Paula.
Sé que Abel me prohibió salir, pero no puedo pasar tanto tiempo encerrada. Necesito salir y hablar con Dana. Abel arrojó mi celular y ahora no tengo comunicación con ella.
Me doy un baño rápido y después me visto. Tomo las llaves de la casa y camino por el bosque como por quince minutos. Estoy tan cansada, creo que debo hacer más ejercicio. Pido un taxi.
Primero voy a una tienda para comprarme un nuevo celular. Cuando todo está listo pago y por comprar un móvil nuevo tengo crédito disponible gratis.
Que bueno que me sé dé memoria el número de Dana.
Le llamo y ella contesta rápidamente.
—¡Paula! Amiga, estoy preocupada por ti.
—Tranquila, salí y olvide mi celular.
—¡Dos días, Paula! Y sin avisar, somos como hermanas y vivimos en el mismo edificio. Llame a tu puerta una y o
