturas creo que yo también me dormiré en la muerte. —No digas eso, hermano, puedo sentir su aura, sé que ella se encuentra aquí en Londres. Alguien toca la puerta, debería de tener más cuidado cuando hablo sobre mi especie. —¡Señor, Axel! Su socio está aquí —dice la mujer. —En un momento iré, Laura —dice Axel— nos vemos más tarde en casa, hermano, piensa en mi propuesta, te vendría bien dirigir la empresa de nuestro padre. —Hablaremos más tarde sobre eso, no quiero pasar mis últimos días en una oficina. Axel sale de la oficina, me siento en el sofá a pensar mejor las cosas. ¡Mierda! Creo que esté es mi castigo por las veces que di gracias por ser de esta maldita especie. Aunque no sabría como llamarla. Lobo, vampiro, o lo que sea yo que soy. Axel es mi medio hermano menor con tan solo 21 años. Mi padre, un omega que se casó con una mujer vampiro sin medir las consecuencias. Yo soy una especie de los dos, por esa razón necesito la sangre de una mujer en especial, necesito que la sangre de una humana corra por mis venas, pero no es cualquier humana. Mis padres hicieron un trato con sus padres para que ella fuese mi donador, pero después de que los padres de esa chica murieran, mis padres perdieron su rastro. Ahora tengo que encontrarla, solo me quedan seis meses de vida. Los lobos y vampiros son enemigos por naturaleza, y por ninguna razón deben de procrear. Si un lobo y un vampiro se juntan uniendo las dos especies, el bebé solo podrá vivir hasta los 30 años. En este momento tengo 29 años y seis meses. Tan solo seis meses más y cumpliré 30 años, perdí a tres familiares a causa de esto. Sin contar los amigos que perdí, todos murieron tres días después de cumplir los 30, también sus padres eran de dos especies diferentes. Mi padre murió a la edad de 60 años. Por otro lado, mi madre murió a los 50 años, fueron asesinados. Solo somos mi hermano menor y yo. Sé que mi hermano no está de acuerdo con mi estilo de vida, aunque sé que él a su corta edad es incluso peor que yo por sus poderes. Mi hermano puede sentir a otros, ya sea lobos o vampiros, yo puedo tener a la mujer que yo quiera, eso lo heredé de mi madre. Cuando una mujer me gusta y se atreve a rechazarme, primero comienzo a entrar en sus sueños, solo necesito que las mujeres sientan la más mínima atracción por mí y puedo hacer lo que quiera con ellas. Aunque eso sería un privilegio para cualquier hombre humano, muchas veces no lo es, porque ninguna mujer nunca se ha enamorado de mí, solo puedo manipularlas por sus sueños y después por sus emociones frustradas, pero después de que pierda el interés en ellas, pasa de la misma forma con ellas, también pierden el interés en mí. En la universidad eso me afecto mucho, pero ahora no me afecta para nada, puedo tener a la mujer que yo quiera. Mi padre nos prohibió muchas cosas, teníamos que ser los hijos perfectos, por esa razón he decidido una cosa, voy a hacer lo que yo quiera mis últimos meses de vida. Me iré de casa y viviré como una persona normal y follaré las veinticuatro horas del día con cualquier mujer que se atraviese en mi camino, haré fiestas todos los días. Soy un hombre de 1,90 de estatura, cabello castaño ondulado y ojos verdes, con un cuerpo perfecto de dios griego. Siempre he dicho que los dioses me esculpieron con sus propias manos. Tantas fantasías y fetiches que aún tengo por cumplir. Tomo el teléfono de la oficina de mi hermano y le llamo a Laura, ella es su asistente personal. Ella entra a la oficina. —¿En qué puedo ayudar, señor, Abel? —Laura, quiero que busques un apartamento cualquiera, entre más común sea mucho mejor. —Disculpe, señor, puedo conseguir un apartamento para usted de su categoría. —Laura, haz lo que te estoy pidiendo, busca un apartamento de clase media. —Está bien, como usted pida. —Me voy a mi casa, cuando lo tengas me llamas, no le digas nada a mi hermano, quiero me avises a mí. —Sí, señor, como usted diga. Salgo de la oficina directo a casa. Sé que en un apartamento de clase media las personas son ruidosas y no les importa guardar apariencia como lo hacemos las personas de clase alta como yo. Quiero divertirme, pero no quiero ensuciar en apellido de mi padre. Por eso viviré como una persona pobre y normal. 【Abel Black】 Llego a casa y me dejo caer sobre el sofá de la sala. Mi celular timbra y veo la pantalla, es Laura, sé que mi hermano la cataloga como la mejor asistente del mundo, si ella logró conseguir un apartamento para mí en este momento yo también le daré el visto bueno. —Señor, Abel, tengo muy buenas noticias para usted. —Dime, Laura. —Tengo un apartamento es de clase media baja, no entendí lo que quiso decir el recepcionista, me envió fotografías del lugar, se las envíe a su correo para que pueda verlo por usted mismo. —Es perfecto, Laura. —Señor, pero está ubicado a tres horas de distancia de su casa y también de la empresa. —Mucho mejor. Laura eres la mejor, ¿toda la información también la enviaste junto con las imágenes? —Sí, señor. —Muy bien, gracias por todo. Ahora sé que Laura es la mejor. Un apartamento de clase más baja que la media es lo que necesito, y lo mejor de todo, está realmente lejos, a tres horas de todos los conocidos y de la empresa, puedo hacer lo que yo quiera y nadie sabrá que soy Abel Black. Veo las imágenes en mi correo y me gusta el lugar, es pequeño, pero eso no me importa, solo lo quiero para tener sexo. Ser libre de apariencias y ser quien soy. Me contacto con un tal Sandro. —Hola, apartamentos Guzmán, estoy a su servicio. —Hola, quiero uno de sus apartamentos. —Soy Sandro, el gerente del edificio. Por el momento solo tengo uno disponible, podría venir a verlo por usted mismo. —No me importa verlo, lo quiero. —Tiene que venir esta misma tarde, o mañana temprano, porque tengo a otras dos personas más que están interesadas. —Estaré ahí pronto, puedo darle lo que me pida, el dinero no es ningún problema. Cuelgo y salgo inmediatamente, es un poco tarde, estaré ahí como a las seis de la tarde, pero quiero ese apartamento. Antes de irme subo a mi habitación y empaco solo ropa cómoda. No quiero llevar ningún traje en mi maleta, antes trabajaba con papá en la empresa como CEO. Pero, ahora deje a cargo a Axel. Dejo mis cosas en el maletero del auto y después lo pongo en marcha. Después de tres exhaustivas horas de camino llego al lugar, lo veo por fuera y es horrible, pero eso es lo mejor. Entro y un hombre me recibe. Por la voz sé que es el recepcionista del edificio. —¿Señor, Abel? —Sí, soy yo. —Quiero quedarme esta misma noche en este lugar, así que, dígame el precio, aunque podría darle lo que usted me pida. El hombre me pide tres mil dólares de mensualidad por este basurero, pero acepto inmediatamente. El hombre me ayuda con mi maleta, sé que no es pesada, solo traigo cinco pares de zapatos y algunas camisas, pantalones, y también dos pijamas. Subimos por el elevador hasta el piso tres. Por lo que veo cada piso tiene dos apartamentos en cada planta. Bajo del elevador y Sandro me lleva a mi apartamento. Él abre la puerta y entramos. Pensé que esto sería peor, pero no lo es tanto. —Me gusta, es perfecto. —Me alegro de que le guste, Abel. Bienvenido y lo dejo descansar, si necesita algo solo llámeme. —Está bien, si necesito algo lo llamaré. Él sale dejándome solo. Me levanto y voy a lo que más me importa, necesito ver la habitación. Abro la puerta y al entrar me sorprendo. Creo que a mi padre que en paz descanse se volvería a morir si presenciara esto, pero aún pienso que es una buena idea. Ahora tengo mucha hambre, busco la llave por todos lados, a ese imbécil se le olvidó dejarme las llaves. Bajo por el elevador, tengo que ir a comprar comida, y no puedo irme sin mis llaves. Camino en dirección a Sandro, pero una mujer se encuentra con él. La examino por completo, piernas hermosas, buen culo aunque decente, no es grande, pero quisiera acariciarlo. Su cabello sedoso y rojo, además de largo como me gusta. Ella podría ser la primera que caerá conmigo. Me acerco un poco a ellos. Sandro se retira por un momento dejándola sola y esperando, esta es mi oportunidad. —Hola, hermosa. —No quiero que te acerques a mí, si necesitas a Sandro tienes que esperar. Ella me está gritando. Creo que debo decir algo amable. —¿Cuándo fue la última vez que tuviste sexo? —¡¿Qué te pasa, imbécil?! —Grita antes de darme una bofetada. Toco mi mejilla, eso dolió, esta mujer realmente está frustrada, pero no puedo seducirla. —Disculpe, ella es una de sus vecinas, esta molesta por un problema con su energía eléctrica, pero pronto me haré cargo de eso. ¿Puedo ayudarle en algo? —Sí, quiero mis llaves. —Aquí están, lo siento. —No importa. Salgo y veo a esa mujer esperando un taxi. —¿Quieres que te lleve? —¡¿Quieres otra bofetada?! —No quiero, ¿sabes por qué? —No me importa. ¿Podrías dejarme tranquila? —Te lo diré, porque me podrías provocar una erección, me gustan las mujeres rudas como tú, ¿cómo te llamas? —¡¿Qué te importa?! ¡Lárgate de aquí! —¡Paula! ¿Estás lista? —dice una rubia que tampoco está nada mal. Pero esta mucho mejor la pelirroja. —Así que, Paula. ¿No preguntarás por mi nombre? —No. Porque no me importa. Vamos, Dana. Te he dicho que no digas mi nombre en alto —reclama a la otra mujer. Ella se va muy molesta, esa mujer tiene que ser mía. Lo raro de todo esto es que puedo dominar a las mujeres con tan solo verlas a los ojos, con ella no pude hacerlo. No provoque nada en ella. ¿Será que estoy perdiendo mi habilidad? Mi celular no para de sonar, sé que es Axel. No puedo contestar ahora. Subo a mi auto y busco un lugar para comprar comida. Como a veinte minutos encuentro un pequeño supermercado. Bajo del auto y tomo una carretilla, esto es divertido, las personas normales lo hacen y me siento por un momento "normal" Tomo un poco de fruta y después me dirijo a comprar papitas, amo las papás fritas, sé que es comida chatarra, pero me gusta mucho. A lo lejos veo a Paula. Camino hacia ella, aún está con la chica rubia. La rubia me sonríe, pero Paula parece que vio a un ser repugnante. —¿Estás siguiéndome? —Por supuesto, Paula, vine a comprar comida solo para verte. —No me importa, solo no te acerques a mí. Cada vez esta mujer me la pone más dura, sé que terminará cayendo. Paula se aleja muy molesta. —Hola, soy Dana. Ella está un poco estresada, por favor perdónala, cuando no está tan molesta te juro que es linda. —A mí me gusta más así —le digo. Dana se va detrás de su amiga, creo que la asuste. Tomo otras cosas y después me dirijo a pagar todo. Después subo las cosas al auto y me dirijo al apartamento. Cuando estoy ahí subo y entro. Dejo las cosas en la encimera de la cocina. Antes de comer voy a darme un baño, me quito la ropa. Estoy a punto de meterme a bañar, pero alguien toca la puerta. Coloco una toalla alrededor de mi cintura y voy a abrir la puerta. Cuando abro la toalla cae al piso. Veo a Paula viéndome por unos segundos. —Olvidaste tu tarjeta en el supermercado, ¡maldito pervertido! Ella me arroja la tarjeta y se va casi corriendo. Tengo que hacer mía a esa mujer. En la actualidad. Al día siguiente, por la noche. Paula. En este momento estoy en un bar cercano a mi edificio con mi mejor amiga Dana. Ayer ese maldito imbécil no me dejo dormir, follo toda la noche y después como a las tres de la mañana hizo una fiesta. ¡¿Quién demonios haces eso?! Solo un maldito bastardo enfermo como él. —Paula, por favor, arriba el ánimo. —Lo siento, Dana. No quiero arruinar tu noche, pero me siento muy cansada, no sabes como quisiera cambiar de edificio o quizás mudarme a la ciudad, todo con tal de alejarme de ese imbécil. —Tienes razón, ese sicópata vive como si fuera el último día de su vida. —Lo que hice ayer fue en vano —digo en voz baja. —¿Qué hiciste, Paula? ¡Maldición! —Nada... Yo no hice nada. —Dijiste que hiciste algo ayer por la noche, dime de que se trata. —Está bien, te lo diré. Fui a su casa y les arrojé agua con hielo. —¡¿En serio hiciste eso?! —Sí, pero no me regañes, no funcionó, en lugar de apagar el fuego creo que lo encendí más. —¿Qué quieres decir con eso? —Le arrojé el agua helada justo cuando iban a llegar al orgasmo, la mujer se quedó en shop y temblando, pero él, tenías que haberlo visto, Dana. Tomo un cubo de hielo y frente a mí se estaba masturbando y después froto el hielo sobre su cuerpo y me dijo que le excitaba el hielo. Dana ríe a carcajadas. —No puedes con él, Paula. Ese pervertido no tiene límites. Tengo curiosidad, dime, ¿tiene una gran? —¡No preguntes eso! —la interrumpo. —Mírate, Paula, tu cara está roja, entonces si tiene una gran virtud. —Eso no me importa, solo quiero que ese imbécil se vaya del edificio. —Dejando eso de lado, ¿cómo te va en tu nuevo trabajo? —Muy mal, Dana. Soy una diseñadora gráfica y estoy trabajando como secretaria, no es que sea malo, incluso el sueldo es bueno, pero mi sueño es diseñar para una empresa y estoy sentada en una oficina. Cinco años en la universidad, trabajando y estudiando, solo para trabajar en lo que no me gusta. —Sé lo que sientes, estudiamos lo mismo y ahora yo también soy secretaria. —Y además, ayer mi jefe me llamó la atención, porque me quedé dormida y además de eso, me equivoque en un documento importante. Todo porque no puedo dormir, por ese desgraciado. —No te preocupes, tranquila, hoy es sábado y mañana domingo puedes dormir todo el día. —No sabes como te envidio, tú vives varios pisos arriba de él, por eso no escuchas todo como yo. —Estás muy mal, Paula. Vamos a dormir es un poco tarde y tú necesitas descansar. Tomamos un taxi para no caminar solas aunque está muy cerca el edificio. Llegamos y yo subo a mi apartamento, entro y arrojo los tacones. No se para que me arregle, ahora tengo que desmaquillarme. Me dejo caer sobre el sofá. Alguien toca la puerta. Debe ser Dana, ella siempre viene a mi casa por algo, ya sea café o comida. Abro casi con los ojos cerrados. —Pasa, y toma lo que quieras, yo aprovechare y dormiré, ya que ese bastardo no está haciendo ruido, y de paso prepárame algo de cenar, también muero de hambre. Me acuesto otra vez sobre el sofá. —¿Quieres ir a cenar? Puedo prepárate algo si quieres. Esa maldita voz. Me levanto inmediatamente. —¡¿Qué haces en mi casa?! —Vine a dejarte la cubeta, que me arrojaste ayer a la cabeza. —Déjala donde sea y vete. Él me observa y sonríe. —¿Qué quieres, Abel? —Quiero que toda esa furia que sientes por mí la dejes salir. —¿Cómo hago eso, asesinándote? Esa es la única forma en la que estoy pensando en este momento. —Yo sugiero humildemente que sea en la cama. Imagínate que te sientas en mi polla y la montas tan fuerte que sientes dolor y placer al mismo tiempo, vamos, Paula. Solo déjame sentirte. —¡Largo de mi casa! Maldito, pervertido. —Tengo algo que proponerte, Paula. Ninguna mujer me ha dicho que no, y aún no existe mujer que lo haga y esa no eres tú, así que regálame una noche y te juro por lo más sagrado que son mis padres que en paz descansen, que yo me largo de tu vida. —¿Por qué yo? No lo entiendo. —Eres increíble, Paula. Déjate llevar y disfruta. —No lo haré, mis padres criaron a una mujer que se hace respetar y tengo principios, nunca me acostaré con usted. —Nunca se dice nunca, Paula. —Se lo repito, Abel. Nunca me acostaré con usted, lo odio y no podríamos ser ni amigos. —Piensa en lo que te dije, Paula. Solo una noche déjame hacer contigo lo que quiera, y desaparezco de tu vida. No lo tomaré como un no por ahora, porque sé que cuando no soportes más tú iras a buscarme y me dirás que aceptas. —Nunca lo haré, prefiero morir de sueño y de rabia antes que dormir una noche contigo. —Está bien, me iré, están por venir mis amigas para un trío. Así que, iré a pasármelo de lo mejor, que descanses, vecina. Si es que puedes hacerlo. Camino detrás de él y cuando sale lanzó la puerta con todas mis fuerzas. Ese imbécil me provocará salpullido o me dará algo por tanto pelear con él, me iré a dormir. Dana tiene razón, mañana es domingo y creo que ese idiota dormirá todo el día, yo también puedo dormir todo el día. Me acuesto una vez más sobre el sofá, solo quiero descansar antes de que las amiguitas de ese imbécil lleguen. Abel. Robe las llaves de la recepción para abrir la puerta del apartamento de Paula. Abro y la observo, ella está completamente dormida. Quisiera decirle la verdad, que solo quiero disfrutar porque dentro de cinco meses me voy a morir, talvez ella me entendería. Puedo manipular a todas las mujeres por sus deseos frustrados, pero con ella no puedo. Pensé muchas veces en irme y dejarla tranquila, pero no me puedo alejar de ella. Me acerco un poco más y me arrodillo para acariciar su rostro por un momento, ella abre sus ojos y me observa. Quisiera probar sus labios.

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