Capítulo 12. Ciega devoción

1329 Words

Valentina sale de su letargo con torpeza, apenas pudiendo respirar entre tanto dolor. Sus labios tiemblan cuando intenta explicarse. —Alejandro… yo soy quien ha trabajado en la fórmula —balbucea—. ¡Fui yo quien encontró la solución, no Camila! En lo profundo de su mente, una pregunta insistente la tortura: «¿cómo pudo Camila robarme mi trabajo? ¿Cuándo lo hizo?» Pero Alejandro no escucha. Su rostro está endurecido, sus ojos centellean de ira. —¡Basta ya! —espeta con un golpe sobre el escritorio—. No intentes justificar tu mal proceder. Lo único que tienes que hacer es pedirle disculpas a Camila. Y no solo por esto, sino por haber intentado matarla, empujándola desde el barco. Valentina siente que el piso se abre bajo sus pies. —¿Qué? —su voz es apenas un murmullo incrédulo—. ¿De verd

Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD