No estabas nervioso, todo se sucedía como en las últimas horas entre nosotros. De pronto llegó mi papá, Malcom y algunos directivos del Colegio de Abogados. Todos estaban nerviosos por lo que se vendría. Todos, excepto nosotros que teníamos ese juego de miradas, sonrisas y besos, cuando se podía, que nos hacía evadirnos del mundo. Las enfermeras entraron a aplicarte el primer sedante para la operación y tú pediste que se fueran… Antoine – Ven… (Me acerqué y tomaste mi mano)… ¿estarás aquí cuando salga? (acariciando mi rostro, a lo que yo respondí con un beso en una de tus manos y cerrando mis ojos para disfrutar de ese momento...). Brii – Estaré cuando salgas... (Acariciando tu rostro)… y cada vez que me necesites… (Besando tus labios). Sonreíste, me besaste, y te ayudé a recostarte po