Las horas que pasaba contigo las dedicaba a leerte poemas, novelas… todas con un final feliz, como el que sabía que íbamos a tener nosotros. Llevaba también mi ipod, y ocasionalmente te colocaba uno de los audífonos a ti, y el otro a mí, y mientras te llenaba de caricias y besos llenos de esperanza te cantaba, canciones de amor. Canciones de amor llenas de sueños y esperanzas, de caricias y besos… Estaba seguro de que me escuchabas. Leí por ahí que muchas veces los médicos niegan eso pero que en realidad sucede. Y si no era cierto, no me importaba, prefería pensar que así era, me hacía más feliz y me ayudaba a seguir viviendo con mi nueva realidad. Calvin Muchas veces entré a la habitación y lo sorprendí cantándole o leyéndole cuentos. Llenándola de caricias y besos a pesar de