Brii – Eh… no se, yo… vemos como puedes arreglarte, quizás con sentarte en el baño pues tu solo… (Mientras buscabas en el armario los utensilios de baño). Antoine – Ven… Nuevamente te señalé mi cama y cuando llegaste con mi cepillo de dientes en la mano no pude parar de reír… Brii – ¿Qué pasa? Antoine – Nada, ¿qué haces con mi cepillo de dientes? Brii – Estaba en tu bolso, ¡lo trajo Adrién ayer! Antoine – Ahh... Y antes de que pudiera decir algo más, apareció de nuevo don molestia, digo… don Martín, con la silla de ruedas y tras las bromas pertinentes, me ayudó a bajarme de la cama y sentarme en la silla, lo que se le dificultó porque en lugar de mirar el elemento que me trasladaría al baño, tenía mis ojos fijos en tus movimientos. Martín – Bueno… (Dijo guiñándome el ojo