Cold Heart

Soy Allison Miller, tengo 20 años y estoy en la universidad estudiando diseño gráfico. Vivo sola en un departamento en Los Angeles y tengo un hermano de 25 años  llamado Charlie, quien ya tiene su pareja y una hija. Mi pequeña Kels. Ada Brown y Charles Miller, mis padres, viven en mi antigua casa a una hora de mi departamento. Tengo muy buena relación con ellos, siempre han sido muy comprensivos con sus hijos, amables y definitivamente buenas personas. Con respecto a lo sentimental, no tengo novio. Soy una de esas chicas a la cual no le interesa el amor y que cree que es una porquería. El noviazgo lo único que hace es quitarte dinero y momentos con los que podrías estar con tu familia o amigos. Soy una chica difícil y lo admito. Puedo ser muy cortante y fría, en algunos casos puedo ser un horrible grano en el trasero para muchos. Pero sin duda, con mis amigos y familia soy una mujer muy agradable. No me abro con cualquiera, trato de que todos me vean como una mujer fuerte y segura para que no piensen jugar conmigo o pasar sobre mí. Mierda, ¿qué hora es? Me desperté a las siete para no llegar tarde a la universidad pero esa introducción hizo que me retrasara igual. Después de darme un baño rápido y ponerme lo primero que encontré, bajé, me comí solo una manzana y salí disparada de mi casa.                                                                               Al llegar a la universidad, bufé aburrida y me puse totalmente seria. Así soy yo, Allison, cuando estoy en público. Aunque bueno, si estoy con mis amigos es distinto A lo lejos vi a mi extrovertida mejor amiga, Natasha. Ella me conoce hace mucho, sabe que yo no he sido así desde siempre. Antes me parecía  mucho a ella, pero ocurrió algo que me hizo cambiar. —Hola guapa —me besó la mejilla y se arregló un poco el cabello. —Hola —Nos toca Dibujo, vamos que llegamos tarde —dijo y entrelazó nuestras manos para comenzar a caminar. Entramos a la sala y nos sentamos donde siempre. —Buenos días alumnos, el día de hoy trabajarem...—la puerta fue abierta por un chico que claramente es nuevo ya que nunca lo había visto. Tiene el cuerpo grande y está absolutamente lleno de tatuajes. Su polera negra se le pega perfectamente al torso y sus pantalones del mismo color tienen una pequeña cadena plateada colgando. No niego que es atractivo, pero no se ve del todo interesante —Por fin llega un nuevo alumno —habló el profesor un poco emocionado—. Preséntese. —Me llamo Nicholas Thompson y tengo 21 años—se encogió de hombros sin saber qué más decir. Su voz es demasiado ronca y sensual —Pero que chico más sexy —me susurró Natasha al oído. —Tú encuentras  a todos los chicos sexys. —¡Pero es que todos lo son!—chilló haciendo que mi cuerpo diera un saltito. Parece que se emocionó demasiado con la llegada del nuevo. —Al parecer la señorita Natasha y su compañera Allison están muy emocionadas con su llegada, señor Thompson —habló el profesor mientras nos apuntaba para que Nicholas supiera de quien hablaba exactamente. —Ella, yo no —bufé indignada. —Vaya a sentarse al lado de Allison —el profesor le dio palmaditas en su hombro y Nicholas caminó hasta mi lado derecho, ya que era el puesto que lamentablemente estaba desocupado. —Es tu culpa —le susurré a Natasha molesta. —Bah, dime que no te gusta. —No, no me gusta —hice una mueca y me acomodé en mi puesto. —Bueno, a mí si—la miré con cara de pocos amigos mientras ella subía y bajaba las cejas. Esta chica está loca... —Hola —miré hacia al lado y el nuevo me miraba de una manera un poco extraña. —Hola —dije un poco cortante. No soy una chica que habla con hombres, a menos que sean mis dos amigos —¿Cuántos años tienes? —me preguntó con una voz tan ronca que hacía que mi piel se erizara, pero con una cara seria que al parecer lo caracterizaba. —Tengo veinte —lo miré por última vez y después me dispuse a prestarle atención al profesor. En toda la clase me sentí demasiado observada por Nicholas. Algo que era realmente incómodo. —¿Te puedo hacer una pregunta? Ya la clase había terminado, iba a salir de la sala pero escuche la voz de Nicholas. —¿Otra más? —puse los ojos en blanco y asentí. —¿Tienes novio? La pregunta me tomó bastante desprevenida, ¿qué mierda le importaba a él? Quizás sea bueno mentirle... —Sí, tengo novio. Chasqueó su lengua y asintió para después salir rápidamente de la sala. —¿Qué fue eso? —preguntó Natasha. —Ni idea. Salimos de la sala de clases y nos dirigimos al comedor para almorzar. En nuestra mesa se sentó Stephen y Francisco, los únicos chicos con los que he podido mantener una amistad. Siempre hemos pensado que Francisco y Natasha se gustan, pero son tan cabezotas que aún no lo admiten. Aunque bueno, es demasiado obvio, no hay que ser muy inteligente para darse cuenta de eso. —Hola—Stephen besó nuestras mejillas. —¿Vieron al chico nuevo? Da miedo —preguntó Francisco haciendo una mueca. —Como no verlo… —mi amiga murmuró y yo reí al ver lo que intentaba hacer. Le gustaba que se pusiera celoso. —Esper ¿te gustó? —Francisco frunció su ceño. —¿Y si fuera así qué? —Natasha se acercó peligrosamente a él. Juntaron sus labios y los fundieron en un apasionado beso. Haciendo que Stephen y yo nos miráramos incómodos. —¿Qué tal si vamos a dar una vuelta? —preguntó mi amigo y yo asentí de inmediato. Nos pusimos de pie riéndonos y fuimos al jardín trasero. —Y dime, ¿qué te pareció el chico nuevo? —pasó su brazo por mis hombros. —No niego que es guapo. Me habló pero no le di mucha importancia, de hecho, me preguntó  si tengo novio —lo miré con el entrecejo fruncido—. No sé, es raro. —Supongo que le dijiste la verdad. Estás completamente soltera—alzó una ceja y me miró expectante —Supones mal. —¿Tienes novio y no me habías contado? ¿Y qué paso con eso de que el amor es una porquería? —me preguntó confundido. Por Dios, este chico no se entera de nada —Le mentí Stephen, tú sabes que aún pienso eso del amor. —Hablando del rey de Roma…—rió Stephen con su mirada hacia enfrente. Nicholas estaba apoyado en la pared con los brazos cruzados mientras nos miraba serio. —Sígueme —le susurré a Stephen antes de besarlo. Al principio no me lo correspondió, así que le pellizque el brazo para que lo hiciera. Nos separamos y volví a mirar hacia donde estaba Nicholas hace unos segundos. Sin embargo ya no se encontraba ahí. —Me debes una. —¿Tan mal beso? —puse una mano en mi pecho haciéndome la ofendida. —No besas tan mal —respondió con burla. Golpeé su hombro y seguimos caminando .