Capítulo 4

837 Words
Creo que ya es momento de hacerme cargo de él. Se llama Shane, tiene tres años y es un hermoso niño rubiecito. No vive conmigo, vive en la casa de mis padres, pero era solo hasta que yo me sintiera preparada. Cuando quedé embarazada, aún estaba en el colegio, y lo tuve, claro que lo tuve, pero mis padres me dieron la opción de que ellos podían cuidarlo  hasta que yo me sintiera lo más segura de mi misma para hacerme cargo del pequeño.  Cuidar a un hijo es una gran responsabilidad, y claramente yo no estaba preparada en ese momento para hacerlo. Shane sabe que yo soy su mamá. Voy a verlo tres veces a la semana. Por mi iría más, pero la universidad no me da más tiempo. Ahora mi idea es llevarlo al jardín,  entonces, cuando tenga que ir a la universidad lo paso a dejar y después lo voy a buscar cuando terminen mis clases. Suena fácil, espero que así sea. Pero de todas formas, mi familia me dijo  que si algún día me complicaba ir a buscarlo ellos irían. Mi hermano cuando supo que estaba embarazada no se enojó, pero se sintió demasiado mal por el bebé. Después de todo, yo jamás le dije a Thomas que estaba embarazada, uno, porque arrancó después de decirme toda la verdad, y dos, de todas formas no le hubiese dicho si no se hubiera ido. Para él solo fui un juego, claramente no se iba a hacer cargo  de Shane, y yo tampoco quería que él estuviera cerca de mi hijo. Llegué a la casa  de mis padres y vi a Shane  jugando con Kels, mi sobrina. Al verme estiró sus bracitos tiernamente para que lo cargara, así que fui donde él y lo tomé en brazos. —Hola, bebé —besé su mejilla y después la de Kels. Caminé hacia el comedor y saludé a mi familia. —¡Hola! —abracé a Luci, la novia de mi hermano. Siempre hemos tenido muy buena relación. Ella me ayudó demasiado con mi embarazo, ya que en ese momento Kels tenía un año, entonces Luci tenía experiencia. Al menos un poco. —Hola Allison, te ves preciosa. Nos sentamos todos en la mesa. Puse a Shane en mi regazo y acaricié su espalda. Seguramente  se preguntaran como alimentaba a Shane. Bueno, tenía que sacarme leche y mandársela. Eso hice hasta que cumplió dos años y medios. —¿Estás segura de que quieres  hacer esto? A nosotros no nos molesta que esté acá —mi mamá miró tiernamente a Shane mientras jugaba con sus manitos. —Sí, estoy segura —le sonreí intentando tranquilizarla —Sé que Allison  lo cuidara muy bien, además, Shane la necesita ver más —dijo Luci y mamá asintió con una mirada triste. (…) —Ahora vivirás acá conmigo, mi amor —susurré mientras le acariciaba la frentecita. Lo dejé en el suelo con sus juguetes y fui a ordenar. Él iba a dormir en mi cama, así que quedan dos cuartos desocupados, uno lo convertiré en una sala de juegos para él, y cuando ya sea el momento de que duerma solo, ocupo la habitación restante. Puse una alfombra de esponja con colores en la habitación y empecé decorarla con animales. Al terminar, salí de la habitación y vi a Shane mirando los monitos animados con impresión.  Se veía tan tierno. —¡Oh por dios! Es impresionante —me acerqué a él y lo cargué. —Mamá, quiero agua —murmuró y yo besé su mejilla Fui a la cocina y le serví agua en un vaso de plástico. El timbre de la puerta sonó, esperé a que mi bebé tomara agua y después dejé el vaso en la mesa. —¿Quién es el bebé más hermoso? —lo fui a dejar nuevamente con sus juguetes y me dirigí a la puerta. Al abrir la puerta, vi a Nicholas con golpes y apunto de desmayarse. —¿Qué te pasó? —abrí más la puerta como una señal de que entrara, cosa que hizo al instante. —Una pela en un bar —habló con dificultad. —Espera —fui al baño para buscar el botiquín de donde sacaría las cosas para curar sus heridas. ¿Por qué tengo que hacer esto yo? Él no es mi responsabilidad... Volví hacia él y bufé. Saqué las cosas del botiquín y empecé a desinfectarle las heridas. —¿Por qué viniste  para acá? —pregunté. —Me quedaba más cerca —se encogió de hombros. —Mamá, mama —un Shane adormilado vino hacia mí. Lo tomé en brazos y lo acurruqué en mi pecho. —¿Tienes sueño? —le pregunté y él asintió.  Acaricié su frente logrando que sus ojitos se fueran cerrando lentamente. Una risita tierna se escapó de mi boca al ver que se había quedado dormido en tan solo unos minutos. —Es... ¿es tu hijo? —Nicholas preguntó atónito. —Sí, su nombre es Shane. —¿Y su padre? —una pizca de decepción se veía en sus ojos.  Creo que es producto de mi imaginación... —No tiene —me paré del sofá y me dirigí hacia mi habitación para dejarlo ahí. Lo tapé bien con las mantas y dejé un beso en su mejilla. —Dulces sueños, bebé. Cuando volví al living, Nicholas mantenía su mirada en la pared. Estaba en otro mundo. Tenía los puños apretados y la mandíbula tensa. —¿Qué te pasa? —pregunté de brazos cruzados frente a él. Levantó su mirada y se paró del sofá. —Gracias por tu ayuda —besó mi mejilla y se dirigió a la puerta. Que extraño es...
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