La incredulidad de Sofía es palpable, siente que le cayó un rayo en la cabeza al oír a su propio padre amenazarla con la mujer que le dio la vida. —¿Eres capaz de sacar a tu propia madre del asilo? —pregunta Sofía con incredulidad. El silencio se espesa en la mesa. Sus ojos se clavan en Claudio, que ni parpadea. Siempre supo que su padre era ruin, pero no imaginaba hasta qué punto hasta ahora. —Ponme a prueba y verás —responde él, con una calma que hiela. Sofía ríe de manera seca, amarga, entendiendo por fin la verdadera cara de su familia. Asiente lentamente, como si aceptara el juego, y ve cómo su padre se relaja, cómo su madre esboza una sonrisa satisfecha y Shane la mira con esa suficiencia que siempre la irrita. Pero ella no ha terminado. —Sabía que ibas a hacerlo… —deja la frase