Abel Black. ¡Lo tengo, la única forma es un contrato! Llamaré a mi abogado. Le marco y él contesta rápidamente. —Jerry, necesito hablar contigo, ¿crees que puedes venir a mi casa? Es algo urgente. —Lo haré, de hecho, me encuentro cerca, estaré en tu casa como en quince minutos. —Te espero. Jerry era un buen amigo de mi padre, sé que puedo confiar en él. Mientras espero subo a mi alcoba y me cambio con algo más cómodo. Bajo y me sirvo un trago en mi minibar. Después de varios minutos escucho que alguien toca. Debe ser Jerry. Abro y le pido que pase. Me da un fuerte abrazo y nos sentamos en los sofás color vino de mi sala. Le sirvo un trago. —¿En qué problema estás involucrado, muchacho? —No se trata de eso, necesito que hagas un contrato para mí. —¿Qué clase de contra