Una fogata crepita en el centro del campamento. Las brasas iluminan los rostros de quienes conversan alrededor. El olor de la carne asada se mezcla con el del humo, y las risas de los presentes se vuelven contagiosas. Es un ambiente cálido, festivo, relajado. Todos están felices por la firma de colaboración que se acaba de dar.
Helena, sin embargo, se aparta del grupo. Busca un rincón en el césped, más allá de la luz del fuego. Se recuesta de espaldas, sintiendo el frescor de la hierba en la piel, y dirige la mirada hacia el cielo abierto. La noche está despejada, las estrellas lucen nítidas, intensas, casi al alcance de la mano. Suspira. Es un instante de paz que pocas veces logra tener.
De pronto, empieza a cantar en voz baja. Al principio duda; hace mucho tiempo que no lo hace y le cu
